- Ya sé que estuve mal, Tara. Lo sé perfectamente. Pero creo que es tiempo de superar aquello.

- Te arriesgaste con personas que tranquilamente pudieron acabar contigo, Melody. ¿No te pusiste a pensar en lo que habrá pasado por la cabeza de Daryl? ¿Todo lo que sufrió en el puto santuario aquel?

Mierda.

¿Por qué duele?

Las palabras de mi amiga y compañera me hacían abrir los ojos. ¿Como no pensé en aquello? Es obvio que Daryl se puso así por una única razón, y es simplemente que ya sufrió demasiado, no podría soportar vivir otra cosa así, y yo estaba siendo una ignorante sin pensar en él. Mierda. Ahora sí lo entendia todo.

- Duele escuchar la verdad. - le digo en un hilo de voz a Tara. Ella me regala una triste sonrisa. - Pero no sé qué hacer. De todas formas, él no me habla.

- Sabes cómo sobrellevar a ese cabrón, Melody.

- Tara, ¿lo ves aquí? - digo quedandome quieta en mi lugar, extendiendo mis brazos. - ¿Lo ves por alguna parte? Claro que no. ¿Por que? Porque se va todo el puto día a Hilltop o el Reino y ni se le ocurre aparecer hasta la medianoche.

- Entonces hoy sea la hora que sea lo esperas y como personas civilizadas hablan. No lo son, creo que pretendo mucho de los dos, pero al menos intentenlo.

Ella sonríe ante su propio comentario y yo la fulmino con mi mirada, aunque me enfado conmigo misma porque sé que tiene razón.

**

- ¿Podemos hablar? - pregunto timorata a Michonne dentro de su casa. Ella se encuentra limpiando su preciada katana, sin enfocar sus ojos en mi, pero asiente con su cabeza. - Vine a pedir perdón.

- ¿Perdón de que? - pregunta con indiferencia.

- Michonne, no hagas las cosas complicadas.

- Melody, no hago las cosas complicadas. - suspira cansada y deja a un lado su filosa arma. Mis manos sudan y juegan entre si, nerviosas. - Fue un hecho suicida lo que intentaste hacer en la celda, además que también antes te dignaste por viajar al santuario y pedir su bate. Todos tenemos odio hacia él, no te creas que no. Pero deberías dejar de estar pendiente de él y vivir el presente. Tienes una hija, Melody. Tienes que pensar en ella al menos.

- Ya lo sé. Sé que si sigo así, a éste paso, lo único que lograré será terminar con un final bastante malo, y no solo para mí. Es por eso que estoy pidiendo perdón. Porque me dí cuenta de que las cosas que hice fueron de una Melody inmadura que ya quedó en el pasado. Y que no volverá a pasar nunca más.

Me regaló una sonrisa cálida que aflojó todo mí cuerpo, quitándome los nervios. Estaba realmente con un peso menos encima. Me sentía al menos bien con ella, y era de gran importancia, porque ocupaba aquel lugar de madre que se ausentó en mi vida desde los cinco años.
Sin permiso la abracé, ella me aferro a sus fuertes brazos de inmediato y las dos reimos al instante. Diablos, había echado de menos a esta Michonne. Muy de menos.

- Entonces... ¿Estamos bien? - le pregunto y ella asiente, separándose de nuestro abrazo.

- Arriba está Rick. - me dice cambiando su semblante rápidamente, poniéndose sería. Yo trago gruesamente.

- Yo... No creo ahora poder.

- Pudiste conmigo.

- Es diferente el problema que tengo con él y lo sabes. - el tan solo hecho de recordar el momento en el que levantó su mano pero Ezekiel lo detuvo me pone los pelos de punta.

- Te echa de menos, Melody.

Y yo también a él. Claro que lo echaba de menos, muchísimo. Rick era una de las personas más importantes en esta vida. Era mí amigo, mí líder, mí padre. Era todo. Y extrañaba reírme junto a él, discutir también, incluso el tan solo hecho de mirarnos. Lo extrañaba, pero no estaba segura de si poder hacerlo o no.
Michonne nota mí mirada y con una pequeña sonrisa tira de mí brazo, obligándome a ponerme de pie de su sofá, llevándome por las escaleras. Respiro profundamente en cada escalón que piso y por dentro pienso en el discurso que le daré. ¿Y si en realidad es él quien está enojado conmigo? Fui una mierda con todas las cosas que le dije, y si ahora optaba por darme una buena bofetada, simplemente la aceptaría, porque me lo merezco.
Omito que algún sonido tierno salga de mí garganta, pero la escena es tan bonita que realmente me conmueve y llega a tocar lo más profundo de mí corazón. Se encuentra sentado frente a la ventana de la habitación de su pequeña con ella sobre su regazo ya dormida, mientras le leía un libro infantil, sin percatarse que la menor de los Grimes ya había llegado a su tope. Michonne sonrió ante eso y carraspeó a propósito, llamando su atención, haciendo que él sonría nervioso y al verme, toda la expresión se le borre al instante. Si, yo también estoy igual que tú, Rick.

Siendo tu reflejo, Dixon © (TERMINADA)Where stories live. Discover now