Me quité el asqueroso vestido (si es que se le puede llamar así) y lo dejé en la silla que se encontraba en el rincón.

- Estos tres son los últimos, si no te gusta ninguno tendremos que ir a otra tienda -escuché la voz de Kelly mientras me lanzaba los vestidos por encima de la puerta.

Los tomé y fui examinándolos uno por uno. El primero era gris con lentejuelas, descartado. El segundo era color amarillo mata pupilas, descartado. El tercero era un color turquesa, lo sujete bien y lo puse frente a mí para observarlo con detenimiento.

El color era hermoso, en la parte del escote tenía forma de corazón. El vestido terminaba unos seis dedos por arriba de la rodilla, la medida perfecta. A simple vista me encantó.

Con la esperanza en mis venas me puse el vestido rápidamente. Me miré al espejo y perfecto. Más que perfecto. Me sentía cómoda y la apariencia que tenía era elegante y a la vez sexy.

Me giré para ver la parte de atrás y más feliz no pude estar. La espalda estaba al descubierto de una manera sencilla y provocativa. No queda duda de que el último es el mejor.

Cuando le dije a Kelly que me había decidido por uno, alzo sus manos al techo y dijo “¡por fin!”.

Luego de hablar de unas cuantas cosas, me llevó de vuelta a la casa y como siempre, me pidió que le diera detalles una vez que terminara el evento.

Y ahora me encontraba en mi habitación colocando el vestido como si estuviera hecho de cristal y lo guarde en el armario.

Mi estómago comenzó a rugir, lo único que había calmado mi apetito fueron unos cócteles de fruta que mi amiga y yo comparamos antes de que me trajera.

Me quité los jeans ajustados que comenzaban a matarme y me puse un short negro. Salí de la habitación y con mis pies descalzos comencé a caminar por el pasillo para bajar las escaleras.

En eso, Luke aparece cuando abrió su puerta. Estaba duchado e informal. Un short largo de mezclilla y una camiseta con un logo extraño en el centro.

- Hey, ¿dónde estuviste toda la mañana? -preguntó con cierta preocupación a la vez que cerraba la puerta detrás de él.

- Salí con Kelly -dije tranquila.

Si le cuento que fui a comprarme un vestido para esta noche, no dudará en entrar a mi habitación y buscarlo solo para hacerme enojar.

Asintiendo, caminó hacia a mí y bajamos juntos hasta la cocina. Se sentó sobre la silla y comenzó a teclear su celular.

Me dirigí a la nevera y saqué el pastel de chocolate que Melina había comprado ayer.

Más vale que no te excedas en calorías, no ayudará a la hora de ponerte el vestido.

Ignorando mi vanidad corporal, corté un buen pedazo y tomé asiento frente a él.

- ¿Calum no te a molestado? -preguntó dejando a un lado su celular.

- No -contesté llevándome un trozo del exquisito pastel.

Al diablo las calorías, tengo hambre y esto está condenadamente delicioso.

Luke levantó la mirada y se me quedó mirando mientras yo continuaba comiendo. Comencé a sentirme nerviosa y lo miré con fastidio.

- ¿Tengo monos en la cara? -dije sin humor.

Esperaba a que se enojara y se fuera a su habitación pero en vez de eso, me sonrió. Lo que aumentó mi deseo. Sus ojos se llenaron de un brillo irresistible y sin decir nada fue levantándose de su lugar y rodeó la mesa hasta estar de mi lado.

Girando mi cabeza, lo miré confundida. Sin dejar de quitar esa maldita y sensual sonrisa de su cara se inclinó hacia mí.

Su pulgar hizo contacto con la textura de mi labio inferior y retiró una pequeña porción de chocolate. El silencio y sin aparatar su mirada de la mía, se llevó el dedo a su boca lamiendo el chocolate que hace unos segundos se encontraba en mis labios. Pasé saliva con dificultad tratando de calmarme.

¡Eso ha sido lo más sexy que he visto hasta ahora! No puedo contenerme. Lo quiero a él de todas las maneras posibles. Lo sé, soy una desesperada pero eso es lo que Luke me causa cuando hace cosas como esas.

- Así esta mejor -dijo una vez que retiró su pulgar de la boca.

Sentía como un calor insaciable recorría mi rostro estancándose en mis mejillas.

- Deja de hacer eso -susurré volviendo mi vista al plato.

Tenía hambre, pero no exactamente de pastel.

- ¿Hacer qué? -cuestionó divertido.

- Mis padres o Melina pueden llegar en cualquier momento -advertí en voz baja.

- Mi madrina no se sorprendería.

- Pero mis padres sí -dije levantándome de la silla.

- ¿A qué hora es el evento de tu padre? -cambió el tema.

- A las nueve, ¿ya tienes que ponerte? -pregunté con indiferencia.

Aunque por dentro me moría de ganas de verlo de traje.

- No exactamente. Ashton me habló sobre un lugar donde rentan esmoquins, más tarde iré a buscar uno -contestó a la vez que tomaba mi mano y la entrelazaba con la suya.

- Espero que encuentres uno que te guste.

- ¿Y tú? ¿Ya sabes que ponerte? -preguntó con intriga.

- Sí -sonreí satisfecha al recordar el vestido.

- Realmente no importa lo que te pongas. Para mi seguirás siendo hermosa ¿lo sabes verdad? -su mano libre llegó a mi rostro y con su pulgar acarició mi mejilla con suavidad.

Sonreí ante su cumplido. Me devolvió la sonrisa y sin resistirse me acercó a él. En cuanto nuestros labios rozaron entre sí, se pusieron en acción.

Entre movimientos y choques de nuestras bocas, su lengua se fue adentrando hasta encontrar la mía. Una sensación de descarga fue invadiendo mi cuerpo causando que el beso se fuera profundizando con rapidez.

Sin duda, esta cocina tiene algo especial. Siempre terminamos juntando nuestras bocas en este lugar.

Sus manos bajaron a mi cintura manteniendome sujeta a su cuerpo. Las mías rodearon su cuello a la vez que jugaba con los cabellos que caían de su nuca.

Comenzaba a sentir calor cuando escuché a alguien aclarar su garganta. En ese instante, Melina apareció en mi mente.

Con la respiración acelerada alejé mis labios. Sentí el cuerpo de Luke tensarse a medida que parpadeaba. Recibiendo su sospecha, miré sobre mi hombro.

Mi mamá se encontraba en el umbral de la puerta de la cocina mirándonos sin ninguna expresión en su rostro.

Mierda.













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Editado: O8.O3.2O21


Créditos a Wendy ✔

The Guest || Luke Hemmings.Where stories live. Discover now