XXXI

11.1K 898 605
                                    

—He sido una perra contigo, ¿cierto? —suspiró Hannah, entrelazando su brazo con el de Liam cuando lo vio salir de los vestidores de hombres después de una plática con el equipo de lacrosse. Liam negó con la cabeza, dejándose guiar por Hannah.

—¿Hablas en serio? Me has ayudado bastante.

—Y sobre el beso...

—Ey, fue un beso de amigos, ¿sí? —dijo Liam, intentando tranquilizar a Hannah al notar lo tensa que estaba. Hannah gimió.

—¿Estás seguro? No quiero hacer las cosas raras entre nosotros.

—Claro. Nunca pensaría en otra cosa, somos amigos —mintió el chico—. Además, sé que todavía sientes algo por Stiles.

—Lo quiero, Liam.

—¿Te puedo decir algo? Como amigos, claro.

—Supongo.

—Tal vez... tal vez deberías dejarlo ir. Quiero decir, él está con Malia. Parece estar bastante bien. Tú también podrías estar así de bien, con otra persona o sola si lo dejaras ir.

—Más fácil decirlo que hacerlo —bufó Hannah aunque no negó las palabras de Liam. Sabía que era lo correcto, sabía que necesitaba dejarlo ir, pero... Stiles lo era todo para ella. Lo amaba. El siquiera considerarlo le parecía imposible. ¿Cómo podía dejar de quererlo?

—Lo lamento.

—¿Y por qué estabas así de raro con Mason? —preguntó Hannah cambiando de tema. El pulso de Liam se aceleró al instante, lo que hizo que Hannah le mirara con ojos entrecerrados—. ¿Qué sabes tú que yo no sepa?

Liam se quedó callado y aunque Hannah se moría por saber lo que estaba sucediendo, esperó a que hablara. Después de unos minutos lo hizo.

—Anoche mi impresora se encendió sola —Hannah abrió la boca para decir un comentario sobre cómo los fantasmas no existían pero se quedó callada, decidiendo escuchar a Liam—. No podía apagarla, presioné el botón de cancelar y no dejaba de imprimir.

—¿Qué imprimía? —de su bolsillo trasero Liam sacó un par de hojas arrugadas. Hannah las tomó y las comenzó a leer. Era la lista de muerte.

—¿Qué diablos es esto? —escucharon gritar al entrenador desde su oficina. Hannah y Liam se pararon y fueron hasta ella, para encontrarse con que Scott ya estaba ahí. Se quedaron estáticos cuando analizaron la escena: de la impresora de la oficina del entrenador se estaban imprimiendo miles de copias de la lista que les ponía precio a sus cabezas.

—¿Ven la diferencia? —señaló Liam, jalando a Hannah y a Scott al pasillo.

—Derek ya no está en la lista —dijo Scott al instante. La atención de Hannah se centró en otro lado.

—Liam ya no vale tres millones, sino dieciocho. Dieciocho millones de dólares —Hannah se mordió el labio, frustrada. Tendría que hacer mejor su trabajo; las cosas comenzarían a complicarse.

 🌙🌙🌙🌙🌙

—Estoy segura de que todo esto es muy ilegal—comentó Hannah, frunciendo el ceño mientras esquivaba a la gente con Scott a su lado. Música sonaba a reventar por bocinas gigantes, había más de un dj, luces por todos lados iluminando de color la noche y gente borracha bailando y saltando. Entre el montón de gente por donde pasaban, alguien cometió el error de agarrarle el trasero a Hannah, apretándolo con su mano. Inmediatamente Hannah se volteó furiosa y lista para dar un puñetazo pero Scott se le adelantó, empujando al chico por el pecho. Al estar borracho, inmediatamente se tambaleó.

Losing /Teen Wolf |running#3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora