Capítulo 34.

2.2K 115 5
                                    

Niñeros.







Ese mismo día después de que Luke desayunara, decidimos no hablar sobre Calum. En vez de eso, nos pusimos a jugar videojuegos. Empezamos a jugar en su habitación muy tranquilamente.

Estuvimos discutiendo por un momento cuando Luke hizo trampa en llegar a la meta. Pero eso pasó a segundo plano cuando se disculpo dándome un beso sin importarle que su jugador perdiera.

No fue hasta que Melina llegó a la habitación y nos descubrió en medio del romance. Fue entonces cuando me dijo que alguien me buscaba en la puerta.

Ambos nos levantamos del suelo con rapidez pensando que sería Calum. Pero si hubiera sido, Melina se hubiera encargado de él. Así que esa opción queda descartada.

En la puerta se encontraba mi vecina. No fue muy amigable con nosotros al principio. A decir verdad, no era amable con nadie. Es ese tipo de vecina amargada que te odia con tan sólo mirarla. Es por eso que me sorprendió su presencia.

- Hola, Sam. ¿Estás ocupada? -preguntó con una sonrisa forzada.

Si estar con Luke dándonos besos por cada vez que hace trampa me hace estar ocupada, bueno, lo estoy.

- Un poco, ¿por qué? -dije sin rodeos.

Dudó por unos momentos como si no estuviera del todo feliz pedir un favor. A ella no le gusta pedir ayuda de los demás.

- Es que tengo que asistir a una reunión de último minuto y dado que estamos de vacaciones, no tengo donde dejar a mis niños -hizo una pausa y continuó-. Me preguntaba si pudieras hacerme el favor de cuidarlos sólo hasta las siete.

Y por primera vez, vi su rostro suplicando que aceptara. No soy buena haciendo de niñera pero no pierdo nada con intentarlo. Además recibiré dinero a cambio. Es una buena oferta.

Cuando acepté se alegró como nunca antes la había visto. Ahora me sentía alagada por haber recurrido a mí en vez de las otras chicas que viven más adelante. Soy la mejor.

Cuando la Sra. O'Neil se fue diciendo que en media hora traería a sus encantadores hijos, Luke apareció con una mirada interrogante.

- ¿Quién era? -se acercó a la ventana para ver a través de ella.

- ¿No estuviste espiando? -pregunté divertida.

- Lo hubiera hecho pero me quedé arriba escuchando los regaños de Melina.

- ¿Por qué te regañó?

- Dijo que tuviera más respeto y que no hiciera cosas inapropiadas en una casa que no es mía -se encogió de hombros.

- Fue porque nos encontró besándonos -dije como afirmación más que una pregunta.

- Por eso y por las veces en las que nos ha visto -señaló la cocina con la cabeza.

Sentí el calor subir por mis mejillas. Olvidé aquel día en el que nos encontró casi devorándonos como si no hubiera un mañana.

Asentí avergonzada sentándome en el sofá. Si fuera otra persona no me importaría pero estamos hablando de Melina, la casi madre de Luke y es algo incómodo que te haya encontrado varias ocasiones en situaciones no muy favorecedoras.

Luke se movió y se agachó enfrente de mí colocando sus manos en mis rodillas.

- Pero cuando te lleve a mi departamento, podremos hacer lo que quieras -guiñó el ojo y sonrió.

Le di una falsa bofetada en su mejilla. Olvidaba que Luke es un pervertido en carne y hueso.

Cuando nuestras miradas se encontraron se quedaron conectadas por unos segundos. Apoyando sus manos en mis rodillas, se inclinó hacia mí para besarme. Nuestros labios rozaron y luego chocaron con movimientos suaves y lentos.

The Guest || Luke Hemmings.Where stories live. Discover now