Capítulo 17

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Fuimos caminando de vuelta a su casa recordando algunas de las pocas anécdotas que hemos vivido juntos que ahora que sabemos que sentimos algo por el otro empiezan a encajar además de que vamos descubriendo ciertas cosas sobre el otro. De hecho me encanta saber sobre Even, es como visitar una isla que jamás ha sido descubierta. Algo más que fascinante.

-Asi que ¿Te gusta beber?-Inquirió mirándome con cierta chispa de humor.

-Demasiado diría yo.-Respondí.-La última vez que me emborraché fue más o menos un mes de terminar el curso y terminé en un bar gay. Conocí a Eskild y acabé viviendo en el sótano de mi casa.

Me miró perplejo y sin entender nada.

-Haber, haber más despacio. ¿Cómo que acabaste viviendo en el sótano de tu casa? ¿Sigues en el sótano?

-Ahora que lo dices si suena un tanto confuso.-Rio y noté que agarraba más fuerte mi mano.

-Tendrías que aprender de mí que yo me explico genial.-Y de nuevo empezó a echarse medallitas el muy creído.

-¿Eras el que mejor exponía de nene o qué?-Pregunté retóricamente.

-De hecho lo era.-Sonrió con la cabeza bien alta.

-¿Quieres dejarme que te cuente lo de mi casa? Esque me distraes.-Repliqué. Justo Even paró en seco.

-¿Te distraigo de que manera?-Junto mi frente con la suya. Nuestras narices chocaron un par de veces en las que Even intentó besarme. Sonreí e incliné un poco mi cuello y como si fuera su presa y él mi depredador atacó mis labios.

-Con palabras...y con actos.-Murmuré mirando sus labios.

-¿Me vas a contar eso o seguimos besándonos?-Captó mi mirada tentadora y me dio un beso rápido.

-Prefiero besarte.-Murmuré.

-Entonces cuéntamelo rápido.-Dijo.

-Estuve viviendo una temporada en el sótano de mi casa cuando aún no vivía oficialmente allí. Noora se fue a Londres con su novio y alquilé su habitación. Ella ha vuelto pero está durmiendo con un colchón en la habitación de Eskild.

-¿Cuántos sois en casa?-Empezó a acariciar mi pelo y dejó que se enredara en sus dedos.

-Cuatro.-Respondí y le di un pequeño beso.-Pero no pasaría nada si algunos días somos cinco.

Los ojos de Even se iluminaron con una especie de brillo especial y blanquecino, sus pupilas se agrandaron al igual que su sonrisa y volvimos a besarnos. No había nadie por la calle, normalmente a partir de media noche nunca hay nadie por una supuesta leyenda urbana sobre un violador sin pierna y ciego de un ojo.

-Tío te pillé mirándome el culo antes, eres súper bueno disimulando ¿eh?-Ironizó

-Soy el rey de las mentiras, chaval. Soy el puto amo mintiendo.

-Eso no tiene nada que ver con la discreción, guapo.

-¿Cómo que no? ¿No he estado guardando esto todo el tiempo? ¿Con qué te crees que lo he guardado? ¿Con bolsas del supermercado?

-Oye que te he llamado guapo, ni un gracias ni nada, de verdad no te vuelvo a decir nada...-Ató la bici de nuevo en la puerta de su casa y antes de entrar le di un beso rápido en los labios.

-Vente hoy a dormir a mi casa, bombón. ¿Compensa eso lo de antes?-Me miró deseoso de más pero sabía de sobra que no podía besarme tan cerca de su novia y más si nos podía pillar en cualquier momento.

-Tal vez.-Sonrió y abrió la puerta. La casa estaba a oscuras salvo la habitación del fondo en la que se veía una débil luz blanca.-¿Hay alguien?-Preguntó en voz alta. Nadie respondió. Even me miró incapaz de quitarme el ojo de encima y se acercó a aquella habitación. Entró y un segundo después la tenue luz blanca que había se apagó.

Raging //Evak, SkamWhere stories live. Discover now