Mi más grande sueño se volvió realidad, conocí a Alan Rickman pero hay un problema, a pesar de la creencia popular él no es para nada amable, al menos no conmigo, ni siquiera me dirige la palabra. Haré lo imposible con tal que me hable.
-Amor tranquila, no somos los únicos padres que se tardaron de más en su primera visita al ginecólogo.- Trató de tranquilizarme.
-Aun asi, ¿que clase de padres seremos si no le damos la prioridad que se merece el bebé?- Hice un puchero.
-Te ves tan hermosa cuando te preocupas mi vida.-
-Alan...
-En serio amor, no es el fin del mundo.-
Buenos días, ¿ustedes son los señores Rickman?- Preguntó la enfermera.
-En realidad no estamos...- Comencé a decir.
-Somos nosotros.- Respondió gustoso Alan.
-Pasen por favor, la doctora les espera adentro.-
(...)
-¿Cómo esta mi bebé doctora?-
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-Querrá decir bebés señora, tiene un par de gemelos creciendo sanos dentro de usted.-
-¿Cómo?- Dijimos al mismo tiempo.
-Gemelos, tiene tres meses de gestación y van creciendo satisfactoriamente, felicidades a los dos.-
A duras penas lograba divisar a mis bebés en el ultrasonido ya que las lagrimas nublaban mi visión, solo podía sentir la cálida mano de Alan en mi mejilla sollozando ligeramente.
-Gemelos.- Sonreía maravillada.
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