Capítulo 3

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<<BaekHyun>>

La vida se desliza entre los dedos como el agua. El tiempo no se detiene, todo cambia, todo se desvanece y se reconstruye, hasta los corazones rotos.

BaekHyun se graduó una mañana de febrero. Su madre estaba en primera fila, mirándolo admirada con una grande y orgullosa sonrisa. Junto a ella, se encontraba el nuevo padrastro del muchacho, quien sonreía de la misma manera. Era un hombre bajo y regordete, que la señora Byun había conocido por casualidad en el supermercado. Comenzaron a salir los fines de semana en citas sencillas. Poco a poco, la mujer comenzó a sentirse entusiasmada por aquella relación. Cuando el padre de BaekHyun los abandonó por otra persona, mientras él todavía era un bebé, ella se prometió a sí misma no mirar a otro hombre jamás y dedicarse enteramente a su hijo. Pero el niño creció, se convirtió en un hombre joven, que estaba a punto de recibir su título y comenzar a recorrer su propio camino. Así que, un año atrás, la señora Byun rompió su promesa. Se casó con el señor Lee, quien resultó ser el presidente de una de las compañías vinícolas más importantes del país. Con él, encontró amor sincero y estabilidad económica, casi como una oferta de dos por uno. Así, su vida se volvió más tranquila. Ya no tuvo que batallar para pagar la colegiatura de su hijo, ya no tuvo que hacer malabares para llegar al final del mes. Era como una guerrera que puede descansar al fin, luego de librar una batalla centenaria.

BaekHyun se alegró por su madre al principio. Tenía sus reservas con la situación, no quería entrometerse demasiado. Pero, al pasar el tiempo, se encariñó también con el señor Lee. Nunca había sentido la necesidad de recibir la atención paterna, y al obtenerla de un hombre desconocido, su corazón se llenó de un calor especial. Conforme pasaban los meses, el muchacho le entregó poco a poco su respeto y su confianza.

Después de la graduación, el señor Lee insistió en contratar a su hijastro, para que trabajara en su compañía. Pero, el muchacho puso como condición, que lo dejara escalar con su esfuerzo y su arduo trabajo. No quería un trato especial por el nuevo parentesco que los unía. El hombre accedió.Así, BaekHyun comenzó desde abajo, como recolector en los viñedos. Poco a poco, gracias a su dedicación, fue ascendiendo, hasta que obtuvo un puesto administrativo en las oficinas. 

Sin embargo, su éxito laboral no era equivalente a su éxito social, porque BaekHyun desarrolló una personalidad tímida, no le gustaba pasar mucho tiempo rodeado de gente, incluso en el trabajo. El pasado dejó una cicatriz en su corazón, una marca que no se borró con el tiempo. En el fondo, temía acercarse demasiado a la gente, porque, tarde o temprano, podrían desaparecer, como ChanYeol. 

A sus veinticinco años, BaekHyun obtuvo el puesto de gerente en el área de exportación. Siempre desempeñándose con seriedad y profesionalismo, el muchacho también se ganó la confianza del presidente Lee, quien ya lo consideraba el hijo que no había podido tener. Tanto era su cariño, que puso el futuro de su compañía en sus manos. Algo que el muchacho no sabía.

<<ChanYeol>>

El último día de su servicio militar, ChanYeol regresó solo a casa. Una ligera tristeza lo invadió, al ver cómo las familias de sus compañeros los esperaban. Las novias lloraban emocionadas al tener de regreso a sus oppas, los padres y hermanos sonreían orgullosos al abrazar a los muchachos, que lloraban también.

Sin embargo, nadie iba a recoger a ChanYeol, y él lo sabía. Mientras viajaba en el autobús, con la mirada perdida en el paisaje de la carretera, pensó en BaekHyun, se lo imaginó esperándolo, sonriendo con orgullo, con los brazos abiertos para darle la bienvenida. Se obligó a sí mismo a detener la fantasía, que sólo lo entristecía más. Comenzó a pensar en su padre, se preguntó si se sentiría orgulloso de él. Después de todo, había cumplido con su voluntad al pie de la letra. Quizá, ahora podría decidir sobre su vida y alejarse de aquel violento hombre.

Cuando bajó del autobús, ataviado todavía con su uniforme, cargando la pequeña maleta con sus pertenencias, se encontró casi al frente de la casa de su amigo de la infancia. Un escalofrío recorrió su cuerpo, el recuerdo de aquella noche lo golpeó sin previo aviso, haciéndolo temblar. ChanYeol cuadró los hombros, como si levantara un impenetrable muro a su alrededor. Caminó de prisa hacia su casa, huyendo de aquellos sentimientos indeseables.

—¡Hijo!

La señora Park lo esperaba en la puerta. Aquel gesto lo reconfortó, la tristeza lo abandonó por un momento. El muchacho se refugió en los brazos de su madre, quien lloraba emocionada.

—¡Bienvenido a casa, hijo!... Te preparé un pastel de bienvenida y el bibimbap que tanto te gusta. Tu padre no está, así que podemos celebrar tu regreso en paz.

Era una aseveración triste. En el fondo, ChanYeol quería celebrar con toda su familia, incluido su padre. Pero aquel hombre siempre había sido un monstruo al que le temía, el cariño hacía él no creció en su interior. Su ausencia representaba la felicidad absoluta.

En los meses siguientes, ChanYeol se dedicó a buscar un trabajo. Su padre decidió que no pagaría más sus estudios, así que debía aportar algo a la casa. Pero, el muchacho decidió que saldría de ahí, llevándose a su madre con él. Ya habían vivido suficiente tortura, ya no era un niño que debía callarse y aguantar.  Su plan consistía en ahorrar tanto como le fuera posible, durante un año, después partiría hacía alguna ciudad vecina, donde pudiera comenzar a vivir lejos del maltrato de su padre. Una vez establecido, rescataría a su madre de las fauces de la bestia.

Pero, los planes no siempre resultan como pensamos. Cuando ChanYeol encontró trabajo en una cafetería, también encontró el motivo de su trágico destino. Las cosas sucedieron naturalmente. Guiado por su curiosidad y su latente deseo de sentirse feliz, el muchacho se involucró con otro mesero. En el fondo, él sabía que los sentimientos que BaekHyun había despertado en él, seguían vivos. Sin importar cuánto quisiera ignorarlos, estaban allí, susurrándole al oído. Eran otro motivo para intentar querer a alguien más, un desconocido que sólo podría brindarle calor.

Sin embargo, ChanYeol se encontró probando los labios de aquel muchacho muchas veces, intentado encontrar el sabor de BaekHyun, sin éxito. Se veían después del trabajo, en algún motel de mala muerte, donde experimentaba las sensaciones de la carne por primera vez. Aunque, al final de cada encuentro, ChanYeol se sentía irremediablemente culpable, vulnerable e indecente. Sufría al llegar a casa y tener que sonreírle a su madre, como si fuera el muchacho más honesto y gentil.

Todo aquello trajo consigo una serie de eventos que ChanYeol no imaginaba. Una noche, después del acto, el muchacho insistió en acompañarlo a casa. Vacilante, ChanYeol aceptó. Se comportó fríamente mientras caminaban por las oscuras calles, no quería que nadie descubriera la naturaleza de su relación. Con cada paso, el temor y el remordimiento que sentía, se intensificaban. Su sucio secreto caminaba junto a él, emitiendo una energía dulce, difícil de ignorar. Un par de cuadras antes de llegar, ChanYeol flaqueó. Llevó a su compañero a una esquina solitaria, donde se besaron. 

—¡ChanYeol! —la familiar voz masculina, hizo que el muchacho se estremeciera. —¡¿Qué demonios haces?!

Los ojos enfurecidos de su padre, lo observaban desde el interior de su automóvil.


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