Caspítulo 9

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<<ChanYeol>>

La piel de SunMi olía a una mezcla de perfume y cigarrillos. ChanYeol siempre lo había odiado. Al principio, se prometió a sí mismo que lo soportaría. Después de todo, aquello no era un precio muy alto a pagar por todas las comodidades que esa mujer le brindaría. SunMi era una proveedora, ese era su papel en la vida de ChanYeol. Ella lo amaba, o eso decía. Cada noche, mientras se recostaba junto a él, le susurraba al oído un te amo. Él sólo sonreía y acariciaba sus hombros desnudos. Ella conocía muy bien los sentimientos egoístas de su esposo. Pero, no le importaba. Mientras estuviera a su lado, ChanYeol podía sentir lo que quisiera. Era su trofeo, su juguete preferido. ChanYeol le pertenecía, era como un esclavo con buena paga.

Su deber era estar disponible para ella a todas horas. Debía acompañarla siempre, lucir guapo y sonreír. De vez en cuando, SunMi le daba un descanso, salía con sus amigas o de compras con su hermana, mientras ChanYeol se quedaba en casa, disfrutando de su libertad por un par de horas. Casi siempre, pensaba en BaekHyun. Desde que SunHee llegó a casa en las primeras vacaciones de la universidad, y les mostró la foto del amor de su vida. ChanYeol perdió la poca paz que había conseguido. Los recuerdos de su infancia junto a BaekHyun, regresaron como una tormenta implacable a su memoria. La distancia que tanto se había empeñado en poner entre ellos, se volvió nula. SunHee no perdía la oportunidad de hablar de él, durante la cena, el desayuno, los paseos. ChanYeol demostró sus habilidades histriónicas al guardar la compostura cada vez. Haciendo gala de su frialdad, usó toda la información proporcionada por su cuñada, para armar un perfil de BaekHyun. Poco a poco, consiguió su dirección, su teléfono, su horario. Al final, sabía más sobre él, que SunHee. A veces, lo espiaba desde su automóvil, lo observaba cuando salía del trabajo o de su departamento. Los días que podía ver a BaekHyun, su energía y su deseo se desbordaban, regresaba a casa para hacerle el amor a su esposa apasionadamente. La ególatra mujer pensaba que ChanYeol estaba loco por ella. No sabía que él fantaseaba con BaekHyun mientras la besaba, mientras la sostenía con fuerza contra él, mientras la penetraba con desesperación. El muchacho se mordía los labios para no pronunciar el nombre equivocado.

Durante meses, los sentimientos que ChanYeol creía olvidados, se hicieron más fuertes. El deseo de aparecer frente a BaekHyun era insoportable, pero no era tan fuerte como su necesidad de tener una vida fácil y cómoda. Sentía que lo merecía, quizá tenía razón. Después de tanto sufrimiento, era justo tenerlo todo y vivir sin preocupaciones. Sin embargo, en ocasiones quería huir de la elegante casa que compartía con SunMi, y correr hacia BaekHyun. Pero no tenía el valor.  Perderlo todo a cambio de algo que sólo estaba en su imaginación, no era inteligente.

ChanYeol vendió su tiempo, su libertad, sus deseos. Todo le pertenecía a SunMi. Pero, después de besar a BaekHyun en su departamento, quería recuperarlo todo. Y, cuando SunHee regresó envuelta en una nube de felicidad absoluta aquella tarde, no pudo actuar más.

La familia entera lo miró con malos ojos cuando salió de la casa, azotando la puerta, luego de que su cuñada les diera la noticia de su compromiso. Ya había hecho una escena de celos por la mañana, pero ahora, la escena que planeaba, estaba justificada.

—¡Abre la puerta! —ordenó ChanYeol, golpeando la puerta de departamento de BaekHyun con todas sus fuerzas. Incluso los muros retumbaban un poco—. ¡BaekHyun!

El director abrió por fin. Sus ojos todavía estaban rojos, a causa del resfriado. La expresión en su rostro era una mezcla de sorpresa y frustración.

—¿Qué haces aquí? ¡Ya déjame en paz!

BaekHyun se dio la vuelta y regresó al sillón, dejando la puerta abierta para que ChanYeol pudiera entrar. Después de todo, no podía evitarlo, era mejor lidiar con él de una vez.

—¿Por qué vas a casarte? —ChanYeol entró y azotó la puerta detrás de él.

—Ya lo sabías... —BaekHyun respondió, luego tosió un par de veces, envuelto en una manta— Ese era el plan desde el principio.

—¡No! Ese era el capricho de SunHee, no se supone que cederías... —ChanYeol se echó el cabello hacía atrás y caminó hacia su amigo.

