07

890 141 249
                                    

Despierto de mi sueño y uno de mis ojos es atacado por un tic nervioso, ya que es una noche más donde mi dormir es interrumpido por Michael. Escucho atentamente como la nueva guitarra de mi amigo, está siendo tocada por el mismo abajo.

Me levantó rápidamente, tropezando con algunas mantas que caen y mis Converse que habían quedado en el suelo cuando me recosté en la cama. Pude apreciar los rojos números que titilaban en el reloj negro del otro costado de la habitación, haciéndome saber que eran pasadas las 3 de la madrugada.

Camino con pasos firmes hasta mi ventana y asomo mi cabeza, haciendo que mi rostro choque con la brisa y que Michael comenzara a cantar.

 —Throwing rocks at your window at midnight. You met me in your backyard that night. In the moonlight you looked just like an angel in disguise. My whole life seemed like a postcard ...

Ruedo los ojos aburrido y chillo a viva voz: —¡Demasiado cliché, Michael Gordon Clifford!

Él me fulmina con la mirada y deja de tocar, aclara su garganta y comienza a rasgar las cuerdas otra vezLoving can hurt, loving can hurt sometimes. But it's the only thing that I know. When it gets hard, you know it can get hard sometimes. It's the only thing that makes us feel alive ... 

Arrugo mi cejo, apreciando lo bella y afinada que es la voz de Michael al cantar. Luego noto como sus dedos se mueven en las cuerdas, como sus ojos mi observan esperando una respuesta a la letra de su canción y le dedico una sonrisa para adentrarme otra vez a mi habitación e ir por mi guitarra. Vuelvo a la ventana y noto su sonrisa al notar que tengo mi instrumento entre manos, luego comienzo a cantar.

  —We keep this love in a photograph. We made these memories for ourselves. Where our eyes are never closing. Our hearts were never broken.And time's forever frozen, still...

Lo espero paciente y él comienza a rasgar las cuerdas, me observa fijamente y cantamos al mismo tiempo: —So you can keep me. Inside the pocket of your ripped jeans. Holding me close until our eyes meet. You won't ever be alone, wait for me to come home.

Termino lentamente de rasgar las cuerdas, observando mis dedos con atención para no cometer ninguna equivocación. Pronto, busco la mirada de Michael, quien espera por alguna palabra luego de todo lo que sucedió. Dejo mi instrumento a un lado y me acerco a la ventana para aplaudir con alegría su voz, sus avances en la guitarra y su talento que no conocía tan bien.

Él se dedica a hacer reverencias, agradeciéndome por los aplausos.

—¡Podrían callarse! ¡Bola de nieve quiere dormir!—nos sobresaltamos y escuchamos como la ventana de la vecina de cierra. 

Nos observamos unos segundos y luego rompemos en carcajadas, le hago una seña para que suba pero él niega aún con una sonrisa en sus labios:—Creo que quiero dormir solo hoy, muchas gracias por la invitación.

Me sorprendo una vez más pero asiento, de todas formas no es algo que me afecte. Le deseo las buenas noches, esperando que sueñe bien respecto a todo. Cuando lo veo caminar hasta la pared que separa nuestras casas, quiero cerrar mi ventana pero él se voltea.

—Luke, ¿Podrías definirme amistad?—pregunta, caminando hasta la ventana con el instrumento negro en sus manos. Se me viene a la cabeza el rostro del gato de Shrek, con sus grandes ojos verdes, pidiendo a gritos atención.

  Pienso la respuesta unos segundos, recordando cualquier dato que me pueda ser útil para explicarle a mi amigo. Cuando logro ordenar todo en mi mente, le regalo una sonrisa y comienzo a explicar.

