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Capítulo 3.

Vuelvo a despertar en la misma habitación. Es de noche y ya no hay ninguna luz que obstruya mi visión, todo está oscuro y la poca iluminación que tengo, proviene de la luna a través de la ventana. Hay unas pastillas en mi velador, junto a una nota y un vaso con agua. "Jeremiah: por favor tomar tus pastillas apenas despiertes. Una vez que lo hagas, apreta el botón ubicado debajo de tu velador porfavor. ─Dra. Simons". No tengo ninguna intención de tomar ningún medicamento y menos de apretar el botón para que venga la doctora o algún enfermero a verme. Necesito salir de aquí, las palabras de la doctora dan vueltas alrededor de mi cabeza, no es posible que no pueda salir de aquí si eso es lo que yo quiero. "Tu cura depende de que aceptes que necesitas ser curado".

¿Qué cura necesito si no estoy enfermo?

No, no estoy enfermo.

Tampoco tengo ninguna clase de adicción a las drogas.

El resto de personas probablemente tienen motivos para estar aquí, yo no.

Tengo una vida, una carrera que seguir.

No... no puedo... no puedo quedarme aquí.

Me acerco a la puerta con la intención de abrirla. Está cerrada por afuera, por ende, no tengo manera de salir. Tampoco es que me sorprenda, si no, sería demasiado sencillo que los pacientes se escapen por la madrugada, cuando nadie presta mucha atención. ¿Y si encuentro otra manera de salir? Podría tocar el botón, pedir ir a leer un libro, ver televisión, decir que no logro dormir. Es mejor que nada. Pero, tampoco quiero arriesgarme a tomar las pastillas, ni siquiera sé qué medicamento contiene. Posiblemente me hagan tomar las pastillas antes de salir, y no puedo arriesgarme a eso. No tengo manera de salir, genial. La única manera concisa en la que puedo pensar es esperar que pase un poco de tiempo, conocer el edificio más a fondo y encontrar una manera de salir... pero debería haber una manera más sencilla, no puedo darme el lujo de esperar tanto tiempo.

El folleto.

Miro alrededor de la habitación en busca de este. La doctora dijo que se encontraba aquí, pero, ¿dónde? Abro el cajón del velador para encontrarme con este. "Instituto Chiao: Facultad de Rehabilitación". Según lo que leo, me encuentro en un edificio de tres pisos con un jardín extenso para que los pacientes interactúen entre sí y disfruten del aire fresco, así como una sala común y varias actividades para los residentes. Y más información innecesaria. Debe haber algo que destaque, que me muestre algo. Un golpe en mi puerta me saca de mi lectura.

─¿Alguien pidió servicio a la habitación? ─. Dice una voz detrás de la puerta. No sé cómo reaccionar, no he apretado el botón ni he llamado a nadie. Acabo de llegar aquí y ya está el sitio jugando con mi mente. Debe ser alguna enfermera, eso debe ser. Pero si entra, tendré que tomar las pastillas y eso no es algo que quiera ─. Jeremiah, sé que me puedes oír, voy a entrar, ¿sí?─. Se nota la insistencia en su voz, así que mi mejor opción es esconder las pastillas en mi cajón por mientras. Escucho el sonido de unas llaves y veo como la manija se abre lentamente. Esto llega a tal punto donde siento mi mano temblar, tal como si estuviese en una película de terror. Veo una sombra aparecer mientras la puerta comienza a abrirse. Una vez que la puerta se encuentra completamente abierta, la puedo ver. No es ninguna enfermera, ninguna doctora.

Es la chica de ojos marrones que me observaba antes de que hablara con la doctora.

Cierra la puerta detrás de ella y se apoya contra esta, mientras me sonríe con una sonrisa vacilante. Siento mi cuerpo helarse. No sé cómo reaccionar, ¿debería estar asustado porque se encuentra en mi habitación? ¿Aliviado porque no es ningún doctor y no tengo que tomar medicinas? ¡¿Asustado porque se encuentra en mi habitación?!

─No eres de muchas palabras, ¿no? Te ves bastante callado. Eres... observativo, me doy cuenta de eso... y sobre todo, bastante interesante ─. Suelta una risa ligera, siento un aire de dominación alrededor de ella. ¿Se está burlando de mí o intentando jugar conmigo? De una u otra manera, me eriza la piel, y no de la buena manera.