Capítulo 35 - Larga Noche

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Narrador Omnisciente

Misaki se encontró a si mismo parado como un idiota en la entrada del hotel. Mirando la calle de en frente y a los autos que pasaban por ella.

Un hombre de mediana edad pasó a su lado con rapidez, dirigiéndole una corta mirada de enfado al menor por encontrarse plantado justo delante de la puerta giratoria. El castaño se apartó dando un paso hacia el lado y apretó sus puños.

"¿Ahora qué?" pensó.

No había si quiera tomado unos minutos de reflexión, de esos que siempre tomaba antes de hacer algo. Solamente pensó y actuó. Tomando la tarjeta. Una tarjeta de crédito que no era suya.

Y ahora estaba ahí, siendo observado por un curioso guardia de seguridad, sin saber hacia dónde o cómo conseguir... ¿conseguir qué?

Se sintió estúpido, ¿no había pensado en nada? Y para colmo sacó sin autorización algo tan importante como una tarjeta de crédito.

El guardia del hotel ya se estaba poniendo algo incómodo, ver a ese chico tan joven, inmóvil y mirando hacia todos lados.

"Perdido" fue la palabra que voló a su mente de inmediato. Dio unos pasos en la dirección de la entrada, pero sin embargo, se detuvo. ¿De dónde sería ese tipo? Algún país asiático seguramente.

Así que fingiendo no haberlo visto, se dio media vuelta y se fue a dar una vuelta a la recepción.

Misaki metió una de sus manos a su bolsillo, sintiendo el plástico de la tarjeta, intentando recordarse a sí mismo la razón de su acción tan precipitada. Resopló, ¿por qué tenía que dudar?

El castaño dio una última mirada al hotel antes de cerrar los ojos por unos segundos y dejar que sus piernas avanzaran solas.

"No dudes, no dudes, no dudes" se repitió.

Caminó por la acera a paso constante, distrayéndose con todo el paisaje nuevo a su alrededor, la gente pasaba a su lado y le quedaba mirando, pero el castaño no les hizo caso, porque después de todo a él igual le parecían bastante diferentes las facciones de las personas de ese país.

Tenía un pequeño nudo en la boca del estómago, sin saber a ciencia cierta si se debía a lo que estaba por hacer, o por estar haciendo turismo en una ciudad de un país que no conoce, sin hablar el idioma, y con un inglés bastante mediocre, (por no decir nulo).

Misaki casi rogó porque la razón fuera la segunda opción.

Caminó por unos diez minutos, para encontrar lo que parecía ser una parada de bus, tomó asiento y esperó por largo tiempo, hasta darse cuenta de que en realidad no sabía por qué bus estaba esperando.

Sintió que el alma se le caía a los pies. Esa zona de la ciudad se veía bastante simple, no había señalizaciones en inglés. Llegó (aterrorizadamente) a la conclusión de que debía pedir indicaciones.

Miró a sus lados, a su izquierda había una señora de avanzada edad, a la derecha un chico escuchando música a máximo volumen. No eran muy buenas opciones realmente.

Pero sin embargo, Misaki se decidió por el chico, le tocó el hombro con cuidado, temiendo por alguna razón que éste se enojara.

—¿Sí? —dijo el chico, quitándose un auricular de la oreja.

Hi —respondió Misaki, muriéndose de nervios en su interior.

"No puede ser... inglés, inglés no me falles ahora" pensó el joven.

Hi

Where is... the... where...

Misaki se puso de pie de un salto, temblando de pies a cabeza. Desbloqueó su celular y en el traductor del buscador escribió: "Dónde está el centro comercial más cercano"

No me dejes solo [Junjou Romantica] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora