Drop the game. [Larry Stylinson] [AU]

twenty two.

                                                               Louis despierta al no sentir el cuerpo cálido de Harry junto a él, la cama ya fría en el lado donde Harry suele dormir.

Parpadea repetidas veces hasta que enfoca su vista por completo en la habitación a oscuras, observa el reloj digital que está en la pieza de Harry, ahí en la pared, marcando las 4 de la madrugada y frunce el ceño, confuso. Se sienta en la cama, tratando de desperezarse, tratando de sacarse la flojera de encima al darse cuenta de que no podrá volver a dormir sin Harry a su lado. Mira hacia todas partes en busca de alguna señal que le indique dónde puede estar. La puerta del baño está abierta, la luz apagada, por lo que no debe estar ahí.

Soltando un suspiro cansado, se levanta de la cama, pasándose la mano por el cabello desordenado. Busca sus pantalones de chándal, que aún sigue en el suelo, y se los coloca junto con sus zapatillas y un abrigo; toma las llaves de la habitación de Harry y va en su búsqueda. Si no está ahí, a su lado, es porque algo debe estarle pasando, Harry no es de los que se levanta en medio de la noche sin ninguna razón aparente. La última vez que lo hizo, había soñado con su padre por primera vez en mucho tiempo.

Además, si no está con él, no volverá a dormir: se le ha hecho una costumbre dormir con Harry en los pocos meses que lleva con él. Se acostumbró a sentir los latidos de su corazón bajo la palma de su mano y su respiración tranquila, que le ayuda a conciliar el sueño, que a veces se cuela entre los pelos de su nuca y le hace cosquillas.

Camina hacia el gran comedor, pensando que quizá le dio hambre o quiso algún té para calmarse y esté ahí. Pero no, Harry no se ve por ningún lado, las luces están apagadas excepto en la cocina, donde los chicos deben estar haciendo el turno de noche, Louis puede escuchar sus risas hacer eco en el comedor vacío y sonríe ligeramente, recordando el tiempo cuando solía trabajar ahí.

Sale del comedor, bostezando en el camino, dirigiéndose a alguna otra habitación en donde pueda estar Harry. Revisa por casi diez minutos varias piezas de la base militar, paseándose por los pasillos tenuemente iluminados, cruzándose con un par de guardias de vez en cuando, que lo saludan asintiendo de cabeza y siguen su camino.

Se pasea por fuera del hospital sin encontrar nada; luego, fuera del laboratorio donde Liam trabaja, en caso de que esté con él. Ni Harry ni Liam se encuentran en el lugar, cosa extraña porque Zayn siempre tiene que rogarle a Liam que se vaya a dormir con él. Vaga por los pasillos donde las paredes tienen dibujos de niños y jóvenes que han querido retratar sus vivencias, pero tampoco se encuentra ahí.

Está a punto de darse por vencido e irse a dormir y hablar con él en la mañana, en el momento oportuno, cuando las cosas estén más calmadas entre ellos y en la base; sin embargo, antes de retirarse por completo se le ocurre revisar en el último lugar donde podría estar: el gimnasio. Camina un poco más rápido esta vez, un tanto ansioso por querer encontrarlo y saber qué fue exactamente lo que le afectó como para mantenerlo despierto a estas horas de la noche. Entonces, en el momento en el que llega al gimnasio, acercándose a la puerta un poco abierta donde la luz fluorescente está encendida e ilumina ligeramente el pasillo, Louis encuentra a Harry golpeando un saco de boxeo.

Louis abre la puerta ligeramente, tratando de evitar hacer algún tipo de ruido fuerte para no espantar a Harry, y se apoya en el marco, con los brazos cruzados sobre su pecho. Observa a Harry, quien se ve totalmente concentrado en lo que está haciendo, golpeando el saco de boxeo con la precisión de una persona que ha pasado toda su vida haciendo esto, la precisión que sólo un profesional podría tener y Louis siente el orgullo llenar su pecho al darse cuenta de que él le enseñó todo lo que sabe ahora, todos aquellos movimientos fluidos que Harry realiza con gracia y destreza.