Capítulo 5

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Me encontraba mirando la ventana de la habitación del chico.

Aún no sabía como salir de allí. No sabía cuantos días habían pasado, simplemente perdí la cuenta. Era complicado tratar de controlar al chico Holland cada vez que aparecía una sombra. A veces solamente una aparecia, y otras eran muchas que rondaban la casa.

Holland les tenía un terror inmenso y no podía controlarse.

Él decía que eran fantasmas que lo unico que hacían era torturarlo desde que despertó allí.

Durante esos días pudimos conocernos mejor. Más bien, él a mí ya que no recordaba nada.

Debo admitir que no sentía aburrimiento o cualquier sentimiento similar cuando me encontraba a su lado. Era un chico muy divertido, ademas sentía como si ya lo conociera desde antes. No sabía como pero sentía que era especial.

Ya se nos había hecho rutina salir todos los atardeceres a los patios de la mansión. Era enorme, tanto que tenía un pequeño lago en la parte trasera, acompañado de una gran cantidad de arboles frutales y pinos. 

¿Quién rayos tenía pinos en su casa?

 Gracias a las frutas de los arboles había sobrevivido allí. Le dí de probar a Holland, pero no le encontraba la gracia, decia no sentir nada. Era muy extraño este chico.

El sol comenzaba a esconderse mientras nosotros conversabamos animadamente a un lado del lago.

-A veces me pregunto por que solamente estoy yo aquí...-Susurró. Y yo igual me lo preguntaba, ¿Como había llegado Holland ahí?

-Algún día lo averiguaremos...- le dije tratando de calmarlo. Él apoyo su cabeza en mi hombro sin despegar su vista del bello atardecer.

-Alison...-dijo lentamente.

-¿hmm?- no hacía nada de frío, se escuchaba el sonido de algunos pajarillos al cantar. Al menos no eramos los unicos seres vivientes allí.

-No me abandonaras nunca, ¿verdad?-sus palabras llegaron directo a mi mente y a mi pecho. Era obvio que no quería abandonarlo, pero de todas maneras necesitaba volver.

Quería saber que pasaba. Cómo estaba mi abuela, quizas haya pensado lo peor. Necesitaba averiguar más sobre Holland. Quién era. Qué había pasado. Dónde estaba su familia.

-Nunca te dejaré, Holland.- Independiente de todo me esforzaría por estar para él. Sentía que era como un deber. Yo era la que lo había encontrado, y supongo que era por algo.

Posé mi mano en su cara y la acaricié lentamente. Su piel era suave, como de porcelana. ¿De dónde había salido un chico tan perfecto?

-Tus manos son muy cálidas.-Me dijo Holland sonriéndo.

Yo sonreí de vuelta.

-¿Sabes que eres como un pequeño niño?- Le dije en tono de burla.

-¿Niño?-Él rió.-¿Me acabas de llamar niño?

Holland se separó de mi y me miró penetrantemente. Se notaba la malicia en sus ojos.

¡Oh, no!

Sentí como puso sus manos en mi panza haciendome cosquillas.

-¡No! ¡Dejame!-Gritaba yo sin parar de reir. Sentía como las lagrimas caian por mis ojos.

-¡Retira lo dicho!-Exigió aun sin dejar las cosquillas. Mi panza dolía de tanta risa. Debía rendirme.

-¡Ya! ¡Ya, retiro lo dicho!-Dije rápidamente- Eres todo un macho rudo.- Él se detuvo con suficiencia y sonrió asintiendo.

-¡Así me gusta!-Levantó su rostro con aires superiores, haciendose el chico más cool.

-Maldito niño...-Susurré y logré mi cometido; que él me escuchara. Él levantó su ceja mirándome. Ahora sí su cara se transformó maliciosamente.

-Con que así andamos, Alison.- Me encantaba provocarlo. Eran entretenidos esos juegos y siempre él tenía otra venganza preparada para mí, claro que todas terminaban en risas.

Su mirada era desafiante, pero yo mantuve alta la mía. No me ganaría en un juego de miradas. Aunque sus ojos verdes demostraban una determinación increíble.

-No creas que me ganarás, Holland- Dije mis palabras retadoramente.

-Tú te lo buscaste, Black.-Dijo con el mismo tono de voz. No se cómo lo hizo, pero en menos de cinco segundos me tenía alzada entre sus brazos.

-¡¿Qué haces?! ¡Bájame, idiota!- Grité moviendome como una loca.

-Ohh, lo hubieras pensado antes, Black.-Me dijo riéndo.

Iba caminando conmigo en brazos. ¿De dónde rayos sacaba tanta fuerza este maldito debilucho? Miré hacía donde ibamos.

¡Oh, no!

-¡No te atrevas Holland! ¡Juro que te mato!- Él simplemente rió con maldad.

Cuándo estuvimos cerca del lago el muy infeliz me soltó. Me sumergí en el agua sintiendo cómo el aire se me iba por unos segundos, hasta que salí a la superficie y al fin pude respirar.

Allí escuchaba la risa exagerada de Holland.

-¡Me las pagarás!-Su cara de confusión fue épica, pero duró muy poco ya que lo agarré del brazo y lo sumergí en las aguas del lago. Él salió a los segundos mirándome con odio.

-Esto... es... guerra.-Dijo agitadamente antes de comenzar a lanzarme agua. Yo no me quedé atras y comencé a lanzar agua de igual forma.

Ambos reiamos como desquiciados jugando cual niño pequeño.

El cielo ya se estaba poniendo algo oscuro, el sol se había ocultado ya y nosotros seguiamos jugando en el lago. Observaba la risa de Holland. Era muy bella, escucharla era música para mis oídos. Mi corazón se sentía extraño al verlo. Una electricidad extraña surgía en mi cada vez que lo veía reir.

Este chico me provocaba felicidad.

Cuando el cielo estaba ya oscuro, decidimos cambiarnos. Holland me prestó algo de su ropa ya que yo no tenía nada allí. Despues de comer unas cuantas frutas, salimos al patio a mirar las estrellas. Apagamos todas las luces de la casa, para que pudiera notarse más su belleza. No hacía nada de frío y estaba todo relativamente normal. Se escuchaba el canto de algunos grillos que hacían el ambiente más ameno.

-Me encanta mirar el cielo nocturno.- Le dije, sentí como el sonrió.

-A mí tambien me gusta. Pero sin duda es mejor hacerlo acompañado.-Sentí el dolor de sus palabras. Si el sufría yo igual lo hacía.

-Bueno, ahora los verás conmigo.- Le dije, sentí como él se volteó a mi dirección.

-No se que hubiera sido de mi si no hubieras llegado, Alison.- Me dijo. Era sincero, su mirada lo demostraba. Me sentí muy bien ante sus palabras. Simplemente sonreí. No quería dejar de verlo. Su rostro me traía paz. Quería estar así por largo rato.

-La verdad yo tampoco se que hubiera sido de mí- Me sinceré.- En mi pueblo no es todo muy divertido y aquí... siento que no tengo preocupaciones.- Él soltó una fuerte carcajada y yo me sentí ofendida. Él lo notó.

-No. No me estoy burlando de tí. Es que de verdad aquí no tienes preocupaciones.- Me dijo. Yo lo miré con una ceja alzada. -Vamos, no te enojes.- Hizo un puchero al cual no me pude resistir.

-Está bien. Te perdono.- Le dije. Ambos reimos cuando se quedo mirandome fijamente.

-¿Sabes, Alison?- me preguntó-Siento que... te conosco. Desde hace mucho tiempo.

Me encontré con su mirada, mi corazón latió con fuerza. Yo igual había tenido esa sensación anteriormente, y la verdad no tenía idea de que era lo que sucedía. Lo unico que sabía era que cada vez me sentía más feliz a su lado. 

Raras coincidencias de la vida. ¿Quién diría que me encontraría con él en una casa totalmente abandonada?

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