Menguante

119 6 2
                                    

12 de septiembre, el reloj marcando las 9:00 pm, la Av. Camberry está plenamente deshabitada, ni un solo sonido que abunde rompiendo el silencio, solo el de cualquier animal en la maleza o algún perro callejero, tal vez un gato. Inquietante la soledad que inunda a la Av. Camberry, todos ya habían dejado sus negocios, la farmacia Segren que debería tener turno para la noche, estaba a oscuras, no quedaba ningún empleado, La estación de servicio que está a media milla de esta, igual, ¿pero por qué está cerrada? ¿No debería estar disponible para los viajeros o conductores nocturnos que se aventuran a manejar en la plenitud de la noche?. El cielo despejado por completo, pero no estrellado, solo se veía la luz de la luna, penetrando con su resplandor a través de los árboles de pino. Lisa Calver, joven adulta, cabello amarillo como el sol, ojos color durazno. trabajaba aún en el correo "SpeedMail", deseando irse lo más pronto posible, estaba acompañada por su compañero de trabajo Claus Mour, haciendo horas extras, Lisa debió salir temprano, pero el conductor del correo, se le atravesó en el camino una especie de criatura enorme que parecía un lobo, haciendo rodar y pinchar un neumático.

—Maldita sea- dice Lisa, fatigada y estresada-,

—Huaa.. Tranquila Lis, no hay necesidad de decir cosas lindas, falta poco- le replica Claus, en un intento fallido de hacerla reír-,

—Gracias, por quedarte Claus, no debiste-,

—No hay cuidado, no podía dejarte sola aquí, además no fue tu culpa que el conductor pinchara una llanta solo por evadir a un perro-,

—¿Como podría agradecerte?- le dice Lisa en gesto de agradecimiento-,

—Bueno, estamos solos en la oficina y no se aparece nadie por aquí, que te parece si ¿nos divertimos un poco?- dice Claus vacilante ante Lisa,

Los dos brincan a reír a carcajadas,

—Lo pensaré- dice Lisa devolviendo el chiste a Claus,

Ahora los dos se ríen aún más, les hacía falta, la noche asustaba con su soledad, un poco de comedia los ayudo a levantar el animo y continuar con su eterno trabajo, Lisa veía a Claus y pensaba, ¿cuando vamos a terminar? Esto parece eterno y pensar que tengo que recorrer todo ese trayecto a casa. Claus la mira,

—¿Qué piensas?- le dice,

—En nada- responde ella, agitando la cabeza,

Pero no era así ella pensaba en muchas cosas, pensaba por qué la farmacia no estaba en funcionamiento, igual la estación de servicio, extrañamente el día donde debía quedarse sola, si no es por Claus que accedió a quedarse, ella estaría en completa soledad allí en el SpeedMail. para calmarse, pensaba en el chiste de Claus, soltaba una sonrisa tonta, mientras lo hacía, pensaba como ella estaba bromeando devolviéndole el chiste y como él no lo hacía, pero fingía hacerlo.

—Eso es todo, vez no era para tanto- dice Claus, sonriendo y quitándose el sudor de su frente, con su antebrazo,

—Al fin, muchas gracias Claus- responde Lisa.

No se quedaron para celebrar su gran logro, o a charlar sobre cómo fue su día antes del trabajo, los dos preparan sus cosas y se apresuran a cerrar. Lisa le da un beso en la mejilla, en forma de agradecimiento y se dirige a su auto, mira el ambiente, todo está tétrico, mientras más rápido llegue a casa mejor.

Mientras ella encendía su auto, Claus comenzó a caminar en medio de la calle, hacia el lado opuesto a donde estaba ella, intrigada por la dirección que toma el y viendo su alrededor, arrancó el auto, se posó en una velocidad casi estacionaria al lado de Claus.

—¿Hacia dónde te diriges, vives por aquí?- le dice Lisa,

—No, camino hasta la escala del bus que está adelante a unos quinientos metros- dice Claus,

Ella LunaWhere stories live. Discover now