Capitulo 12.

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Entro preguntando por su hermano, deberían de tenerlo en la parte de terapia intensiva o quien sabe en qué habitación. Según le había explicado el policía estaba en coma. ¿Dónde lo tendrían? Se moría de la desesperación por saber.


No paraba de llorar, sus padres de seguro estarían en camino. Les había dejado un mensaje con la secretaria ya que no contestaban, como siempre. Ellos solo vivían para el trabajo. Maldita sea. Los odiaba en ese momento, pero más se odiaba ella por haber tratado de esa manera a Justin. El no tenía la culpa, el había hecho todo lo posible. Hasta lo imposible, pensó. Ahora estaba postrado en alguna camilla, esperando su suerte. Sintió que se le partía el corazón.



Se acerco a una enfermera que se encontraba en recepción y pregunto por su hermano. Esta revisó su computadora.




-Lo siento mucho señorita su hermano.. -esta sollozo.


-Si, ya lo sé -dijo interrumpiéndola -solo quiero verlo. Donde está.


-En la habitación 427 -____ asintió.


Entro a un pasillo que decía "Terapia Intensiva". No quería, pero debía. Respiro profundo. Agarro el pomo de la puerta. Lo volvió a soltar como si la hubiese quemado. No quería. Lloro fuerte.


-¿Esta bien? -le pregunto un doctor. Ella asintió.

-Es solo, mi hermano -dijo con la voz ronca.

-Ohh, es el chico del accidente de la noche -ella asintió- soy el Dr. Coleman. Esta a mi cargo -le estrecho la mano y ella lo tomo tímida.

-¿Cómo se encuentra? –pregunto temerosa.

-Está muy delicado. Esperamos que logre pasar las veinticuatro horas –miro su planilla- recibió un fuerte golpe en la cabeza. Pero también ha perdido mucha sangre y eso es lo que nos preocupa. Necesitamos un donador, pero su sangre es muy difícil de encontrar –se mordió el labio. No sabía si podía donar o no, pero debía de intentarlo por su hermano. ¡Joder! No le importaba si tuviese una recaída luego. Lo haría.

-¿Yo podría donar? –el doctor la miro fijo.

-Supongo, solo es cuestión de ver si pasa los estudios. No queremos que su organismo lo rechace –esta asintió- Lucy –llamo a una enfermera que iba pasando -¿Puedes hacerle los chequeos a esta jovencita? –Ella lo miro confundido- Es para el chico del 427 –la enfermera pareció comprender y asintió.

-Sígueme –le dijo la enfermera y ella solo la siguió por aquel largo pasillo.


Estaba muy nerviosa, siempre había odiado las agujas. Pero que importaba. Lo haría por Justin. Tampoco sabía que pasaría, casi siempre le quitaban sangre. Pero no mucha como ahora lo haría. Tenía miedo. Cuando la enfermera se acerco, solo le quito un poco esta vez. Para poder analizarla. Suspiro de alivio. La próxima la vaciaría hasta el fondo, pensó. Trago seco.


-Si quieres puedes ir a ver a tu hermano mientras salen los resultados -___ asintió y fue lo que hizo.  


  ____ prácticamente salió corriendo de aquella habitación y fue directo a ver a su hermano. Necesitaba verlo para saber si estaba bien, ella sabía que no lo estaba. Pero que importaba. Necesitaba estar cerca suyo para sentirse tranquila.



Aquello parecía como una pesadilla interminable, cada segundo que pasaba se ponía más y más nerviosa. Estuvo horas hablando con su hermano. Diciéndole lo mucho que lo sentía. Ella era la única responsable de eso, y se odiaba. Sus padres también lo harían al enterarse.



Todo había sido por su maldito y único comportamiento. El orgullo. Era tan orgullosa e impulsiva, que cuando abría la boca ya no podía parar. Al menos en cuanto se tratase de su hermano. Siempre había sido de esa manera. Solo que antes ellos peleaban por cosas tan insignificantes como quien comería más, quien podría ver más tiempo televisión. Bobadas. Siempre bobadas. Pero la diferencia de esta vez era que su testarudez la había llevado tan lejos, pero tan lejos.

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