Capítulo 3

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Sungmin le saludó en la puerta, con una sonrisa en su rostro. Llevaba puesto sólo sus bóxer negros de seda. La seda era un tejido que agradaba a Hyukjae, desde que se dio cuenta de la sensación erótica que provocaba cuando bombeaba a Sungmin en la ropa de cama de seda, que Sungmin insistió en comprar.

Los gastos que pagaba mensualmente eran realmente desorbitados, pero Hyukjae hizo la vista gorda, dado que Sungmin era uno de los mejores amantes que alguna vez había tenido. Aunque también era uno de los de más alto coste de mantenimiento, lo que haría que romper con él fuera mucho más difícil que cualquiera de las relaciones anteriores de Hyukjae.

Sungmin podría ser el sobrino de Sooman, mano derecha de uno de los más influyentes capos de la Mafia en Corea del Norte, Park Hwangi, pero no ganaba mucho. Dado que trabajaba como mesero, cuando Hyukjae lo conoció.

Sungmin estaba esperando su gran oportunidad como actor, y pensaba que ser un camarero en uno de los mejores y más lujosos restaurantes en Gangnam le daría esa oportunidad. El gran sueño se desvió sin embargo, cuando se reunió con Hyukjae, que le prometió un subsidio mensual de cinco cifras y un apartamento de lujo para vivir en el mientras durara su relación.

—No me has visitado por casi dos semanas —dijo Sungmin acusadoramente, mirando a Hyukjae.

—Estaba ocupado —dijo Hyukjae. Había estado ocupado, ocupado en sus negocios y ocupado en intentar sacar a Lee Donghae de su mente.

—Hmmm —dijo Sungmin mientras caminaba cerca de Hyukjae, inhalando por la nariz—. ¿Has follado con otro hombre?

Hyukjae podía ver el disgusto en el rostro de Sungmin. Y esa era otra razón por la qué su relación de dos años tenía que terminar, aún si Donghae no hubiera entrado en escena. Sungmin se estaba convirtiendo en un pegajoso últimamente, poniéndose cada vez más celoso por las conquistas de una sola noche de Hyukjae.

—Sabías a lo que accedías cuando decidimos hacer esto, Sungmin —dijo Hyukjae cansadamente.

—Bueno, aún así no es justo —Sungmin hizo pucheros, su labio inferior sobresalía en una maniobra que habría hecho sucumbir a Hyukjae en el pasado.

Hyukjae casi suspiró en voz alta. —Tal vez es por eso que debemos poner fin a esto, Sungmin.

—¿Qué? —Los ojos de Sungmin se abrieron por la sorpresa—. No... no Hyukjae ... no me quejaré más. Simplemente no termines esto.

—Sabíamos que iba a terminar algún día, Sungmin. Yo te daré la cantidad prometida, y todavía te puedes quedar aquí. El contrato de arrendamiento ha sido cubierto por un año.

—¿Y qué pasa después? ¡Tengo que irme!

—Tienes un año hasta entonces.

—¡Al diablo contigo, Hyukjae! ¿Quién es? Qué juguete nuevo y brillante llamó tu atención ahora, ¿eh? Por eso me dejas a mi, ¡hijo de puta! ¡Vas a lamentar esto, cabrón!¡No pienses que puedas escaparte, deshacerte de mí tan fácilmente! ¡Nadie se deshace de Lee Sungmin! ¡Nadie!

Hyukjae se limitó a sacudir la cabeza mientras volvía a caminar hacia la salida. La única pena que tenía, justo en ese momento, era no haber puesto fin a su relación mucho antes.



***



Hyukjae se fue a su casa, se sentó en su escritorio de madera de cerezo en su estudio, y se concentró en estudiar el contenido del archivo de Kyuhyun, con la información que había recogido sobre Donghae. Lee Donghae tenía veinticinco años. Fue abandonado en un orfanato cuando era un bebé. Vivió en el orfanato hasta que cumplió los dieciocho años.

El Amante del Padrino [EunHae]Where stories live. Discover now