Angela

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Todas las mañanas son una mezcla de sentimientos para mí. Me despierto y pienso en Will y en cuanto lo quiero. Amanezco a su lado todos los días, pero por otro lado sé que debo aprovechar los momentos del día en los que está durmiendo para ser yo misma. Aunque también me gustan los momentos en los que no está. Sin embargo, tras ellos llega la tormenta, cuando llega a casa tambaleándose cada día.

Le dejo un mensaje a Neal deseándole los buenos días y me responde automáticamente. Además, me dice que debe presentarme a Sylvie, su novia. Le contesto que sin problema y me siento mal en ese mismo instante.

¿Por qué Will quiere separarlos con tantas ansias? ¿Por qué ellos, si Will sabe que Neal y yo somos muy amigos?

Amenaza a Roger, a ese pobre chico, para que sea él quien los separe. No sé cómo puedo estar enamorada de una persona así, pero el amor no se elige.

Decido ducharme ahora que tengo tiempo. Me visto, me peino el pelo suelto y me maquillo muy poco, como a Will le gusta.

Salgo del baño y me decido por ir a la cocina a comer algo, dándome cuenta de que ha sido un error, ya que Will está allí, sentado en la mesa. Odio esta sensación de felicidad mezclada con miedo cada vez que lo veo.

- Hola, cariño –digo y lo beso.

- Hoy no estoy de humor –responde.- Ese estúpido de Roger no lo ha conseguido aún, y quedan cinco días. Mi paciencia vuela.

Recuerdo el mensaje que acaba de mandarme Neal y lo feliz que parecía con Sylvie. Me asusta pensarlo, porque sé que es prácticamente imposible separarlos en cinco días. Pienso en Roger y siento mucha pena, estará hecho un lío.

- Cariño –murmuro-. ¿Por qué quieres separarlos? Ya sabes que me llevo bien con Neal... Y parece muy feliz con esa chica.

Veo como Will se enfada poco a poco y me grita, desquiciado.

- ¿¡Que por qué quiero separarlos!? ¿Cuándo te darás cuenta? Odio ver a dos personas felices, me provoca arcadas. ¡TE ODIO A TI! Así que si quieres que deje de hacerlo ya sabes lo que tienes que hacer. Si no quieres tener que matar a tu puto amiguito.

- No pienso matar a ese Mark, y mucho menos a Neal.

Will me mira irritado.

-PUES CLARO QUE LO HARÁS. Cogerás tu arco y tus flechas, o lo que tú quieras, y los irás matando poco a poco. Cuando acabes con Mark pasarás a Neal hasta que esa niña ingenua se marche de aquí. Le atravesarás el cráneo si hace falta. Y si no -me dirige una mirada amenazante -ya sabes lo que pasará.

Me trago las lágrimas que amenazan con salir, y él sigue hablando.

–Ahora tráeme una cerveza.

- Ni siquiera has comido nada-. Digo, cautelosa, y veo su mirada de odio. Automáticamente corro a hacer lo que me dice.

Lo dejo solo en la cocina y voy en busca de mi arco, repongo las flechas y lo dejo todo preparado. Por si acaso.

Delirio azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora