THE DAY: SUNSET.

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Las olas chocaban contra las rocas de la costa, los dulces rayos dorados del sol de verano atravesaban las nubes grises, sentía el cálido viento entre mis dedos, la arena en mis pies y mi mente en el cielo, caminando sin sentido en aquella vieja playa del sur de Busan.

La ciudad se podía ver entre las montañas, podías escuchar sus sonidos entrelazados, las luces empezaban a surgir de sus ventanas paulatinamente al mismo tiempo que la oscuridad empezaba a surgir sobre nosotros, repleto de estrellas, galaxias e historias.

Aquel lugar era mi hogar, un pequeño pueblo que no pasaba los dos mil habitantes, en donde las historias eran conocidas pero no siempre contadas.

En algún momento, dentro de la vieja casa al final de la carretera principal, estaba yo, quien se sentía como el niño más afortunado del planeta con un basto mundo por recorrer y un universo infinito por explorar, con las posibilidades brillando en mis pupilas, y un hambre por juventud eterna. Pero ahora estaba aquí, quince años después, caminando el mismo recorrido de mi infancia, con el conocido sabor del té en mi boca, siendo más alto, recordando lo que era mi vida... lo que era ser el pequeño Taehyung.

1, 2, 3, 4.

Saltaba sobre un pie, tratando de escapar de las pequeñas olas que arrasaban la arena, mientras con una mano sostenía mis sandalias y la otra estaba tomada de la mano de mi madre, quien miraba siempre al frente, dejándome jugar en la orilla hasta llegar a casa, ese era el trato entre los dos, el más importante.

Dejé escapar un suspiro ante ese recuerdo, acompañándolo con una sonrisa que surgió desde lo más profundo de mi pecho, aquel sentimiento de nostalgia ante el tiempo era una prueba de lo mucho que extrañaba el pasado, de lo mucho que amaba ese lugar, del gran amor que sentí por mi familia, de querer volver a esos días, en donde parecía que la puesta de sol duraba mas tiempo.

- Mami. - quería tener su atención, desviar sus ojos café del horizonte. Volteó su dulce rostro a mí con una sonrisa familiar en sus labios. - ¿Dónde está el abuelo? - le pregunté.

- Tae... - parecía indecisa, empezaba a jugar con el borde de su vestido verde, eso lo hacía cuando estaba en problemas o no quería decirme un secreto.

- Lo extraño.

- Ven aquí, cariño. - ágilmente se sentó sobre la arena, y me jaló hacia ella, con una risa divertida caí en su regazo, sus brazos me abrazaron desde la espalda, sintiendo un leve beso en mi cabeza. - ¿Ves eso? - apuntó con su delgado dedo hacia el sol, aquella gran estrella que nos cuidaba siempre. - ¿No es hermoso? - Asentí animado, me gustaba hablar de las estrellas, me gustaba hablar con mi mamá.

- Sí.

- Ahí está tu abuelo. - giré la cabeza asombrado por lo que acababa de oír.

¿En serio ahí estaba mi abuelo? ¿Qué hacia ahí?

- ¿En serio? - dije asombrado, no podía creerlo, mi abuelito era el mejor del mundo. ¡Había llegado al sol! - ¿Cuándo regresará? ¿Crees que podría traerme algo? Algo chiquito, quiero enseñárselo a Jimin o a Jungkook.

- Bebé, bebé. - me abrazó con más fuerza, y depositó otro leve beso en mi cabeza. - Tú abuelito ahora vive ahí, ahí, mira. - apuntó otro pedazo del sol que se escondía levemente a nuestros ojos.

- ¿Entonces no va a regresar a casa? - sentí las lagrimas caer en mis mejillas, pero mi mamá las quitaba levemente. Quería ver a mi abuelo, me moría de ganas por contarle las buenas notas que había sacado en mi examen de matemáticas.

- No... - su voz se quebró. - Pero podremos ir a visitarlo.

- ¿Cuándo?

- Un día, Tae. Un día.

We lost the sea.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz