Capítulo 8

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Capítulo 8

Otabek

Actualidad, Rusia

Se despertó cuando Yuri lo puso sobre el sofá. Golpeó la cabeza tan fuerte contra el respaldo, que lo trajo de vuelta desde la inconsciencia.

—                 ¿Yuri?

—                 ¡Hasta que te levantas! Quédate ahí. La puta ambulancia no está disponible por culpa de no sé que accidente de mierda ¡Me importa un cuerno! Te curaré yo. Quédate quieto.

Otabek no entendía ni la mitad de cosas que Yuri mascullaba mientras tiraba al piso un montón de cosas de los estantes, supuso que buscando un botiquín.

Finalmente encontró lo que buscaba y se acercó a Otabek.

—                 Te cortaron abajo del ojo y gracias a los cielos e infiernos que no lo alcanzaron — Dijo—. Mira, no sé suturar, así que te la voy a pegar. Me lo hice a mí mismo miles de veces. No es un corte profundo pero sí largo. Va a doler como la mierda.

—                 Mmm.

—                 Puedes morder esto. Me subiré encima de ti para que no te muevas ¿Ok? No enloquezcas.

Otabek mordió el trapo que Yuri le tiró y se preparó.

Se subió encima de él ubicando una de sus piernas entre las suyas y la otra a un costado. Descansó los brazos sobre su pecho y las manos arriba del rostro. Yuri no era pesado, pero lo apresaba con una fuerza de acero.

—                 A la de tres.

—                 Mhmm.

—                 Uno.

—                 Yuri...

—                 Dos.

—                 Yu...

—                 Tres.

No pudo evitar gritar. Yuri no se sobresaltó, pero sí lo puso nervioso. El corazón de Otabek latía con violencia bajo los brazos de Yuri y sentía que no podía respirar del dolor.

El pegamento se sentía como ácido. Otabek no recordaba ser tan gallina, pero es que no era propenso a las heridas y golpes. No se metía en peleas y tenía un equilibrio fantástico a la hora de patinar.

Amenazó con desmayarse otra vez, pero el dolor era tanto que no se lo permitía. Cuando Yuri pegó el último pedazo de piel, corrió a buscar el alcohol. Craso error.

Dolió un infierno más que el pegamento. Arañaba la tela del sofá y estaba seguro que le había dado un fuerte manotazo al rubio.

Cuando todo terminó, ambos se dejaron caer. Yuri le había limpiado con sumo cuidado el rostro y puso una gasa sobre la herida. Ambos tenían el rostro perlado de sudor.

—                 Joder — Masculló—. No tienes idea el calvario que he pasado arrastrándote hasta aquí ¡Casi escupo mi propio corazón de los nervios!

—                 Yo también, pero del dolor.

—                 No te hagas el gracioso aquí. Ya sé que ha dolido pero al menos has estado inconsciente gran parte del tiempo. Yo la pasé como la mierda, preocupado por ti.

—                 Lo siento.

—                 ¡No te disculpes! ¡No es tu culpa! Solo... Solo déjame descargarme.

Hasta que los días nos unan otra vez [Viktuuri/Otayuri] - YURI ON ICEWhere stories live. Discover now