—Ser amigos es estar ahí siempre. Responder preguntas, solucionar problemas, entregar abrazos, dar asilo cuando el otro lo necesite, apoyar sus debilidades y protegerlas del resto, vencer los miedos y sacrificarse. Ser amigos es algo especial, porque sabes que siempre estará la otra persona ahí, que pueden existir desacuerdos, pero todo se olvidará porque en algún momento se renunciará al orgullo para arreglar alguna discusión. La amistad es apoyo, es consuelo, es empatía, es complicidad, es unión.

Él asiente lentamente con sus ojos cerrados, sé que está tratando de guardar la mayor cantidad de información posible, hasta que pronto abre los ojos y asiente su cabeza para voltearse y dirigirse otra vez a la pared.

Lastimosamente, una pregunta más lo frena pero no se voltea para preguntarte directamente. Sube por la pared y antes de saltar hasta su propiedad, dice lo suficientemente alto para que lo escuche:—¿Eso no es amor?

Me quedo observando el césped fijamente, pensando la última pregunta de Michael, quizás la más difícil que jamás me cuestionó. Cierro la ventana y dejo mi guitarra apoyada en la pared. Camino por mi habitación en busca de zapatos y un abrigo, luego vuelvo a salir por la ventana y bajo por las escaleras.

En vez de caminar el muro y saltar a la casa de Michael, me volteó y camino por el costado de casa para salir al jardín delantero y posteriormente, salir de mi hogar.

Sé que es muy peligroso rondar por las calles a esa hora de la madrugada, pero necesitaba ir a verla de cualquier forma. Quiero acariciar su cabello rubio, ver sus ojos claros, quizás besar sus labios y esperar hasta que pueda detener esa inquietud que siento en mi pecho.

Escucho como un perro me ladra pero ni me inmuto, sigo mi camino esperando doblar en la esquina para poder dar los últimos pasos a la casa de Aleisha, hasta que veo como una figura sale de su habitación. Arrugo mi cejo y camino un poco más, esperando asegurarme de que todo lo que estaba pasando, era cierto.

Noto como el chico se despide con su mano de Aleisha, como ella lleva una camiseta de él, mientras que este está subiendo el cierre de su chaqueta. Arrugo mi cejo, notando que lo que había sentido los últimos días era cierto, que cada una de mis sospechas estaban dejando de serlo para convertirse en hechos, en dolorosos hechos.

Espero en mi escondite, hasta notar como el chico se pierde entre las sombras de la dirección contraria. Camino a paso lento por el jardín delantero de Aleisha y pronto, me dedico a escalar por el árbol que da a su habitación, por el árbol donde ese chico acababa de bajar hace unos segundos.

  —¿Por qué vienes esta vez? ¿Qué se te olvidó?—la escucho preguntar, ya que ni se molesta en encender la luz. 

—Te diría que mi corazón, pero nunca te lo entregué ni lo olvidé—contesto en un murmullo y lo siguiente que veo es, como la luz de su mesita de noche alumbra en su rostro horrorizado.

  —Luke, yo...

—Luke nada, tan solo vine a oficializar nuestro rompimiento. No te daré el discurso de suerte ni toda esa mierda, porque no te la mereces. Adiós, fue un gusto y me despido de ti.

Giro sobre mis talones y camino hasta la ventana, por la cual deseo salir de ese lugar, hasta que su mano aprieta mi hombro.

  —Luke, podemos arreglar esto, no puedes dejarme—susurra y noto como de sus ojos salen lágrimas, las cuales no provocan nada en mí. Hago un movimiento para que saque su agarre, pero ella no entiende el mensaje.

—Ya te dejé Aleisha, ahora suéltame para poder irme—digo con voz dura y me volteo, esperando que por fin entienda el mensaje.

Justo al mismo tiempo que saco mi otra pierna, ella levanta su mano de mi hombro, pero sin evitar darme un pequeño empujón.

Me tambaleo, buscando el equilibrio, pero es inútil. Me aferro con fuerza, otro intento en vano.

  —¡Luke!—chilla en su susurro.

 

¿Es Verdad lo que Sentimos? 》MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora