Cuando llegamos allí, Even nos abrió la puerta y se comportó como un buen anfitrión cogiendo nuestros abrigos para colgarlos en el perchero. Él según Emma iba disfrazado de ángel de la guarda pero a mí más bien me parecía que iba de Dios o de uno de los reyes magos.
Emma y Sonja se presentaron la una a la otra y se sentaron en el sofá a charlar sobre la vida. Nos sentamos al lado de nuestras mujeres quienes después de intercambiar un par de palabras todos con todos nos excluyeron de su charla.
-Llevo en grupos de teatro desde los 13.-Comentó Sonja.
-¿De qué vais disfrazados?-Pregunté en un intento de integrarme.
-De Dioses.-Respondió tajante y volvió a su conversación con Emma como si no estuviera allí.
-¿Tanto tiempo en teatro?-Emma parecía sorprendida.
-Si tía. Es una gran ayuda estar en grupos como lo son los de teatro. Ayuda mucho en la autoestima, en socializar...
-Yo he conocido a mucha gente cool. Allí va todo el mundo guay.-Emma se arrimó más a mí. Me moví un poco trayendo al espacio personal de vuelta conmigo.
-No entiendo como hay personas que no quieren asistir a teatro ¡Si es el grupo más guay del instituto!
-Totalmente de acuerdo, osea yo de primer curso y tu ya hace un par de años que no vas al instituto, corrígeme si me equivoco. ¡Y nos llevamos súper bien!
-¡Ay tia eso es otra historia que te tengo que contar!
-¿Eres más mayor que Even?-Pregunto por primera vez con interés en la conversación. Las dos me miran como si fuera un bicho raro.
-Mmm no.-Contestó en un tono que no invitaba a seguir conversando.
-Ella se salió del instituto antes de tiempo. No acabó bachillerato.-Añadió Even al ver que me moría de la vergüenza. Sonja le echó una mirada acusadura y reprochante.
-Deberías dejar de beber.-Le dijo Sonja en un tono severo. No fue una sugerencia, más bien una orden.
-Apenas bebí.-Respondió educadamente. Sonja inclinó la cabeza un poco y alzó una ceja incrédula.-Te digo la verdad, solo me bebí una cerveza.
-Pues creo que ya es suficiente por hoy.-Le arrebató la lata y la dejó en la mesa.
-Deja de controlarme, Sonja.-Suplicó en tono bajo.
-Ya sabes que lo hago por tu b...
-¡HE DICHO QUE DEJES DE CONTROLARME!-Gritó. Emma y yo nos quedamos estupefactos, nunca había escuchado a Even tan enfadado y nervioso. A Even le tomó un momento recuperar el aliento. Cogió aire y volvió a hablar.-Siempre estás encima de mí, no necesito ser tratado como un viejo que ya está senil.
-¿Qué no?-Sonrió con amargura.-¿Estás seguro de lo que dices?
-Totalmente. Necesito sentir la libertad en mis pies descalzos y tu...tú me lo impides con tus estúpidos consejos de mierda.
-¿Consejos de mierda? ¡Te estoy cuidando por Dios!
-¡No necesito que me cuiden!
-¿Sabes qué, Even? ¡Eres un desagradecido que no sabe apreciar nada de lo que hago!
-Si te lo agradezco, mujer pero...
-¿¡Y AHORA ME VIENES CON ESAS!?-Sus ojos contenían lágrimas que deseaban derramarse y manifestar toda su rabia.
-¿Y ahora que he hecho?-Preguntó Even inocente.
-¡NO PUEDO MÁS!-Se deshizo del cinturón rosa palo que llevaba atado a la cintura y lo tiró al sofá.