—No lo hago por ella. Como sabes todo acerca de mí, supuse que estarías enterado de la situación en la compañía de mi padre. Este matrimonio arreglará las cosas —tosió otra vez.

—¿Es dinero lo que quieres? —ChanYeol sacó su billetera del bolsillo trasero de su pantalón. Tomó los billetes que guardaba allí y los aventó sobre el rostro de BaekHyun—. ¡Ahí tienes! Hay más en el banco... ¡Te lo daré todo!

BaekHyun cerró los ojos. Se enojó al instante a causa de la ofensa, pero todavía se sentía demasiado débil para reaccionar. ChanYeol lo miró un instante y después se arrodilló frente a él.

—Por favor... Baek... no puedes casarte —toda su furia se transformó en una súplica inocente, como un niño pequeño que rogaba para no ser abandonado.

BaekHyun abrió los ojos para mirarlo. Una lágrima rodaba lentamente por la mejilla de porcelana de su amigo. El deseo de consolarlo se hizo fuerte dentro de él, pero se contuvo.

—¿Qué quieres, ChanYeol? Tú ya tienes una vida, una familia. Lo tienes todo... ¿Para qué me quieres?... Todos estos años, cuando pudiste buscarme, cuando pudimos.... —suspiró— No tiene sentido. Por favor, déjame seguir con mi vida. No hay nada que podamos hacer. Todo lo que vivimos está en el pasado, nuestra amistad terminó. Sigue tu camino y deja que yo empiece el mío.

Las palabras de BaekHyun dolían como heridas abiertas. Tenía razón, pero ChanYeol no podía dejarlo ir. Aquel hombre enfermo, era lo único bueno en su pasado, y quería conservarlo en su presente. Todos los buenos momentos que vivieron juntos, incluso aquel primer beso en la noche de tormenta, palpitaron en su mente. No pudo soportarlo más. ChanYeol tomó el rostro de BaekHyun entre sus manos y besó sus labios.

La lógica y la razón desparecieron, se fueron de aquel departamento, expulsadas por las caricias y los besos furiosos de los dos amantes. Las manos cálidas peleaban por deshacerse de la ropa, que caía poco a poco al suelo. El cuerpo tembloroso de BaekHyun se retorcía sobre el sillón, presa de los escalofríos que los dedos de ChanYeol le provocaban. Sus labios inflamados succionaban con placer los de su amigo. La exploración de los cuerpos era casi violenta, cargada de pasión. BaekHyun se excitaba más al sentir cómo el pene de ChanYeol se endurecía contra el suyo. Por momentos, quería detenerse, sabía que aquel acto cambiaría todo. Pero la satisfacción era abrumadora.

—Mm... —BaekHyun gimió, atrapando la lengua de ChanYeol entre sus labios húmedos.

ChanYeol tomó aquel dulce sonido como un incentivo. Sus manos expertas comenzaron a tocar los lugares más sensibles. Una vez que ambos estuvieron desnudos. Los labios de ChanYeol encontraron su camino hacia el vientre tembloroso de su amante. Se deslizó hacia su erección y la tomó con su boca. BaekHyun gritó, envuelto en un placer desconocido e intenso. Sus dedos se enredaron en los suaves cabellos de ChanYeol, estimulándolo para que continuara. La lengua caliente del chico enviaba olas de placer por toda su entrepierna. ChanYeol disfrutaba de aquello también, tener a BaekHyun a su merced lo volvía loco de felicidad. Ahora, ninguno podría volver a negar sus sentimientos.

Las manos de ChanYeol sustituyeron a su lengua, se movían con maestría, de arriba hacia abajo sobre el falo erecto y húmedo de BaekHyun. El director no dejaba de gemir, sentía el clímax cada vez más cerca. Flotando en medio de todas aquellas sensaciones, buscó los labios de ChanYeol con los suyos. Mientras lo besaba, su mano buscó también la erección de su compañero. Ahora era su turno de gemir.

—Baek... —ChanYeol pronunció su nombre, casi sin aliento.

Los dos se fundieron en un beso, mientras se brindaban placer mutuamente. BaekYyun explotó primero, ChanYeol no tardó mucho más. Ambos cayeron sobre el sillón, completamente exhaustos.

—Eres mío, Baek... —declaró ChanYeol, mientras cubría sus cuerpos desnudos con la manta—. Esta vez, no iré a ninguna parte.

BaekHyun no pudo responder. Su cuerpo carecía de energía. Sólo pudo colapsar en los brazos de su amigo, donde se quedó dormido, arrullado por los latidos de su corazón. 

Still Where stories live. Discover now