Neal

46 10 16
                                    

Sylvie y yo mantenemos una divertida conversación con mis padres sobre los distintos tipos de chocolate. No es una conversación que me interese mucho, pero se ve que Sylvie cae bien a mis padres, y eso es lo que importa. Qué bonita es cuando sonríe, y en esos momentos en los que se puede contemplar la dedicación que da a lo que la apasiona.

La verdad es que ya empezaba a pensar que no encontraría a nadie, sobre todo porque en este libro escasean los personajes. Pero he encontrado a Sylvie, y ella me hace feliz, muy feliz.

Preparo algo de té para que la conversación sea más amena. Sylvie ha estado muy inquieta desde ayer porque Mark se ha ido. Parece nerviosa y alterada.

- Hijo, tu padre y yo vamos a nuestra habitación un momento–me comunica mi madre.

Lo primero que hago cuando se van es girarme hacia Syl y preguntarle qué le ocurre.

- Es por Mark –me dice.

Lo entiendo automáticamente e intento darle una respuesta adecuada.

- Se ha ido porque es lo que quiere, Syl... No lo odies por ello. Puede que algún día... -Syl me corta.

- ¡No es eso! –exclama-. No me coge el móvil y tengo un mal presentimiento.

Sé perfectamente que no le coge el teléfono porque está muy enfadado con ella, así que hago lo único que puedo hacer y le aseguro que Mark está a salvo mientras le doy un abrazo.

- Eres lo mejor que me ha pasado, Neal Puer.

- Te quiero –respondo.

Sylvie se separa de mi, aterrorizada, y quiero preguntarle qué ha pasado, pero Roger irrumpe en la habitación, alterado.

- Lo tienen –dice con lágrimas salpicando su rostro-. Y todo es culpa mía.

Olvido por un momento la pelea que tuve con él hace unos pocos días y me siento a su lado en el sillón. Parece ser que mis sospechas son ciertas.

En las dos últimas semanas Roger no es quien era, su rostro está oscuro y tiene bolsas en los ojos todos los días. Me pregunto si eso significa que no ha dormido nada.

- Tranquilo –le digo-. Respira hondo.

Roger hace lo que le digo y parece relajarse un poco.

- Ahora dinos qué pasa, hermanito. Has estado en la mierda durante semanas –digo lentamente. Sylvie lo mira, expectante.

- Tengo miedo –dice-. Llevo muerto de miedo dos semanas. Y ahora tienen a Mark.

Sylvie hace un gesto de frustración, pero la paro antes de que ponga más nervioso a Roger.

- ¿Quién tiene a Mark? –le pregunto, intentando mantener la calma.

- Will –masculla-. Will lo tiene.

Me guardo una carcajada. ¿Will? Si apenas se tiende en pie. Recuerdo todas las conversaciones que tuve con Angela sobre Will y su preocupación porque no dejaba de beber.

- Roger, eso es estúpido.

Roger me fulmina con la mirada y se prepara para hablar de nuevo.

- Escúchame por una puñetera vez en tu vida, Neal. ¿Me harías ese favor? –aunque me cueste, asiento y oigo lo que tiene que decirme-. Hace dos semanas Will me dijo que necesitaba ayuda. Fui a su casa y allí comenzó a amenazarme. Me dijo que tenía que separarlos, a Sylvie y a ti. Me dijo que el amor apesta y que en este libro no debe aparecer. Y no sé, más cosas que ni siquiera recuerdo.

Sylvie y yo nos miramos alarmados, temiendo lo peor, ya que ninguno de los dos creemos nada de lo que dice Roger.

- ¿Y qué tiene que ver Mark en esto? –pregunta Sylvie, a punto de llorar.

- Will me dijo que si no conseguía separarlos en dos semanas empezaría a matar a Mark lentamente, un poco cada día que pasaran juntos-. Roger hace una pausa en la que casi rompe a llorar de nuevo-. Y cuando acabe con Mark pasará a ti, Neal.

Me quedo con la boca abierta después de lo que acaba de decir, pero aún no lo creo.

- ¿Por qué nosotros dos? –pregunto.

- Porque tú eres mi hermano –responde-. Y porque quiero a Mark –se corrige-. Es decir, es buen chico y eso.

Tanto Sylvie como yo intentamos disimular que tenemos la boca abierta mientras nos damos cuenta de que la única verdad que puede haber dicho en estos minutos es que quiere a Mark.

- Roger –murmuro-. Creo que necesitas ayuda, ¿has consumido drogas últimamente?

Roger me fulmina con la mirada y coge su móvil. Lo enciende, entra en el chat de Will y pulsa el botón de play. Sylvie y yo escuchamos todo el mensaje, intentando distinguir las palabras de terror de Mark.

Cuando el audio acaba, Sylvie rompe a llorar. Llora como nunca antes la había visto hacerlo.

- Es todo culpa mía –dice.

Delirio azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora