Busqué mi libreta de dibujos y comencé. Me dolía estar haciendo eso, pero siempre retrataba las cosas que soñaba.

Hice dos dibujos. Uno era de Joshua, cuando sonreía amablemente. Y el otro era de él y Erin, mirandose fijamente.

A penas lo terminé, cerré la libreta y la guardé en mi fiel mochila.

No podía continuar así, necesitaba encontrarlo. Lo quería ver aunque fuera lo ultimo que hiciera en mi corta y aburrida vida.

En esa misma mochila eché mi mp3 más una barra de chocolate y otros chuches.

No dejaría que nada me impidiera ir a la mansión Holland.

Me abrigué bastante antes de salir ya que comenzaba a hacer bastante frio.

Llegué a ese bosque tan conocido por mi y caminé. Pasé por los tuneles y entré a la mansión.

Hoy se veía mucho más lugubre. Todo estaba muy oscuro y el frío se sentia hasta los huesos.

-¿Holland? ¿Joshua Holland?-Pregunté. Mi voz hizo un eco pequeño pero que bastó para que casi me meara en los calzones.

Temblando comencé a caminar. Un pie despues el otro. Debía recordarme como caminar, por una extraña razón me sentía más asustada de lo normal.

No entré en ninguna habitación ya que el estante de libros hizo un gran estruendo cuando cayo al suelo.

Ví como todas las luces de ese largo pasillo se prendieron y en menos de un segundo explotaron haciendo un gran sonido. Posteriormente una de las puertas se cerró con fuerza haciendo eco en mis oidos.

Mi mandibula tembló y sentí los vellos de mi nuca erizarse.

Traté de pensar rapido. Debía salir de ahi pero el unico lugar por el que podía estaba obstruido.

Corrí hacia la puerta más conocida al final del pasillo. Me adentré en la habitación de Holland cerrando con fuerza.

Me senté en el suelo abrazando mis rodillas deseando que nada más pasara. Y para suerte mía asi fue. Los sonidos y movimientos en esa aterradora mansión cesaron.

Observé a mi alrededor. No se oia ningun sonido más allá de mi respiración la cual lentamente se iba calmando.

Me levanté y comencé a caminar por el lugar.

-¿Joshua?-Llamé nuevamente con una leve esperanza de que apareciera por la puerta con una de sus hermosas sonrisas. Pero no fue así. Me encontraba sola sintiendome perdida como si estuviera en el espacio flotando a mil kilometros de distancia.

Despues de buscar por algunos minutos me senté en la cama, resignada por haber fallado.

Joshua Holland no estaba allí.

Me sentí muy triste, quizas si había imaginado todo. El chico que conoci no estaba más que en mi mente. ¿Como era posible que una persona que no "existía" estuviera tan marcada en mi corazón? ¿En ese poco tiempo le había agarrado un cariño demasiado inmenso, que ahora sin estar a su lado me hacía sentir completamente vacia.

No.

Me negaba a creer que todo era una falsedad. Joshua Holland debía aparecer y yo no me rendiría hasta encontrarlo.

Pasé mi vista por muchos lugares de la habitación. El gran espejo mostraba a una chica que paso de estar un momento completamente asustada a una con una enorme determinación. Me levanté aun observandome tratando de averiguar mi siguiente paso.

-¿y si...?-No terminé la frase. Simplemente dirigi mi mano muy lento hacía el espejo. Algo me causaba curiosidad en este objeto. Desde que había llegado ahí algo se encendió captando siempre mi atención.

Mi mano en vez de tocar la solidez del espejo paso de largo dejandome con un nudo en larganta. No me moví por un segundo dudando en si sacarla o no.

Inhalé y exhalé con fuerza. Todo sea por tí Joshua Holland.

Cerré mis ojos con fuerza y caminé.

En cuanto los abrí miré la habitación de extremo a extremo. Se notaba que estaba amaneciendo y la habitación estaba cambiada.

¿Había pasado a traves del espejo? ¿Cómo?

Había solo una forma de averiguarlo. Corrí adentrandome en todas las habitaciones, pero ni rastro de Joshua.

Fuí a la cocina y tampoco lo encontré.

Solo me queda un lugar por buscar. Pensé.

Corrí hacia la laguna acercandome al arbol. Allí distinguí una pequeña silueta mirando el cielo.

Sentí como mi corazón rebosaba de alegría. Por fin lo había encontrado.

Mis pies temblaban mientras me iba acercando. Mi respiración se aceleró y yo, estaba a punto de sollozar.

Él levantó su cabeza. Su mirada se encontró con la mia haciendo que "algo" se revolviera en mi panza.

Joshua sonrió haciendo que todos mis miedos desaparecieran. La paz había vuelto a mí.

-Te estaba eaperando.- Dijo con dulzura mientras me tendía su mano.

-Aquí estoy.- Tomé su mano sintiendo su calidez- No te dejaría abandonado.

Quería que él supiera que tenía mi apoyo y que siempre estaría a su lado.
Me senté sin despegar nuestras miradas. Él acortó nuestras distancias hasta fundirnos en un tierno abrazo.

-Perdoname...-le dije, Joshua negó.

-No hay nada que perdonar.-sonrió.

-Tengo noticias para ti.-Le dije sonriendo.

-¿Buenas o malas?-Preguntó algo asustado.

-Buenas...-su mirada se iluminó.

Saqué una hoja de mi libreta de dibujos y escribí los nombres de sus familiares.

-¿Esto es...?-comenzó a leer cuando vi una lagrima escurrirse por su mejilla.-¿Este es mi nombre?-Yo asentí efusivamente.

-Tienes un bonito nombre, Joshua.

Mientras él me abrazaba con fuerza sentia como mi corazón latia a mil. Su aroma penetraba directamente en mis fosas nasales embriagandome y drogandome con potencia.

¿Por qué lo había llegado a querer tanto?

-Muchas gracias, Alison- Su mirada. Esos ojos verdes que tanto me gustaban, en ese momento me hicieron darme cuenta de todo repitiendo una y otra vez en mi cerebro.

Estas perdida Alison.

ParaleloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora