PODER

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Desperté en la mañana, en la misma posición en la que me había quedado dormida... o inconsciente, mi mente me recordó todo lo que había pasado en una fracción de segundo, mi corazón dio un brinco y giré la cabeza para mirar a mi lado, no había nadie, Aizen no estaba.

Yo habría deseado no despertar nunca.

Me sentía humillada y triste, no pensé en que algo así podría pasarme por venir al Hueco Mundo, pero lamentablemente no podía retroceder el tiempo. Sentí deseos de llorar, pero no cedí, por ningún motivo lloraría en este lugar, menos en ese momento.

Quería tanto volver a casa, a la mansión Kuchiki, con Rukia, Byakuya-sama y Arata, lo deseaba tanto que me dolía el corazón, especialmente porque después de esto... ¿me atrevería a contárselo a alguien? No, claro que no, lo que había pasado me lo llevaría a la tumba, nadie tenía porque enterarse, especialmente Byakuya-sama, él no me aceptaría de vuelta después de saber que yo... Técnicamente nunca nos tratamos como marido y mujer, pero yo.... Aunque mis sentimientos no eran correspondidos... ¿Y si era verdad que había intentado matarme?

No quería pensar en eso, decidí levantarme pero sentía el cuerpo muy acalambrado, me costó trabajo incorporarme, me dolía la muñeca izquierda, estaba comenzando a hincharse, las caderas también me dolían bastante, no sabía si podría ponerme de pie, así que me quedé un rato sentada en la orilla de la cama, en medio de las sábanas revueltas y los restos de mi ropa. Después de unos minutos contemplando el suelo me animé a intentar ponerme de pie para bañarme, la cadera me molesto aún más cuando lo hice y mis piernas comenzaron a temblar.

Me envolví con la sábana y apenas caminé, como si recién estuviera aprendiendo a hacerlo, me dirigí al baño, me alegró ver que tenía una bañera, no como en la otra habitación donde solo había una ducha estrecha, no iba a soportar más tiempo de pie, abrí la llave y apenas pude meterme adentro, ese pequeño esfuerzo me causó mucho dolor. Agradecí el agua caliente, por suerte estaba caliente.

Que dolor sentía en las piernas y las caderas, aun estando sentada, me fijé que tenía cardenales en la parte interna de mis muslos, mi piel se marcaba muy rápido por cualquier cosa y Aizen no había sido muy gentil. Pensándolo bien, me daba exactamente igual, no sentía nada nada en aquel momento, como si todo en mí se hubiera roto, la tristeza se había ido. Solo quería que el dolor también se fuera, era molesto, no me permitía moverme y me recordaba lo que había pasado.

Estaba hecha un lio. Lo de anoche parecía haber sido una pesadilla, lo hubiera creído de no ser porque el dolor era muy real.

Otro tormento era que por más que quise sacármelo de la cabeza, no podía dejar de pensar en Byakuya-sama, me negaba a creerle a Aizen que él hubiera querido acabar con mi vida, pero era realmente frustrante no poder recordar nada ¿Yo convirtiendo la Doble Hoja en Cenizas? No era posible, yo no tenía cómo ni con qué hacer eso, aunque mis poderes de abrir portales y espiar el futuro eran muy poco usuales, en realidad yo no poseía mucho reiatsu, y en caso de que yo hubiera hecho algo como eso, Byakuya-sama no tendría por qué ocultarlo.

En caso de que yo fuera tan fuerte, habría podido defenderme de Aizen antes de que me obligara a estar con él, pero no había tenido oportunidad. Las sábanas tenían mi sangre encima, extrañamente eso me afectaba menos de lo que esperaba, si así Aizen pensaba que tenía el control, bien por él, además era ahora realmente cuando ya no podía hacerme nada más. Ya había abusado de mí, solo eso le faltaba añadir a la lista de cosas por hacerme.

En realidad mis emociones parecían una montaña rusa, tristeza, luego indiferencia, rabia, odio...

Todo eso combinado me hacía sentir angustiada, todo se estaba concentrando en lágrimas que querían salir

HEARTH OF DESTRUCTION (Aizen-- Byakuya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora