Destino

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Aurora

Despierto al sentir que mi cuerpo arde.
Creo que la fiebre subió de nuevo.
Me remuevo en la cama, incómoda, y entonces me doy cuenta de que unos enormes brazos me apresan contra un muy musculoso y desnudo cuerpo.
¡Y estoy desnuda!

Me incorporo de golpe y pongo la mano sobre mi frente cuando la habitación empieza a dar vueltas a mi alrededor.
Mi cabeza va a estallar.

Mi estómago protesta debido al hambre.
No puedo recordar cuando comí por última vez.
Creo que fue hace dos días.
Justo cuando escuché su voz...

Trato de sentirla ahora pero es imposible.

Aparto la sabana a un lado y la imagen de ese hombre increíble que duerme a mi lado metido entre mis piernas viene a mi mente de golpe.

¿Acaso no fue un sueño?
Esta claro que por nuestro estado de desnudez, no lo fue.

Jackson Stone.
Por fin le encontré.
Me ha llevado muchos años y finalmente estoy a su lado.
En su cama.

Oculto mi cara entre mis manos.
No puedo creer lo que le dejé hacerme.
Nadie nunca...
Tampoco es que yo...
¡Ay Dios!

Me levanto despacio y me acerco a la puerta que creo que lleva al cuarto de baño.
Necesito cierta intimidad.

Una vez cubiertas mis necesidades, enciendo el agua de la ducha esperando que el agua se lleve los restos de fiebre que aun me dejan débil.

Cierro los ojos, dejando que el agua me refresque, que calme mi cuerpo cansado y me ayude a centrarme.

Veinte minutos después, me siento mucho mejor.
Cierro el agua y extiendo la mano para alcanzar la toalla.

Cuando pongo un pie fuera de la ducha un fuerte dolor en la espalda me hace doblarme hacia adelante.

Grito. Fuerte. Muy fuerte. Y lloro.
Golpe tras golpe.
No puedo soportarlo.
Antes de perder el sentido, hago un último esfuerzo y grito.
-¡Jackson!

Jackson

Salto de la cama en cuanto oigo el primer grito.

Lo primero que veo es que estoy solo en la habitación.
Los gritos siguen. Vienen de mi cuarto de baño.
No pierdo el tiempo en cubrirme y voy hasta allí.

Encuentro a Aurora en el suelo.
Parece que salía de la ducha.
Lo primero que pienso es que resbaló y cayó, pero entonces grita mi nombre y se queda inmóvil.

Me apresuro a su lado y es entonces cuando veo las marcas en su espalda.

A pesar de que es la primera vez que veo algo así, puedo asegurar que son latigazos.
Tiene la piel de la espalda completamente dañada.
Grandes moratones empiezan a formarse alrededor de cada golpe.
¿Que cojones ha pasado?

La levanto con cuidado y la tiendo sobre la cama, boca abajo.
Necesito curar esas heridas.

Vuelvo al cuarto de baño a por el botiquín.
Para mi absoluta sorpresa, cuando vuelvo a su lado, su espalda no tiene una sola marca.

Persiguiendo un sueño (Serie Love 10) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora