Una intrépida Gata que se enamoró [Nathaniel]

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Capítulo 2
Una intrépida chica en el colegio

- ¿Qué es lo que sucede, Nathaniel? – pregunto en forma de susurro una chica castaña con unos broches azules en este, ojos celestes, del mismo color que su blusa favorita que llevaba puesta. Ella estaba sentada al lado del rubio que tanto amaba Geraldine.
- Te juro que no lo sé, Melody. – le contesto a aquella chica que escuchaba con una gran irritación los gritos de Geraldine.
- ¡Nathaniel! ¡Aquí! ¡Obsérvame! – gritaba Geraldine muy entusiasmada.

Nathaniel trataba de esconderse entre sus hombros, le causaba mucha pena eso que estaba sucediendo, pues, aun no se le hacía costumbre. Fue ahí, donde Melody; interrumpiendo la clase del profesor de historia, el señor Farres; se levantó de golpe de su asiento y se asomó por la ventana, realmente fastidiada por el hecho de que otra chica ajena a ella quisiera llamar la atención de su también amado.
- ¡No puedo ser! Es otra de tus tontas admiradoras. – exclamo la chica irritada. Suspiro con fastidio. - ¡Hey, tonta! ¿Es que no tienes clases?
- Necesito ver a Nathaniel – aun gritaba muy emocionada, al mismo tiempo, esta daba brincos de alegría. - ¿Quién eres tú?
- Eso debería de preguntártelo yo. Nathaniel está ocupado como el delegado principal. Le diré a la directora que se encargue de ti. – expreso Melody con altanería. – Ni se te ocurra moverte de ahí. – señalo a Geraldine con su dedo índice.
- Kentin, repórtale a la directora otro caso de acoso a Nath. – gruño Melody, no le importo que el profesor estuviera ahí, ella solo quería que aquella chica extraña dejara en paz a su querido Nathaniel.
Kentin, un alumno de cabello castaño, ojos verdes, vestido con una camisa de tirantes anchos negra, arriba de ella, una camisa blanca con mangas cortas y un pantalón al estilo militar con una cadena que adornaba a este, y con uno que otro rasgo femenino, pues, en el pasado era un chico que solía comerse los libros, hablando literalmente, salió del aula con un ligero fastidio, pues aborrecía que le ordenaran.
Nathaniel no dudaba en mirar de reojo a aquella chica en particular, ¿sería una nueva chica? Para él, desde el segundo piso, podía observar muy bien a la chica, que además de tener una mediana estatura, era bastante linda.
Desde que Nathaniel cambio de apariencia, las chicas se acercaban más a él, pues para ellas el look antiguo de Nathaniel no le favorecía demasiado. El aún no se acostumbra a llamar la atención de cada chica en el instituto, pero, eso no quiere decir que no conozca a cada una de las chicas que lo pretendían; aun siendo Melody, la acosadora número uno, la cual amenazaba a cada chica que trataba de estar cerca de él; Nathaniel las conocía a todas. Anteriormente si era muy popular, pues el papel de delegado principal le llevo a hacer así, conocía a chicos y chicas de nuevo y antiguo ingreso, al igual que cada profesor, pero, nunca la había visto a ella.
Para él era obvio, él no podía olvidar una gran belleza como lo es esa chica.
.................
- ¿Inscrita? – cuestiono Geraldine, confundida por las palabras que la directora del instituto le decía.
- Si, cariño... Inscrita. – dijo una señora de avanzada edad.
Geraldine estaba en presencia de la directora del instituto y de la antigua chica que la llamo tonta, Melody. Al lado de esta chica se encontraba el anterior chico descrito, Kentin.
- ¡Habla! No te quedes callada. – añadió Melody harta de la timidez de Geraldine.
Kentin no dejaba de mirarla.
-Sí, dime acerca de ti. ¿Cómo te llamas? ¿Cuál es tu procedencia? Y ¿Quiénes son tus familiares?
- Me llamo Geraldine. – dijo esta chica con una gran sonrisa.
- ¿De dónde vienes? – cuestiono con altanería Melody.
- Soy de aquí. – contesto de nuevo con una gran sonrisa. Ella no estaba al tanto de nuevo rencor que le estaba guardando Melody a ella. Siendo una gata nunca vivió eso antes.
- ¿Y tu familia? – pregunto la directora con una cálida sonrisa hacia ella.
- Esto... La verdad es que no sé.
- Espera ¿Qué? – musito para sí sola, Melody.
- Creo que es huérfana, directora. – musito el chico castaño hacia el oído de la directora.
- Vaya. – dijo Melody, un poco apenada por su anterior comportamiento hacia ella. – ¿Cuál es tu edad?
- ¿Edad? – exclamo con extrañeza. Ella solo pensaba en que si esa cosa se podía comer. Después de unos segundos, entendió. – Supongo que 17. – volvió a sonreír con una gran inocencia.
- ¿Supones? – cuestiono Kentin con una gran extrañez.
- Si, eso supongo. – sonrió con inocencia. Después, esta comenzó a lamerse la mano y pasársela por toda la cara, todo involuntariamente.
Las tres personas se quedaron bocas abiertas, no sabían que más preguntarle a esa particular chica.
- Está bien, Geraldine. Desde ahora estará en la clase de Melody y Kentin y...

Fue ahí donde el sonido de la campana que indicaba la hora de receso, sonó. También, fue el momento en el que Nathaniel llego y los ojos de Geraldine se iluminaron cual estrellas en la noche.
- Dejen respirar un poco a la chica nueva. – dijo con una sonrisa que inconscientemente estaba dirigida a Geraldine.
- ¡Nathaniel! – exclamo muy alegre Melody. Kentin solo rodeo lo ojos, pues no soportaba cuando Melody se hacía pasar por otra chica diferente para llamar la atención de Nath, simplemente se le hacía idiota. La directora comenzó a hablar hacia Nathaniel.
- Nathaniel, te dejo a la chica en tus manos. Yo tengo cosas que hacer, Melody ayúdame en unas cuantas.
- Pero yo... tengo que... - dijo Melody, pero, sabía que replicar no le serviría de nada, por lo que opto por ir con la directora.
- ¡Nathaniel! – grito muy emocionada Geraldine, quiso abrazarlo, pero, su sentido común se lo impidió.
- ¿Cómo es que sabes mi nombre? – cuestiono a Geraldine sorprendido y con un ligero sonrojo en sus mejillas.
- Yo... - la chica se percató de que algo sucedía con Nathaniel, solo que no sabía en sí, que era. - ¡Nathaniel! Te estas poniendo muy rojo. – dijo alarmada, no sabía qué hacer.
- ¿Que? ¡Ah, no! No es nada. – añadió aún más rojo de lo que estaba.
- ¿Seguro? – dijo algo insegura de sus palabras, pues, estaba preocupada por su amado.
- Si, como sea, tu no me has dicho tu nombre. ¿Cómo te llamas? – pregunto por ultimo.
- Mi nombre es Geraldine. – dijo sonriente hacia él. De nuevo, lo hizo sonrojar.
- Es un muy bonito nombre. – halago Nathaniel con el mismo sonrojo de antes.
- No tanto como tú. – Geraldine no se daba cuenta de lo directa que era y de lo incomodo que ponía a Nathaniel por ello.
- Bueno, entonces, te inscribiré en mi curso. – añadió Nathaniel mientras se tocaba la nuca, algo tímido. – Supongo que por tener la misma edad que yo y los demás compañeros de mi clase, debes de estar en ese mismo curso.
- ¿Eh? – Nathaniel la había sacado de sus fantasías. – Sí, claro. Como desees, Nath. – hablo y sonrió. No sabía que era lo que sentía con certeza, pero a Nathaniel le comenzó a encantar ese gesto en Geraldine.
- Entonces, ahí estarás. ¿Qué te parece si...? – Nathaniel comenzó a obsérvala de pies a cabeza y se percató de una banda para heridas en un brazo, mientras que, en el otro, tenía atado un pedazo de tela similar a la de su camisa. No evito el alarmase un poco, al igual que extrañarse. – ¿Estas bien? ¿En dónde te has lastimado? – Nathaniel intento tomarla de sus muñecas, pero, la chica se negó.
- ¿Esto? – mostro con más claridad sus brazos. – No son nada, estaré bien. – se alejó un poco de aquel rubio mientras que él se avergonzó un poco. – Eres muy amable por preocuparte por mí. – la hermosa chica le sonrió.
- No hay porque agradecer. – el rubio desvió su mirada hacia el suelo, tratando de ocultar el gran sonrojo que invadía a sus mejillas.
Era así como la pequeña gata Geraldine, empezaba sus aventuras como una humana, una de carne y hueso, con todas las habilidades que una persona normal tenia, tan solo faltaba afinarlas y saber sobre todo lo que era el mundo de su amado, no quería parecer una completa loca delante del chico que más amaba, no podía desperdiciar esta gran oportunidad de la Diosa ChiNoMiko, incluso si no podía tocar o besar a quien le provocaba miles de suspiros.
Geraldine se hospedo en un hotel cercano del instituto, tenía los fondos monetarios necesarios, brindados por aquella Diosa. Ya estaba ansiosa por pasar más momentos con su amado Nathaniel.

Historias Cortas (Chicos de CDM) ©Where stories live. Discover now