Capítulo 18

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¡AVISO! ESTE CAPÍTULO CONTIENE RELATOS EXPLÍCITOS SOBRE SEXO. SI NO QUERÉIS LEERLO, NO LO HAGAIS.

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-Kate, despierta.

Me revolví en el asiento del coche sin querer abrir los ojos, pero estaba empezando a tener bastante frío. Me cerré más la chaqueta en el cuerpo para que entrase en calor.

-Cariño, despierta.-dije sintiendo la mano de Joe en mi hombro.-Hemos llegado.

Abrí los ojos lentamente intentando enfocar lo que había a mi alrededor, pero todo era oscuridad. Me giré hacia la puerta del coche y vi a Joe agachado a mi lado, un poco serio.

-Hace frío.-dije todavía con los ojos medio cerrados.

-Vamos, dentro hace calor.-dijo cogiéndome de la mano.

Tiró de mí educadamente sacándome del coche, lo que hizo que tuviese más frío. Aunque en Forks no hacía mucho frío porque nos estábamos acercando al verano, en la montaña todavía había que ponerse bastante abrigo, por lo que mi vestido y mi chaqueta era como llevar nada.

-Toma mi chaqueta.-dijo Joe poniéndomela sobre los hombros.

Le miré a los ojos y vi que todavía recordaba que habíamos discutido en el viaje hacia su casa. Después de haber recogido mi maleta de casa y haberme despedido de Jackson, él había insistido en que le contase qué me pasaba para estar así de molesta. Evidentemente no podía contarle que parte del hecho de que estuviese enfadada con Nessie era que tenía vampiros vigilándome para que otros vampiros no me convirtiesen en uno de ellos. Pero la otra parte que me mantenía cabreada era saber que Joe me escondía algo, según Anderson. Quería decírselo porque en el fondo deseaba que él me negase lo que había dicho la Barbie, pero tampoco debía creerla a ella.

Joseph abrió la puerta de su casa y me dejó pasar primero para que viese la casa. Cuando entré me quedé boquiabierta. El salón era precioso, tenía una gran chimenea que ya estaba encendida con una alfombra delante, que estaba colocada delante de dos sofás. Había una mesa grande con seis sillas, y detrás de ella se encontraba la barra de la cocina, que separaba ambas partes. Donde terminaba la cocina se encontraba una escalera que subía hasta la siguiente planta con una puerta al lado que parecía un baño, y al otro lado del enorme salón había una puerta que daba a lo que suponía que tenía que ser el patio.

-El patio lo verás mañana, ahora no se verá nada.-dijo Joe detrás de mí.- ¿Quieres ver la parte de arriba?

Me tendió la mano otra vez y yo se la cogí para seguirle. Subimos las escaleras y encontramos una pequeña salita con cinco puertas. Joe me fue enseñando una a una las habitaciones diciéndome cual era cada una, me indicó donde estaba el baño y por último me enseñó lo que se suponía que sería nuestra habitación, porque vi nuestras maletas a los pies de la cama.

-¿Cuándo has metido las maletas dentro?

-Bueno, cuando hemos llegado he entrado dentro para meterlas y encender el fuego del salón y la calefacción para que la casa estuviese caliente.-dijo encogiéndose de hombros.-Quería preparar todo antes de que entrases.

Le miré y no pude evitar sonreír. ¿Cómo podía Joe esconderme algo tan malo para que yo no quisiese salir de casa nunca más si se preocupaba por mí de esta manera? No podía evitar quererle, porque sabía que le quería. Se estaba convirtiendo en alguien muy importante para mí y con estos pequeños detalles se ganaba un pedacito de mi corazón cada día.

-Kate...

Se acercó un poco a mí como pidiendo permiso. Yo le sonreí más a la vez que daba un paso hasta él.

Nueva entre los CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora