Capítulo 15

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<<BaekHyun>>

La piel de BaekHyun reaccionaba casi con vehemencia cuando ChanYeol la tocaba. Si todavía existía la magia en el mundo, seguramente estaba en sus dedos, en sus labios, en el sonido entrecortado de su respiración, en el dulce te amo que salía de su boca como un susurro.

Pero, incluso la magia más poderosa puede romperse.

—ChanYeol... ¿qué pasa? —preguntó BaekHyun, cuando sintió que su amante comenzaba a temblar entre sus brazos.

Los ojos de ChanYeol se llenaron de lágrimas. Entre las suaves sábanas de la cama del hotel, comenzó a sollozar como un niño pequeño.

—No puedo... Baek... no puedo... Ayúdame... —balbuceaba, mientras BaekHyun lo abrazaba con más fuerza, acariciando su espalda desnuda.

—¿Qué pasa, Chan? Por favor, dime qué te pasa... —BaekHyun le hablaba con la misma dulce voz de hacía un rato.

—Mi madre... No puedo olvidar ese día... Baek... Todo este tiempo he tratado de olvidar... pero no puedo... Baek... quiero olvidar... Ayúdame a olvidar.

ChanYeol presionó sus labios contra los de BaekHyun, quien lo recibió con sorpresa. Sin embargo, dado el estado del muchacho, el presidente no quiso continuar y se apartó.

—Chan, espera... Debemos hablar sobre esto.

—No quiero hablar, Baek.

ChanHeol se incorporó para sentarse en la orilla de la cama. BaekHyun acariciaba su espalda despacio.

—Debes buscar ayuda. Sé que no es lo que quieres escuchar, pero es lo que necesitas. Yo puedo amarte con el alma, Chan, pero no puedo hacer que lo olvides. Nunca lo olvidarás, tienes que aprender a vivir con eso...

BaekHyun tenía razón y ChanYeol lo sabía. Se llevó las manos a la cabeza para presionarla con fuerza, como si quisiera sacar de ella las palabras que su amigo acababa de decir.

—Tengo miedo —confesó.

—Lo sé... Pero yo estaré contigo. Mañana, cuando regresemos, buscaré al mejor psicólogo de la ciudad. Iremos juntos, estaré contigo —respondió BaekHyun, incorporándose también, para poner su mejilla contra la tibia piel de su espalda—. No quiero verte sufrir así nunca más.

ChanYeol sonrió.

—Quisiera quedarme en este cuarto de hotel, contigo, para siempre.

—No podemos enfrentar el futuro sin enfrentar el pasado, ¿no crees?

—BaekHyun... —comenzó ChanYeol, limpiándose las últimas lágrimas que salían de sus ojos—. Sé que te pedí que continuáramos con esto en secreto. Pero, creo que debemos terminar con esta mentira. Yo tengo algo de dinero ahorrado, se lo daremos todo al señor Lee, así salvará la compañía. Tú y yo podemos empezar de cero lejos, podemos irnos de Corea. Yo trabajaré de mesero en algún lugar, tú puedes ser presidente de otra gran empresa.

Ambos rieron. El corazón de BaekHyun se aceleró. Aunque tomar los ahorros de ChanYeol no era correcto, el resto del plan parecía coherente.

—Nos las arreglaremos, Chan. Podremos encontrar otra forma.

ChanYeol se dio la vuelta para recostarse de nuevo junto a BaekHyun. Lo atrapó entre sus brazos con fuerza. La sonrisa dibujada en sus labios era inmensa.

—Vamos a hacerlo, entonces. Mañana, enfrentaremos al mundo en lugar de huir de él. No será agradable. SunMi me va a matar y tú le romperás el corazón a SunHee.

—Lo sé. No es algo que me haga feliz. Pero... —dijo BaekHyun, acercando sus labios a los de ChanYeol—. Tú sí me haces feliz, no me importa nada más.

Retomaron las actividades previas. Las manos de ChanYeol recobraron su magia. La piel de BaekHyun se erizaba bajo las yemas de sus dedos. Los amantes se excitaban el uno al otro, con caricias a veces tiernas, a veces demasiado intensas. Los labios de BaekHyun emprendieron la travesía desde el cuello de ChanYeol, hasta su sexo, pasando por su pecho y su abdomen bien torneado.

—¡Ah!... ¡Baek!... —gimió, al sentir la primera ola de placer arrasando su cuerpo. BaekHyun sabía exactamente qué hacer y cómo hacerlo—. ¡Sí!... ¡Ah!

Sin embargo, aquella noche, la magia parecía estar destinada a hacerse mil pedazos. El celular de BaekHyun comenzó a sonar en la mesita de noche, mientras ChanYeol se retorcía en la cama.

—¡Uh!... No, Baek... No contestes —suplicó, con los dedos enredados en los cabellos del presidente.

El teléfono se detuvo, BaekHyun siguió.

De nuevo, la molesta melodía interrumpió sus actividades amatorias. BaekHyun no pudo seguir ignorándolo.

—Debo contestar, no es usual que alguien me llame a esta hora —exclamó el presidente, saliendo por debajo de las sábanas.

Al otro lado de la línea, BaekHyun escuchó la voz angustiada de su madre.

—¿Ya intentaste llamarlo a la oficina? Quizá esté con algún amigo... No, madre, no te preocupes. Iré para allá enseguida.

ChanYeol se incorporó en la cama al escuchar las palabras de su amante. La expresión en su rostro también le indicó que algo andaba mal.

—¿Qué pasa?

—Mi padre... Está desaparecido —respondió BaekHyun. Se levantó y se dispuso a vestirse con la ropa que estaba tirada sobre el suelo—. Tenemos que regresar. Mi madre está muy preocupada.

—¿Cómo que desapareció? ¿Pasó algo? ¿Peleó con tu madre? —ChanYeol se levantó también e imitó las acciones de su amigo.

—No... Ella dijo que no lo ve desde la mañana. Cuando despertó, él ya no estaba en la casa. Dijo que lleva días actuando extraño, distraído, como si algo lo preocupara.

ChanYeol se apresuró a arreglar las maletas y llamar a recepción para avisar sobre su salida.

Condujeron en silencio de regreso a casa. ChanYeol aprovechaba cada luz roja para tomar la mano de BaekHyun. Al parecer, el mundo del que huían, se había vuelto más hostil.


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