XXIII

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—¿En dónde está Lydia? —preguntó Kira, volteando a ver por todos lados en el pasillo de la escuela, revolviéndose incómoda.

—Hizo el examen desde primer año —explicó Stiles. Estaban en la escuela un sábado en la mañana porque iban a tomar el examen del PSAT todos reunidos, a excepción de Lydia, como Stiles había recalcado.

—¿Entonces podría hacerlo en otro momento? —inquirió Malia.

—Por favor, estudiaste más para esto que nosotros —bufó Hannah.

—Eso no significa que lo vaya a hacer bueno.

—Bien —la corrigió Hannah.

—¿Qué?

—Se dice que lo vaya a hacer "bien", no "bueno" —le explicó Stiles.

—¡Ay, Dios!

—Vas a hacerlo porque mientras intentamos no morir debemos vivir —dijo Scott—. Si sobrevivo la preparatoria, me gustaría ir a una buena universidad.

Hannah se compadeció ligeramente de Malia, quien parecía querer salir corriendo del lugar por sus latidos frenéticos.

—No es tan difícil, trata de relajarte —intentó consolarla. Malia, para variar, la ignoró. Kira asintió a las palabras de su amiga.

—Solo son tres horas, sobreviviremos.

Cuando tocó el turno de registrarse, tuvieron que poner sus pulgares en tinta que iba a impregnarse en su papel. Hannah, distraída por los latidos errados de todos los de la habitación y el olor a nerviosismo comenzó a marearse, accidentalmente entintando el pulgar erróneo.

—Es el otro, señorita —le indicó la persona que estaba dando los exámenes. Hannah le dio una mueca en disculpa y entinto su otro pulgar, esta vez sellando el examen correcto.

Posteriormente entregaron sus celulares en un sobre a la madre de Lydia porque era profesora en el instituto. Sentados, escucharon las indicaciones y después de una leve demora por la falta de otro profesor para la supervisión del examen, comenzaron. El olor a sudor, nervios y miedo inundó a Hannah, quien intentaba concentrarse en el examen. Discretamente dio una mirada a Malia, Scott y Kira para ver si tenían lo mismo pero ninguno parecía inmutarse, demasiado concentrados en su prueba. Cerró los ojos y suspiró, aislando todo tal y como sus padres le habían enseñado cuando era pequeña. Lo logró tanto que apenas se dio cuenta de que una chica se había desmayado cuando escuchó el golpe en el piso. Ignoró lo que pasaba hasta que escuchó la voz de Scott entrar en su mente.

Mira su muñeca.

🌙🌙🌙🌙🌙

Poco a poco, todo se fue convirtiendo en un caos. Scott y Hannah escucharon a la madre de Lydia llamar al Centro de Control de Enfermedades Contagiosas y se vieron el uno al otro, encogiéndose de hombros. Todo parecía demasiado surreal, personas con trajes amarillos gigantes, zonas de cuarentena, camillas... Hannah se pegó a Scott cuando vio que fue a pedirle información a la madre de Lydia.

—¿Qué haremos ahora? Aislamos a los enfermos y esperamos instrucciones. Si me equivoco saldrán de ahí deprisa y yo seré la maestra loca de biología que tuvo un ataque de pánico por nada —después de eso la madre de Lydia se fue, dejando a Scott y a Hannah a solas con Sydney.

—Vas a estar bien —la tranquilizó Scott al notar su miedo. Hannah comenzó a sentir como un sudor frío corría por su cuerpo, pero se dijo que era por la cantidad de personas en un espacio tan reducido. Sabía que era un síntoma de fiebre pero no lo había experimentado desde una vez cuando era muy pequeña y su gen lobuno no se activaba aun, por lo que le pareció ilógico. Probablemente también fuera algo meramente mental. 

Losing /Teen Wolf |running#3|Where stories live. Discover now