29: Una cita, un libro y un novio.

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Estaba algo nerviosa, sobre todo porque Liam me había pedido que lo esperara en el frente de la casa a una hora exacta. También se había contactado con Cole para que me ayudara con algo que jamás me enteré porque mi amigo jamás abrió su boca. Tenía un traidor en vez de un amigo y estaba siendo difícil de asimilar. Al parecer, el chico Bloom quería darme una sorpresa y había solicitado de los servicios de Cole para que no me enterara de lo que se trataba.

La impaciencia comenzaba a llegarme al tope justo cuando el auto de Liam se acercó al cordón de la calle.

— ¿Lista, Clare? —Su sonrisa estaba instalada, irradiando seguridad y alegría.

Dios, quería besarlo.

Aunque eso no era algo nuevo. Llevábamos tres semanas dando paseos por la playa que sólo consistían en quedarnos sentados, hablando, besándonos, riendo del otro cuando quedaba medio atontado por alguna ocurrencia que podíamos llegar a tener. Varias veces, en alguna conversación que teníamos cuando toda la familia cenaba junta, era palpable la complicidad que compartíamos, demasiado para un par de personas que, se suponía, debían relacionarse fraternalmente.

—Llegaste justo a tiempo —Dije mientras me subía al lugar del copiloto—. Un minuto más tarde y mi buen humor se hubiese esfumado.

—La impaciencia, querida Clare, jamás será una buena amiga —Liam se acercó y me besó en los labios antes de que pudiera ponerme en cinturón de seguridad—. Sobre todo si sales con alguien como yo.

— ¿Y a qué te refieres con eso? —Pregunté algo divertida. El realmente estaba animado con lo que fuese que había planeado.

—Me gusta tomarme mis tiempos con ciertas cosas, más si se trata de algo especial para alguien especial —Liam se encogió de hombros para restarle importancia a lo que estaba diciendo, sin embargo, no me pasarían desapercibidas sus palabras. Él lo hace por las personas que le importan. Mi corazón se aceleró un poco al caer en cuenta de que yo realmente le importaba—. Ahora, sin preguntas, te llevaré a un lugar.

—Eso es cortar mi libertad de expresión, Bloom —Me crucé de brazos, un poco molesta por no poder indagar—. Es injusto no poder hacer preguntas.

—Pues, mi auto, mis reglas —Liam se rió mientras ponía en marcha el auto—. Cuando estemos en tu pequeño escarabajo te impondrás como quieras.

—Ni en ese lugar puedo dominar —Suspiré, rindiéndome y hundiéndome en el asiento—. Bree es el reinado de Cole, jamás digas lo contrario en su presencia.

—Pobrecita, Clare. —Aunque Liam se reía mientras lo decía. Yo estaba riendo, también. Cole siempre será el rey del lugar al que llegue, sin el consentimiento de nadie.



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Liam nos había conducido al centro de la ciudad, bastante lejos de nuestro tranquilo barrio de zona residencial. Podía verse toda la gente yendo y viniendo de un lado para el otro, riendo y disfrutando de su día con amigos o regresando del trabajo mientras el sol amagaba con esconderse. Sinceramente, no tenía idea de la hora que eran y tampoco me parecía relevante. Pasar tiempo con Liam era tan maravilloso que me olvidaba de como el mundo seguía su curso a nuestro alrededor.

Aprovechando que me habían impuesto la norma de no preguntar a dónde íbamos, indagué más sobre los gustos de Liam. Había descubierto que su color favorito era el rojo, que amaba a los animales y que, además del básquet, amaba la natación. Sinceramente quería descubrir todos los secretos que escondía, aún si tenía que revelar alguno mío. Me contó varias cosas de la universidad, sobre todo el problema de las habitaciones compartidas del campus. Terminé por descubrir que Paul y él se irían a vivir a un departamento a las afueras del campus para no padecer los conflictos de las residencias.

Conviviendo con el enemigo. [Conviviendo #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora