19: Familias ensambladas y consejos de mamá.

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Era la mañana del veinticuatro de diciembre, un día festivo para la mayoría de las personas y de reflexión para muchas otras. A mi se me había dado por reflexionar. Me había desvelado la noche anterior pensando en lo que había estado un giro de trescientos sesenta grados. Era difícil de explicar todas las sensaciones que tenía en este momento, la sobre-carga de sentimientos que estaba atravesando por el reencuentro con mi padre y la distancia a la que mamá se encontraba.

Aún recordaba el abrazo que nos habíamos dado con Michael el día que buscó hablar conmigo. Tal vez era una simple apreciación, pero en ese instante sentí como el lazo que en algún momento se había cortado, comenzaba a reconstruirse. Al final, mi madre tenía razón.

Podría imaginar a la Dra. Shelton diciéndome "Te lo dije" con una simple mirada, sin importar cuánto me niegue a querer mostrar que no era cierto. La extrañaba muchísimo. Necesitaba un abrazo de ella, una sonrisa cómplice o una de sus frases sardónicas que intentaban esclarecer al mundo pero que no lo lograban. Sería la primera navidad que pasaría sin ella. Habíamos sido las dos solas por tanto tiempo que se sentía extraño sentir tanto bullicio en la parte de debajo de la casa.

Liam y Paul ya habían venido a buscarme; Carol también hizo su intento, pero la realidad es que necesitaba ponerme en contacto con alguien que se encontraba del otro lado del océano para afrontar el día. Ojalá mamá me atienda el teléfono esta vez. Cerré los ojos con fuerza, pidiendo mi deseo de navidad antes de tiempo...

El número solicitado no se encuentra dis...

Maldita sea. La exasperación me ganó de tal manera que terminé arrojando el móvil a la cama con fuerza. Estaba molesta por no poder comunicarme y tenía ganas de romper todos los aparatos capaces de brindar una respuesta con contestador automático. El día comenzaba a ponerse gris por culpa de un maldito celular.

— ¡Sam, ven aquí! —La voz de mi padre se escuchó venir desde la planta baja de la casa— Tengo algo para ti y hay gente que quiere saludarte.

No estaba lista. De sólo pensar en reencontrarme con mi abuela, mis tíos y primos me ponían nerviosa. Había perdido el contacto con todos luego de que alejara a mi padre de mi vida. Si, había mantenido una relación con mi abuela, hablábamos cada tanto, pero había pasado un tiempo desde la última vez que la había visto. El hermano de papá era otra historia. Mi tío Isaac vivía en el exterior, donde había formado una familia después de separarse de la mama de Joe, mi primo. No sabía nada de él desde antes de que mis padres se separaran. Sin embargo, aún tenía el recuerdo de mi primo, el ser más solitario que había conocido en mi vida. Ni siquiera recordaba como lucía.

Después de armarme de valor, bajé las escaleras más torpe que de de costumbre. Aún llevaba unos vaqueros con una camisola bastante suelta, sin "arreglarme" como todos lo estaban, seguramente. Le había dicho a Carol que luego de hablar con mi madre, la ayudaría con la comida; sin embargo, no estaba pudiendo cumplir con mi oferta. Definitivamente, la Dra. Shelton tenía cosas más importantes que atender a su hija. Mi mal humor iba creciendo, sin posibilidades de que mejorara en las próximas cuarenta y ocho horas. Sam, concéntrate, no estás sola. Todos los ojos de la habitación estaban puestos en mí, lo que me puso más nerviosa.

—Hija, no sé si recuerdas a tu...

—Deja de lado los formalismos, Michael, la niña no saldrá huyendo de su abuela o tío. —Sandra, mi abuela, podía ser muy directa a veces.

—Hola, abuela. —Murmuré bajito antes de acortar la distancia entre ambas.

—Cariño, hace mucho que no te veo —Su abrazo fue reconfortante, una caricia al alma. Jamás me había puesto a pensar en cuanto la echaba de menos. Cerré los ojos y permití que el olor a lavanda de su perfume me rodeara—. Has crecido muchísimo. No me imagino lo enamorado que debes tener a los muchachos....

Conviviendo con el enemigo. [Conviviendo #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora