Capítulo 23

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No desperté hasta la mañana del jueves, tarde, dado que me quedé dormido sin programar la alarma la noche anterior, así que para cuando mi madre se asomó en mi habitación, ya era casi medio día.

Las vacaciones que Luke había pedido para nosotros se extendían hasta entonces, con la diferencia de que él tendría que cumplir con su turno de guardia, pero, aun así, dormir todo el día no era algo que me gustara mucho, teniendo en cuenta que generalmente no tenía tiempo para hacer otras cosas como ponerme al día con mis series, escuchar música, leer, estudiar o algo así. Pero, ese día, no era normal. No tenía ni deseos, ni ánimos, ni nada que me impulsaran a salir de la cama. Ese día todo era diferente; los programas en la televisión eran casi todos sobre temas deprimentes, malas noticias en el telediario, mis hermanas estaban sospechosamente calladas al llegar de la escuela, la gata no se movió de los pies de la cama, mi madre no me ofreció ninguna bebida caliente como confort, ni preguntó si me sentía mal más de dos veces, después de semanas sin caer una gota de agua, el cielo rugía anunciando tormenta, todo, absolutamente todo estaba del revés.

Miraba mi teléfono constantemente, pero solo tenía notificaciones de actualizaciones de software o nuevas publicaciones en alguna red social.

Mi madre se aventuró a entrar a mi habitación sobre las cinco y media, un rato después de que llegaran las niñas del colegio, para dejar sobre la mesita de noche un plato con galletas y un vaso de leche.

-Cielo, ¿estás bien? ¿hay algo que pueda hacer por ti? – preguntó sin poder soportar sus instintos.

-No mamá, a menos que sepas como demonios reparar un corazón que hiciste pedazos, solo por no tener el valor suficiente para tomar una decisión que sin duda alguna no deberías de pensarte mucho; a menos que sepas la razón por la que soy tan imbécil y no me doy cuenta de lo afortunado que soy, e incluso cuando lo hago, no tomo cartas en el asunto o hago algo al respecto, no, no puedes ayudarme – le solté de carrerilla, tomando una bocanada de aire al final, para satisfacer su curiosidad y preocupación.

-Hijo... - no respondió al momento, se quedó la palabra en el aire hasta que se sentó en la cama y pasó su mano por mi cabello – no sé a santo de qué viene eso, o la manera en la que puedas solucionarlo, solo puedo decirte que hay decisiones de las que nos arrepentimos tarde o temprano, pero siempre será mejor arrepentirse del error de haber decidido, que de la cobardía de no haber hecho nada. Piensa bien lo que te ronda en esa cabeza, que grande debe ser para tenerte así de preocupado, y elige bien cariño, pero no hagas sufrir en vano a quien te ama – escuché cada palabra que salió de su boca, pero, aun así, no sabía que iba a hacer.

Le agradecí y más por vergüenza que por propia iniciativa, me encerré en el baño, con el objetivo de que una ducha caliente despejara mi mente y aclarara mis ideas.

A la única conclusión que puede llegar después de aquello fue que necesitaba ver a Luke, quizás no para darle una respuesta, pero al menos para pedirle disculpas una vez más, abrazarlo y dejarle bien claro que lo amaba, en caso de que aún le quedara alguna duda. Así que luego de secarme, me vestí, me arreglé y con las llaves del coche de mi madre en mano, salí rumbo al hospital.

                                                                                            ҉

-Lo siento Michael, el Dr. Hemmings acaba de entrar al salón por una emergencia, y la cosa no se veía nada bien, lo más probable es que tarde un rato, puede que un par de horas, tal vez más – me dijo la chica que trabajaba conmigo cuidando a Liam, y que casualmente tenía ese turno de guardia.

Cuddles PrescriptionWhere stories live. Discover now