Capítulo V : "Un cambio de vista"

220 23 20
                                    

Capítulo V

Narrado por Jay:

-Andrew, ¿quieres mi manzana hermano? – Se la tiré antes que pudiera contestarme, no tenía hambre, no podía comer cómo un regimiento sabiendo que mi mejor amiga podría estar en cualquier lugar, y nadie se dignaba en buscarla, solamente nosotros.

-Paso por hoy bro, sabes que mi apetito bajó luego de todo esto, tú sabes… esto, es una mierda. – Comentaba con su rostro serio, mientras jugaba con la manzana lanzándola a su mano y luego a la otra. Estaba realmente irreconocible, nunca lo había visto de esta forma; pálido, con ojeras tapadas por gafas de sol, con el cabello más opaco... Está bien, fijarse en eso es algo marica. Pero de verdad estaba demacrado y yo no estaba mejor que él, claramente.

 Habían pasado 3 semanas desde que no hemos sabido nada de Jaden. Nos dirigimos todos los días a su casa o algún otro lugar en el que pueda estar, pero nada. Me estaba volviendo loco, no quería perderla de nuevo. Deseaba tanto tenerla conmigo o jugar con ella, cuando pasó el accidente con mi padre…

-Iré a una rutina cariño, cuida de mi pequeño Jay – depositó un beso en los labios de su esposa y uno en la frente de ese niño con ojos risueños de tan solo 9 años.

-Papá, ya estoy lo bastante grande para ir a darles una paliza a esos criminales. –Comentó aquel niño, logrando dar unas patadas al aire bastante divertidas.

-La próxima vez vendrás conmigo, te lo prometo campeón- dijo mientras se iba por la puerta y daba el último guiño a su familia.

Siempre tenía en memoria esa pequeña conversación con mi padre, la cual fue la última que tuvimos… luego de 3 horas llegó un amigo cercano a mi padre tocando la puerta, mi madre abrió y yo estaba atrás de ella. Mi madre lloraba desconsolada y yo no entendía nada, ¿cómo unos ladrones lograron acabar con la vida de mi padre?... en un segundo, con una bala incrustada en su pecho.

-Hey Jay, te he dicho si podíamos ir a ver a Jaden en el horario de biología, quizás no espere que vayamos a buscarla… hey bro, ¿estás bien? – preguntó mi amigo, acercándose con cara de preocupación, al ver mi vista tan brillante y mirando el suelo.

-Sí, claro… - comencé a subir mi vista- … ¡marica, aléjate un poco, quiero espacio bro! – Tenía su vista clavada en la mía y estaba demasiado cerca, no quería que viese mis ojos al borde de las lágrimas.

-Tranquilo viejo… ¿y bien, que te parece mi idea? Soy un jodido erudio – decía mientras colocaba sus brazos debajo de su cabeza con una pose muy relajada, creo que mi amigo Andrew está volviendo.

-Es erudito idiota – no pude evitar de soltar una carcajada, pero esta se detuvo al posar mi vista en la ya abierta puerta de la cafetería, dejando entrar a la persona que más ganas tenía de ver… pero no de esta forma.

Andrew abrió los ojos al ver que no seguía el juego de sus estupideces. Al ver lo mismo que yo quedó helado, esa pose relajada de antes cambió por una tensa e incómoda.

Caminaba hasta nuestra mesa y todos se quedaron mirando aquella escena, donde no podía caminar más de tres pasos derechos ya que tambaleaba, se quedaba quieta o se afirmaba a alguna mesa y volvía a emprender camino hacia nosotros, sus chicos.

No podía verla de esa manera, nunca la había visto así; un rostro frío y famélico, tan delgada, pálida como el papel, ojos sin expresión alguna… y vestida tan rara, cómo salida de una estúpida película de motociclistas violentos. Chaqueta de cuero y solamente un sostén debajo de él, unos shorts y botas negras. Lucía tan desaliñada, pobre Jaden.

-Andrew, sígueme – caminé firmemente hasta Jaden, quién se afirmaba de una mesa de allí. Todos los chicos y chicas la miraban pero nadie hacia nada.

TormentasWhere stories live. Discover now