ESPECIAL NAVIDAD

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se ubica al poco tiempo de que Hannah, Isaac y Argent llegaron a Francia pero mucho antes de que Hannah regresara a Beacon Hills

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Hannah tenía que sorberse la nariz para poder respirar después de todo ese llanto. Se limpió las lágrimas aun atascadas en sus ojos y las derramadas por su rostro. Se sentía rota. Estaba rota.

Extrañaba a Allison. Extrañaba su risa, la sonrisa cómplice y secreta que tenía cuando estaba a punto de hacer algo prohibido, sus hoyuelos, la promesa de una mejor amiga, el sentimiento a hermana que sentía perdido, las corridas matutinas, el tener a alguien a quien proteger... Si tan solo la hubiera protegido.

Extrañaba a Aiden. Extrañaba sus peleas, las burlas, el corregirlo, que alguien se atreviera a decirle cosas que podían herirla solamente para hacerla ver la razón, que alguien se preocupe por ella de esa manera, el sentimiento a casa que le provocaba, la posibilidad ya inútil de algo más por palabras pérdidas demasiado tardías. Si tan solo lo hubiera protegido.

Extrañaba a Scott, a Lydia y a Stiles porque aunque no habían muerto, también se sentía como si los hubiera perdido. No había llamado desde que llegó a Francia. No tenía fuerzas ni ganas. Extrañaba que Scott la abrazara y le diera seguridad. Extrañaba que Stiles la besara y juntara todas las piezas rotas de ella. Extrañaba que Lydia la llamara amiga.

De fondo en la casa, además de escucharse a sí misma sin poder controlar su respiración, escuchaba música clásica a todo volumen proveniente de la habitación de Isaac o al menos eso creía. Ni ella, ni Isaac ni Argent habían salido de sus habitaciones. Escogieron alejarse del infierno sin saber que ya tenían uno dentro de sus propias mentes.

Hannah decidió darse una ducha. No recordaba la última vez que había tomado una, lo cual debería ser suficiente justificante para darse una. Hizo todo automáticamente. Se desnudó, tomó una toalla, encendió el agua, se metió a ella. Hannah saltó fuera de la ducha en cuanto hizo esto, el agua estaba helada.

Temblando del frío, tomó su toalla y la envolvió alrededor de su cuerpo. Se dirigió a la habitación de Isaac para que él la arreglara, porque seguramente Argent estaba ahogado en alcohol en su habitación. No tocó y simplemente entró. Probablemente debería sentir vergüenza porque debajo de la toalla no lleva nada pero no le importó. No es como si Isaac fuera a reaccionar a ella en tales circunstancias.

Se quedó paralizada en la puerta cuando vio a Isaac en posición fetal en su cama, la música instrumental a todo volumen callando su llanto. No lo pensó y se acercó a él. No fue a consolarlo, no; no podía hacerlo. Fue a compartir su dolor. Adoptó la misma posición que el chico de tal modo que sus rostros están a centímetros y podía ver cada detalle del rostro de Isaac así como él podía ver cada detalle del rostro de Hannah.

—La perdí. Perdí todo y ella era lo único que tenía. Ahora también la perdí a ella —la voz de Isaac le sonaba confusa. No sonaba como Isaac, sin embargo es Isaac. Este Isaac sonaba roto. Hannah se preguntó si ella sonará igual.

—No es justo. Ella era demasiado buena para este mundo. Si alguien debió de haber vivido era ella.

Isaac se quedó dormido llorando después de eso, pero Hannah no podía hacerlo. Ella se quedó viendo al techo. Es como si tuviera la voz de Allison gritándole al oído que lo está haciendo todo mal. Hannah no vino a Francia a sentir lástima de sí misma, eso lo pudo haber hecho en Beacon Hills. Vino a Francia por Argent e Isaac. Por Allison.

Hannah se paró y en su habitación se bañó, con agua fría y todo. Bajó a la cocina, la cual era un desastre con platos sucios apilados, comida rápida a medio comer de días y suciedad por doquier. Hannah volteó a ver al calendario ignorado puesto en una pared vacía de la cocina. Era 23 de diciembre.

Losing /Teen Wolf |running#3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora