Capitulo 58

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Maratón 3/7

Nos miramos los dos y tan solo con aquel gesto comprendimos que era momento de vivir viejos tiempos.
Sonreí y ahogué un grito de emoción cuando desprevenidamente me tomó en sus brazos y comenzó a caminar conmigo hacia nuestra habitación. "Y pensar que así fue la primera vez que nos vimos" pensé.

- No cierres la puerta. - pedí en un susurro y él acepto sin decir nada al contrario. - Solo para estar atentos.

Me dejó en el borde de la cama y yo rápidamente me puse de rodillas sobre el colchón. Insaciable y sin paciencia rodeé con mis manos su rostro y estampé mis labios en los suyos, iniciando un intenso beso que hizo que poco a poco los dos nos desquitaramos de nuestras ropas. Él con mi ayuda, yo con la suya.
Mis dedos temblaban mientras tocaban la hebilla de su cinturón. Estaba realmente muy nerviosa y sentía que la respiración se me entrecortaba cuanto más presión él me ponía con su mirada. Al igual de impaciente que yo, terminó él desabrochandose su propio cinto y antes de quitarse el pantalón, de allí sacó varios paquetes pequeños metálicos. Los dos sabíamos a la perfección de que se trataban, aunque meses atrás no lo tuvimos en cuenta.

- Rick no los va a necesitar por un largo tiempo. - me dice ronco. Yo río, negando con mí cabeza.

Mí boca se traslada hacia su cuello y muerdo de él apenas, besando cada parte de su piel sensualmente. Mí lengua recorre cada tramo de su pecho, su abdomen, y su ombligo. Doy pequeños besos allí y disfruto del temblor que su vientre tiene al sentir mí tacto. Su erección pide a gritos que la libere de su ropa interior, así que sin más preámbulos, accedo.
Había olvidado lo grande que era, y mí temor ahora aumentaba a gran escala. ¿Y si duele? No se cual es la sensación luego de tener un hijo, si sigue siendo igual o cambia en algo. Parecía como si fuese mí primera vez, lo cual si lo era, era mí primera vez posparto, pero... Creo que ni así estuve en mi primer encuentro sexual con Daryl Dixon.

- ¿Que pasa? - pregunta él con su respiración agitada. Yo lo miro tímida, parpadeando levemente. - Melody.

- Solo... Quiero ir despacio. - le digo en un susurro. Él toma mi mentón con su dedo índice y me besa delicadamente, sintiendo cada centímetro que mí piel sensible tiene.

Sus manos acarician de arriba abajo mí espalda, plasmandose en mi trasero y de a poco bajando mi ropa interior que se queda en el suelo, junto a todo lo demás que ya nos habíamos encargado de quitar.
Besa mis senos por sobre la tela de mí sostén. Aún lo tenía puesto solo porque me daba vergüenza liberarlos al yo amamantar, y Daryl al parecer entendía mí intención. Su lengua hizo movimientos circulares en mi ombligo y yo me estremecí cuando sentí su saliva caliente transportandome al mundo que solo nosotros dos habitamos. Sus manos se hunden en mis hombros, obligandome a recostar, lo cual hago en el centro de la cama. El ballestero toma mis tobillos y los sube hacia arriba, ordenando a mis piernas a ser flexionadas. Su rasposa barba pasa por mis muslos, intercalandose uno de otro, haciéndome cosquillas y a su vez produciendo una descarga eléctrica en mi sur. Mierda, cuanto lo extrañé.

- Oh, Daryl. - gemí cuando empezó a mover su lengua sobre mí sexo, haciéndome un perfecto sexo oral. Sus manos tomaron las mías y con fuerza los dos entrelazamos nuestros dedos, aguantando la tension que nuestros cuerpos tenían sobre ellas. - Por favor. - suplico arqueando mí espalda, subiendo mí pelvis hacia arriba.

Un gruñido se pierde por su garganta y él succiona más de mí entrepierna, como si aquello fuese su dulce favorito que no se cansaría nunca de chupar. Me mira oscuramente con atrevimiento, disfrutando de ver cómo gimo con placer, como mí cuerpo poco a poco se desintegra bajo su boca que era una experta en iluminar aquel sexto sentido que yo tenía.
Por más que su boca era experta, al parecer para él eso no era suficiente. Pues me besa y sus dedos hacen magia como tiempo antes también lo hacían, su pulgar me roza el clítoris, mientras que el índice se introduce de lleno dentro de mí con una lentitud exquisitamente excitante. Siento que un fuego me consume el vientre y desciende hasta mí entrepierna, ardiendo allí como nunca antes, ¿estoy loca o esto es mil veces mejor que antes de haber tenido un hijo? La sensación era rara pero excitante a su vez. Su dedo índice se mueve con frecuencia, entrando y saliendo, mientras que él sigue lamiendo en mi clitoris. Con mi mano tiro de su cabello gimiendo y escucho como él también lo hace.

Siendo tu reflejo, Dixon © (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora