Éramos niños

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  Dentro de su jaula, Kurama vio el agua inmóvil y reacia frente a él. Hace poco el muchacho había tratado de usar un poco de su chacra, pero eso había sido hace tiempo, y desde entonces nada lo había entretenido en su jaula. Sólo dormir, pensar, recordar, tanto tiempo para él, y nada para poder usarlo.

Más que todo: recordar.

¿Por qué lo haces? —el recuerdo se repitió en su mente.

Cerrando los ojos, se puso a pensar en una de las interrogantes que tenía, y la memoria de hablar con el Juubi llegó a su mente. Había sido hace años atrás, cuando aún las cosas no se habían complicado tanto, y cuando sus contenedores sólo habían comenzado a ser aliados entre ellos.

Es divertido —admitió a secas el más fuerte de los Bijuus. Sus ojos rasgados lo veían desde la lejanía, y ver las diez colas agitarse tras de él le recordaba su fuerza y poder.

Kurama bufó, y entrecerró los ojos molesto: —Esa no es razón suficiente como para darle control total a un humano sobre tu chacra —gruñó molesto, con la voz de autoridad que usaba en sus tiempos pasados como líder de ellos. Quiso atacarle en ese momento, pero recordó que sólo se encontraban unidos gracias a una leve conexión que había formado el Juubi entre ellos durante lo que él llamaba "clases escolares" de su Jinchuriki.

No era mucho, y la mínima distancia rompería el enlace al instante, pero era algo, y al menos podían verse en sus encierros eternos.

Oyó un sonido parecido a la risa, y las colas de Ookami bailaron con más entusiasmo.

¿Qué esperas que haga? —preguntó capcioso—. La niña obtuvo mi atención y cumplió su promesa de sobrevivir a mi poder. Es fuerte, me agrada, el ambiente que la rodea es divertido y no me canso de ver las aventuras que le rodean —admitió divertido.

Él Kyubi no aceptó sus palabras pareciéndole algo ridículo. Y el Juubi pareció darse cuenta de eso por qué cerró los ojos como si suspirara.

Di lo que quieras Kurama -suspiró con desgano-. Pero igual la durabilidad de la vida de los humanos no es nada comparada a la nuestra. ¿Si quiero divertirme? Sí. ¿Si lo que hago no tiene lógica? Lo sé. ¿Que no gano nada haciendo todo esto? Puedo debatir eso. Pero el punto es y siempre será, que esa niña terminará muriendo en algún momento, de vejez, enfermedad o en una batalla, y yo seré sellado en otro cuerpo o por fin liberándome de estas jaulas de por vida.

El lazo entre ellos se hizo débil, y las barras verticales parecieron separarse en la distancia a medida que hablaban.

Así que déjame disfrutar de esto mientras dura. Si le dieras una oportunidad, estoy seguro que también te encontrarías atraído a tu chico —dijo sonriendo con sus grandes dientes. Como si supiera algo que el Kyubi ignoraba.

Kurama volvió a abrir los ojos luego de haber recordado ese momento, y gruñó al oír las palabras del diez colas en su mente.

Ridículo.

¿Sentirme atraído a él?... —murmuró en burla. Cerró los ojos y se preparó para dormir por un tiempo más—. Idioteces.

Una gota al caer fue el único sonido que acompañó su silencio. Y las vibraciones viajaron por el espacio antes de volver a su estado inmóvil de siempre.

...

-¡Deténganse las dos! -gritó Naruto asustado y sin saber muy bien lo que pasaba.

Una ráfaga de viento hizo que tuviera que taparse los ojos con el brazo, cuando lo bajó, vio como la chica de cabello morado atacaba a Sakura-chan con un Kunai, chocando contra la cúpula de aire de ella.

Lobo de AkatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora