Cuddles Prescription

Capítulo 1

¿Alguna vez los han juzgado por parecer algo que no son, o ser algo que no aparentan ser? Como cuando te llaman gay solo porque no te gusta el football, o cuando te dicen fenómeno por escuchar una música diferente a la del resto, o cuando te catalogan de delincuente solo porque vistes de negro y llevas el cabello de colores chillones, como en esas ocasiones en la que nadie se detiene a pensar que tal vez y solo tal vez debajo de esa cubierta, quizás un poco rasposa, se esconde una persona como otra cualquiera, o puede que aún mejor, una persona con maravillosas cualidades, a la que le importa más el bienestar común que la imagen que todos tengan de él, y sí, acabe desviándome, estoy hablando de mí.

No soy más que un simple chico al que muchos desprecian por usar camisetas de cosas extrañas, por llevar siempre algo negro, y por tener el pelo de un color diferente cada vez que se dan la media vuelta. Y yo me pregunto, ¿se pondrán de acuerdo alguna vez? ¿les gusta el negro o los colores? Pues eso, que nadie se detiene siquiera a pensar que puedo ser un encanto de persona, no, es más sencillo decir que son un ladrón, un asesino o cualquier pintoresca profesión que les cruce por la cabeza, al fin y al cabo, no me conocen, solo son prejuicios que se han formado en esta sociedad que desprecia lo diferente, lo que está fuera de lo habitual.

En fin, este pequeño despliegue de moralidad se debe a que, una vez más, una simpática anciana me ha mirado como si fuese el mismísimo Satán cuando estaba tomando el metro para ir a trabajar, aun cuando le ofrecí mi asiento para que no fuese de pie; y luego dicen que nuestra generación está perdida.

Otra de esas "imperceptibles" miradas se clavó en mi cuando estaba cruzando el parquin del hospital en que trabajo, porque sí, soy enfermero; ni asesino, ni ladrón, ni traficante de drogas, aunque bueno eso se podría mirar de otra manera, mi punto es: soy enfermero, ¿les suena? ¿esos angelitos en pijama azul que se dedican a ayudar personas? Eso es lo que soy, ya que, por desgracias, ser médico se me hizo un poquito imposible...económicamente hablando.

-Buenos días Ann - salude a la chica que se encontraba detrás del escritorio de recepción - ¿sabes si ya enviaron mi nuevo plan de turnos? Necesito chequear algo urgente.

-Pues sí, el Dr. Wild lo trajo hace un rato - contesto ella pasándome un sobre amarillo sellado - y me ha dicho que te diga que pases por su oficina antes de comenzar a trabajar.

-Gracias guapa - me despedí y me dirigí a cambiarme.

En el hospital estaban haciendo reformas como cambios de personal, renovación de planes de turno, reubicación de pacientes, pues acababan de abrir una nueva sección para los enfermos más graves, con una atención más cercana y personalizada.

Una vez en mi uniforme me encaminé a la consulta del Dr. Wild.

-¿Se puede? - pregunte abriendo luego de tocar la puerta.

-Pasa Mike, justo te estaba esperando - dijo el doctor mientras sacudía mi mano luego de voltear a verme y desatender unas cajas que tenía sobre su mesa - siéntate muchacho.

-Oiga, no me llame así, me hace sentir joven - me queje en broma, aunque con algo de razón, no es que el hombre fuera mucho mayor que yo, el tenia treinta y tantos, y yo acababa de cumplir los 25 este invierno.

-Verás Michael - comenzó tras soltar una risa - iré directo al grano, me voy a trasladar a la nueva planta de Terapia Intensiva, y quería despedirme de ti, y comunicarte que a partir de ahora estarás bajo la tutela del Dr. Hemmings - me quedé un rato procesando sus palabras, hasta que me di cuenta de lo que había dicho.

-¿Que se va? Pero, ¿y sus pacientes?

-Pues, como tú, quedan al cuidado del doctor. Tranquilo Mike - dijo el hombre ante, lo que imagino, era mi cara de decepción - estáis en buenas manos, es cierto que el chico es joven, pero es muy capaz, se ha ganado una reputación en este hospital aunque solo lleve tres meses trabajando aquí, es sin duda uno de los mejores especialistas del centro.