Capítulo 11

44 5 0
                                    

Desde ese día Claire andaba espirituada. Pocas veces me hablaba y lo entendía; la llevé a la mansión y no pude probar nada de lo que había dicho.

Habían pasado tres días y no había ido a ver a Joshua.

Estaba muy confundida, ¿Por qué no pude pasar a travez del espejo?

Estaba asustada tambien, ¿Y si ya no podía ver a Joshua nunca más? Quedaría destrozada.

Debía salir de toda duda. No podía quedar con esa incognita de saber si podía volver o no.

Cuando mi alarma hubo sonado, me levanté como de costumbre y bajé a desayunar. Mi abuela estaba feliz, riendo junto con León quien hacía una de sus tantas gracias.

Salí de la casa pero me desvié del camino; no iría al colegio.

Iba metida en mi mundo y no me di cuenta cuando ya me encontraba en la habitación de Joshua.

Ahí estaba yo, de pie frente al espejo. Mi cuerpo temblaba como si estuviera en una enorme tempestad de invierno a millones de grados bajo cero.

¿Y sí ya no podía pasar?

Con mi mano temblando y con todas las sensaciones desesperadas y asustadas dentro de mi cuerpo, cerré mis ojos y caminé.

La palabra "sorpresa" quedó chica al encontrarme en la habitación de Joshua Holland. Y mi alegría paso por todo mi sistema llegando a mi cara y formando una enorme sonrisa.

Allí un bultito dormía acompasadamente en la cama. Era de noche y la luz de la luna se adentraba por la ventana dándole directamente en esa carita de angel.

Brillaba, ¡Lo juro!

Era imposible que alguien pudiera ser tan perfecto como él.

Me acerqué lentamente sin poder creerlo.

Ojala no sea un sueño.

Dirigí mi mano tocando lentamente con la yema de los dedos su rostro. Joshua hizo una pequeña mueca.

¡Era real! ¡Joshua estaba ahí!

Acaricié su cabello lentamente con mis manos. Él suspiró profundamente y luego hizo una mueca; sus ojos se abrieron lentamente y brillaron por la luz de la luna. Sus ojos parecían dos gemas que costarían millones en nuestro mundo.

Me miró y en menos de tres segundos se acercó abrazandome. Su respiración quedo justo en mi cuello erizandome la piel.

Mi cuerpo cosquilleó como nunca antes; se sentía muy bien.

-Pensé que me abandonarías-Sus palabras me dieron como mis flechas que atravesaron mi corazón con una potencía enorme.

-Nunca te dejaría, Joshua.-Mis palabras fueron las más sinceras. Sentí como suspiró aun en mi cuello.

Se separó de mí y acarició mi mejilla. Cerré mis ojos sintiendo su tacto. Mi estomago estaba revuelto de la emoción. Sonreí y abrí mis ojos encontrandome con sus esmeraldas. Esa noche tenían un brillo especial.

Me hizo un espacio a su lado y yo me recosté.

-¿Ahora no te molesta que duerma contigo?-Pregunté risuena.

-Bueno, no hay nadie en esta mansión que pueda decirme algo-Yo reí ante su ocurrencia.
Me apoyé en su pecho sintiendo los latidos de su corazón.  Su aroma pentraba por mis fosas nasales como una droga que quería solo para mí.

-¿Por qué tardaste tanto?-Me preguntó. Dudé si contarle lo que había pasado pero al final me di cuenta que debía decirle las cosas; no tenía nada que perder.

ParaleloWhere stories live. Discover now