Capítulo 14

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<<ChanYeol>>

Parecía que el viento entonaba una melodía a su alrededor. El sol era agradable, aunque no terminaba de calentar su piel. No importaba, la risa de BaekHyun era lo suficientemente cálida, como para calentar cualquier corazón.

Recorrieron la carretera demasiado rápido quizá, aunque ya había pasado media hora, parecía que sólo había transcurrido un minuto. BaekHyun propuso una carrera antes de regresar al auto.

—Como en los viejos tiempos, idiota —bromeó ChanYeol, preparándose para comenzar a pedalear con todas sus fuerzas.

–¿A quién llamas idiota? ¿Quieres morir? —BaekHyun frunció el ceño y se posicionó junto a ChanYeol—. En sus marcas, listos... ¡Fuera!

Ambos salieron disparados en las bicicletas. Pedaleaban con toda su alma, carretera abajo. Era una suerte que nadie usara ya aquel viejo camino rural. Con la reciente construcción de una autopista cercana, ya nadie perdía su tiempo en aquel lugar. ChanYeol miraba hacia atrás de vez en cuando, quería ver la expresión de un esfuerzo sobrehumano plasmada en el rostro de BaekHyun, le gritaba insultos y se burlaba de él, a lo que el presidente respondía pedaleando más fuerte, cuando estaba a punto de rebasar a ChanYeol, éste imprimía más velocidad a su pedaleo.

Su espíritu competitivo le jugó en contra. Concentrado como estaba en ganar, ChanYeol no se percató de que la carretera se convertía poco a poco en una zona más urbana, con más casas alrededor. La sonrisa en su rostro comenzó a desvanecerse. El barrio al que había llegado, le pareció demasiado familiar. Claro, era la calle donde se encontraba su casa. Se detuvo en seco. Pocas cosas habían cambiado, salvo el color de algunas casas. Todo seguía igual, incluso los recuerdos que se abalanzaron sobre él de repente. ChanYeol se quedó inmóvil, sabía que si movía un solo músculo, todo dentro de él quedaría hecho pedazos.

—¿Chan?

Ni siquiera se percató de que BaekHyun ya estaba junto a él, con pánico en la mirada.

—¿Chan, estás bien?... ¿Chan? —el presidente tocó su brazo suavemente.

Tenía la mirada perdida al final de la calle, en la casa azul, donde había vivido aquella pesadilla. La mano de BaekHyun sobre su brazo, lo sacó de su trance, pero sólo para hacerlo caer en un mar de sollozos. ChanYeol cayó al suelo, con todo y su bicicleta, y comenzó a llorar, hecho un ovillo.

—¡No, no, no! ¡No, no, no! —repetía sin parar, con los brazos cubriendo su cabeza. Intentaba defenderse de un ataque imaginario.

BaekHyun saltó de la bicicleta y se apresuró para abrazarlo con fuerza. Sin imaginar si quiera la tormenta que se desencadenaba en la cabeza de ChanYeol.

—¡Chan, Chan! ¿Estás bien? ¿Qué pasa, Chan?... Tranquilo, tranquilo, yo estoy aquí. Respira, Chan... Por favor, respira.

BaekHyun lo abrazaba, besaba su cabeza, acariciaba con dulzura sus brazos tensos. Algunos vecinos asomaron las narices para ver qué le ocurría a los dos muchachos que estaban tirados sobre la calle. Con mucho esfuerzo, BaekHyun logró sentar a su amigo, tomó su rostro entre sus manos y lo miró fijamente a los ojos.

—Chan, Chan... Soy yo, mírame. Soy tu BaekHyun, aquí estoy contigo. Tenemos que irnos ahora, ¿Sí? Vamos, levántate. Iremos despacio.

El tono dulce en la voz de BaekHyun, lo hizo reaccionar, el confort de sus brazos, sus ojos brillantes. ChanYeol estaba asustado y confundido, pero logró ponerse de pie. Respiró profundo un par de veces, mientras se colgaba de los brazos de su amigo.

—Vamos, vamos. Regresemos al auto... ¿Puedes llevar tu bicicleta? —BaekHyun tomó las manos de ChanYeol y lo ayudó a levantar la bicicleta.

Estaba un poco mareado, pero seguía respirando. Poco a poco, pudo comenzar a caminar, sosteniendo la bicicleta. BaekHyun caminaba junto a él, haciendo lo mismo, sin quitarle los ojos de encima. Conforme se alejaban, ChanYeol comenzó a calmarse.

—¿Te sientes mejor? —quiso saber su amigo.

ChanYeol asintió. BaekHyun no preguntó más. Se limitó a caminar despacio a su lado, con los ojos clavados en él.

Cuando llegaron al auto, BaekHyun acomodó las bicicletas en la parte trasera, mientras ChanYeol se acomodaba en el asiento del copiloto esta vez. Cerró los ojos y comenzó a respirar profundo, dejando que la realidad del presente arrasara con los dolorosos recuerdos.

—¿Necesitas algo? —preguntó el presidente. Puso la mano en su mejilla. ChanYeol la tomó para besarla con dulzura—. Ahora que es mi turno manejar, me pregunto a dónde debo ir.

—Se supone que sería otra sorpresa —respondió ChanYeol, luego de un suspiro. Dejó ir la mano de su compañero y fijó los ojos en el camino— Quizá debería manejar...

—No, no. Tú quédate allí y descansa. Dime a dónde debemos ir.

ChanYeol le dio instrucciones precisas al nuevo conductor. La segunda sorpresa, era un hotel de lujo que estaba a unos veinte minutos. BaekHyun miró el edificio con la boca abierta, mientras bajaba las maletas del asiento trasero.

—¡Es hermoso!

—¿Te gusta? ¿Todavía te sorprendí? —ChanYeol lo ayudó el escaso equipaje.

El valet parking se aproximó para darle la bienvenida a los nuevos huéspedes y tomar las llaves del auto. BaekHyun no dejaba de mirar a su alrededor, desde la entrada del hotel, hasta la recepción, todo era demasiado lujoso. Claro, él había visitado muchos hoteles antes, pero ninguno así de elegante. ChanYeol caminaba frente a él, mirándolo de vez en vez, luciendo completamente orgulloso. Se registró en la recepción, alguien corrió para ayudarlos con las maletas, y se dirigieron a su habitación en el quinto piso.

Con el corazón más tranquilo, ChanYeol se esforzaba por contener el impulso de tomar a BaekHyun de la mano. El empleado que cargaba sus maletas, ya los observaba con sospecha. Dos hombres compartiendo una habitación, con una sola cama, no era del todo común. Era mejor no llamar demasiado la atención.

—Gracias —una vez en la habitación, ChanYeol despidió al empleado después de entregarle una buena propina.

—¡Es enorme! Creo que es más grande que mi departamento —exclamó BaekHyun. Miraba embobado cada detalle, cada rincón de la habitación.

La cama era muy grande, cubierta por un esponjoso edredón blanco, y una decena de cojines y almohadones en la cabecera. Había un pequeño desayunador para tres personas, cerca de la ventana. Una cocineta con lo necesario para calentar comida y preparar café. Había un par de sillones tapizados con una exquisita tela dorada. Una mesa de marfil con una enorme cesta de fruta sobre ella. El baño era inmenso también, con bañera, regadera y vestidor. Frente a la cama, se levantaba una imponente pantalla de alta definición, y debajo de ella, un potente equipo de sonido.

—Lindo, ¿no? —dijo ChanYeol, tirándose sobre la cama.

—¿Lindo?... Esto es... espectacular. Debe ser carísimo —respondió BaekHyun, mientras miraba el paisaje a través de las suaves cortinas que cubrían la ventana—. ¿Por qué gastaste tanto en esto? Sabes que a mí no me importa donde estemos, mientras estemos juntos.

BaekHyun no se percató de la cercanía de ChanYeol, hasta que lo abrazó por detrás, su mentón descansando sobre su hombro.

—Es el dinero de mi suegro. No te sientas mal —explicó el más alto, depositando un beso en la mejilla del presidente—. Ya no pienses en nada, yo no quiero hacerlo. Sólo disfrutemos, ¿sí?

BaekHyun recordó el extraño episodio que habían vivido hace unos minutos, así que decidió no contrariar a su amante. Se dio la vuelta para besarlo. Su abrazo era cálido y sus labios dulces. ChanYeol tenía razón, era momento de disfrutar, de dejar al resto del mundo afuera de aquella extravagante habitación.

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