Percy Jackson Y La Última Gran Profecía

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Percy Jackson
Y La Última Gran Profecía 

Capítulo 21. El dolor de la cazadora despiadada. 

La lucha que dejaron los semidioses romanos  en manos de Artemisa y sus cazadoras se volvía más intensa, las bajas se hacían considerables, todas y cada una de las cazadoras a excepción del grupo que estaba en Yellowstone, estaban junto a la diosa en ese momento, decir que estaban luchando era decir mucho, realmente estaban tratando de sobrevivir a las lluvias de flechas de energía que el super arco de Thalia lanzaba. 

-Mi señora, nos tiene acorraladas, ha caído su cerca de la cuarta parte de todo el escuadrón.- reportó una de las cazadoras cercanas a la diosa. 

-Debemos crear una apertura, un lapso corto de tiempo que nos permita acercarnos, pero...- Artemisa comenzaba a sentirse abrumada, durante toda su existencia jamás, ni ella, ni sus cazadoras habían estado en tal situación, ni siquiera cuando habían luchado con Orion durante la guerra contra Gea. 

Las luces que poco iluminaban la arboleda y la bodega se había terminado de apagar, todo a oscuras totalmente, la visibilidad era casi nula, pero claro, a alguien con flechas teledivinodirigidas, ¿que le va a importar si ve o no? Solo dispara y listo. 

-Debemos derrotarla sin hacerle daño fatal, la idea es recuperarla y evitar más bajas.- dijo Artemisa a su cazadora más cercana. 

-No se usted mi señora, pero a veces tengo el impulso de desobedecer un poco sus órdenes.- Sonrió la chica mirando a la diosa a los ojos. -No me malinterprete, la seguimos ciegamente, solo que pienso que sería emocionante, ¿no cree? Hacer algo diferente y que resulte. 

Artemisa soltó una ligera burla al comentario -¿De se trata esta vez Banoba?

-Podemos crear ese espacio, todas nosotras, lo haremos para usted, pero debemos primero ubicar a Thalia exactamente, lo demás solo es cuestión de velocidad y presicion- explicó ligeramente Banoba. 

-¿Como piensas hacer eso?- preguntó Artemisa. 

-Ya lo verá- Banoba se levantó y caminando de cuclillas y cubriéndose, asomó su cabeza por encima de una barrera de seguridad agujereada. -¡Táctica de Señuelo y barrera!- Gritó, y al fondo la misma orden hizo eco en voz de otra cazadora. 

Para Artemisa esta parecía una formación  totalmente nueva, y lo era, y mayor fue su sorpresa cuando una de sus cazadoras salto de un árbol con la guardia totalmente baja solo para recibir una de las flechas luminosas de Thalia. 

-Ahí esta- dijo Banoba con pesar. -Ya no se perderá de vista, ahora señora Artemisa, cuando le diga, se colocará detrás de nosotras, la cubriremos hasta que llegue a Thalia y la salve- explicó Banoba a su diosa. 

-Lo que planean es...- Artemisa fue interrumpida por Banoba -Si señora, sabemos bien lo que es, y es un honor dar la vida por usted, por favor, salve a Thalia y haga justicia a los dioses traidores.

Artemisa apretaba su arco con fuerza, quería negarse ordenar un retirada, pero conocía a Banoba y al escuadrón que ella tenía a cargo, no se iban a retirar sin completar una misión, aunque les costará la vida, el silbido de la cazadora hizo a las demás movilizarse tan rápido como pudieran, se formaron todas frente aquel monta cargas, Artemisa y Banoba salieron colocándose detrás de todas las demás formadas en punta de flecha. 

Las manos de la diosa temblaban, un divino temor cruzo por su cuerpo, a lo lejos vio las flechas de energía de Thalia crearse en su arco. 

-Aquí vamos, ¡AVANZEN!- gritó Banoba, y todas comenzaron a correr en dirección a Thalia tan rápido como sus cansadas piernas les permitian. 

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