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Que injusta, que maldita es la muerte, que no nos mata a nosotros sino a los que amamos.


Pero no, no estábamos preparados para eso.

Justo cuando Jace abre la puerta de la G3, los disparos comienzan a cruzar el aire, acribillándonos y tomándonos por sorpresa.

Grito de dolor al sentir una bala hincarse en el interior de mi brazo derecho, pero no pierdo más tiempo y me lanzo hacia el interior de la habitación.

Me arrastro hasta cerrar las puertas tras Jace y Eric, y las balas se incrustan en el metal, amenazando con atravesarlo.

- ¿ Todos bien ? - pregunto, haciendo una mueca y mirándolos de reojo.

Jace asiente.

- ¡ Heridos pero bien ! - grita a través del ruido.

- Era una trampa. Klaus nos ha delatado - escupe Eric, afirmando el rifle sobre sus manos.

-  No hay tiempo para quejarse. En cuestión de segundos derribaran esa puerta - le interrumpo, nerviosa.

- Y no tenemos escapatoria. Solo nos queda esperar, y cuando lleguen, disparar - termina Jace.

Nos miramos entre nosotros. Sabemos que hay muy pocas probabilidades de salir de aquí los tres.

- Juntos hasta el final - digo decidida. No voy a morir sin llevarme a unos cuantos conmigo. Si yo caigo, ellos caerán conmigo.

- Hasta el final - corean, apuntando a la puerta, que se agita con bandazos.

Un golpe. Dos, tres, cuatro... hasta que revienta.

Hay un segundo tenso, silencioso, antes de que se desate el infierno. El caos.

Las balas amenazan con llevarase vidas consigo. El jaleo es tal que no consigo escuchar los latidos de mi propio corazón acelerado.

A pesar de la emboscada, tiene sus ventajas estar en el interior de la habitación. En cuanto un enemigo cruza la puerta, cae al suelo, derribado por nuestra defensa.

Sin embargo, no todo es bueno. Más temprano que tarde, acaban superando ese obstáculo, y se cuelan en la habitación sin ser heridos. La cosa se empieza a poner fea para nosotros.

Ni siquira distingo dónde acaban y empiezan nuestros tiros y los suyos.

Me parece que la pelea dura horas, aunque no deben de ser más que unos cuantos minutos.

Las municiones se acaban.
Hay que empezar a luchar cuerpo a cuerpo.

Matar a alguien a sangre fría entre mis manos me cuesta más de lo que había imaginado. Pero no dejo que mi moral me venza, no en este momento.
Es él o yo. Y no pienso darme por vencido.

La batalla dura hasta que no queda nadie más a quien disparar. Nadie que sea capaz de sujetar un arma entre sus manos.

La habitación oscura huele a sangre, esparcida alrededor de los cuerpos que se amontonan sobre el suelo.

Me llevo la mano a la boca en un intento de no vomitar. Yo, nosotros hemos hecho eso.

- ¿ Estás bien ? - la voz de Eric suena débil, tanto que ni siquiera parece una pregunta.

Asiento como puedo. Estoy bien. Estoy a salvo. Aunque Klaus sigue por ahí, el nombre de Price está entre la lista de las bajas del combate.

- ¿ Jace ? - susurro al ver cómo hace un gesto de dolor.

- Bien - le quita importancia - Estoy bien.

Suelto una risa desquiciada. Se acabó.

Eric sonríe cansado y da una zancada para alcanzarme, pero sus piernas se debilitan en el camino y cae al suelo.

- ¡ Eric ! - gritó preocupada, arrodillándome a su lado.

Pero él no parece escucharme. Sus ojos viajan a gran velocidad de un lado a otro, como si estuviera desorientado.

- ¡ Eric ! - vuelvo a llamarle, histérica, dándole golpecitos en la cara para que no cierre los ojos.

Jace se arrodilla frente a mi, y con el semblante preocupado señala la camiseta del líder.

Suelto una exclamación ahogada. No me había dado cuenta porque el tejido es oscuro, pero está empapada de sangre por la zona del pecho.

Levanto la prenda, y busco la herida. Trago saliva con dureza.

- Esa bala solo puede haber ido a dos sitios... - murmura Jace, dejando la frase inconclusa.

- Supongamos que la herida es en el pulmón - mi voz sale temblorosa, e inspiro para mantener la calma - ¿ Qué podemos hacer ?

- No soy médico, Arelys.

- ¡ Pues piensa ! - grito, liberando un poco de mi furia - ¡ Has vivido como un erudito en Abandoned durante años, maldita sea, piensa !

Jace me lanza una mirada extraña, como dispuesto a replicar, pero después su mirada baja a Eric y asiente.

- Bien... lo más urgente es el oxígeno, ¿ no ? En una herida de succión en el pecho, el aire es aspirado a través de la herida cada vez que la persona intenta respirar - recuerda, y doy gracias a todo aquello que tuvimos que memorizar. Quien diría que Abandoned me iba a hacer un favor algún día.

- Así que hay que taparla por tres lados para que el aire pueda escapar de la herida, pero no regresar - concluyo, a la vez que lo voy haciendo con su propia camiseta - Bien, ya está.

- ¿ Estamos seguros de que es el pulmón el perforado ? ¿ Y si ha llegado al corazón ?

Le lanzo una mirada fugaz.

- Eric - susurro con lágrimas en los ojos, acercándome a su oído- cielo, necesito que hagas un pequeño esfuerzo. ¿ Podrías decirme dónde te duele ?

Silencio. Recibo silencio.

- Eric, amor - miro a Jace preocupada - ¿ dónde ?

- Costado - masculla tras unos segundos, seguido de una larga e interminable fila de tos.

Jace me mira relativamente aliviado.

Pero yo no lo estoy en absoluto.
Eric está cada vez más palido y sudoroso... ido. Sí, no le ha dado en el corazón, pero un pulmón no es precisamente algo prescindible.

Al menos sus ojos aún están abiertos, mirando el techo.

- Nos movemos - ordeno - Tú por un lado y yo por otro.

- ¿ Quieres moverle estando así ? - pregunta incrédulo- No creo que sea una buena idea.

- ¿ Y cual es la opción - espeto estresada - Necesita un hospital. Tenemos que llevarle a Abnegación.

Nuestra discusión es interrumpida por el silencio. Completo silencio. Ya no se escucha la respiración ahogada de Eric.

- ¿ Eric ? - pregunto asustada, volviendo mi atención a él, y agarrándole el rostro - ¿ Eric ?

Jace mete su brazo entre los míos, y toma el pulso.

- Apenas puedo notarlo... - susurra, mirándome cansado - Arelys... creo que se está muriendo.

Niego repetidas veces, las lágrimas saliendo sin cesar de mis ojos.

- No - digo con la voz rota - no es posible. Él no.

- Lo siento...

- ¡ He dicho que no ! - chillo, toda mi inmesa tristeza transformándose en ira - ¡ Eric, abre los ojos, mierda ! ¡ Ni se te ocurra dejarnos solos !

Jace llora, en silencio, a mi lado. Sabe que es el final.

Rompo en sollozos ahogados, y tomo una de sus manos y acaricio sus mejillas con la otra.

- Eric, por favor... - suplico, suplico, y suplico con el corazón roto - por favor...

- Él lo ha dado todo para que fuerais libres- intenta consolarme Jace.

Yo le miro. Y regreso al amor de mi vida.

- Eric, por favor - lloro, sabiendo que esto es una despedida - No quiero esta libertad si no estás para vivirla a mi lado.

FactionlessWhere stories live. Discover now