Capítulo 7.

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Perdonado por ahora.


Desperté bruscamente al escuchar golpes, llamando detrás de la puerta. Frotando los ojos, miré el reloj de la cómoda y gemi al darme cuenta que eran las siete y media de la mañana. Estar levantada un domingo a esta hora lo consideraba innecesaria. Con pereza, me levanté y con la fuerza suficiente, giré la perilla. Me encontré con Luke, vistiendo solamente un pantalón de pijama. Luego de haberlo observado discretamente, frunci el ceño y me crucé de brazos. Tenía que recordar que no llevaba sujetador.

- ¿Qué es lo que quieres? -no quería volver a verlo después de lo que me había hecho.

- Tú mamá esta esperándote en la cocina -se mantuvo serio, mientras me observaba. Pensé que se disculparía por haberme traicionado, pero en vez de eso, se fue.

Suspirando, me dirigí al cuarto de baño y lavé mi rostro, alejando cualquier residuo del sueño. Al llegar a la cocina, mamá estaba sentada con sus brazos recargados en la barra, mientras leía una revista de recetas.

- Buen día -dije cohibidamente, sentándome frente a ella. Levantó la vista, cerró la revista y se cruzó de brazos. Seguía molesta.

- Debido a que no terminamos el conflicto de ayer, debes imaginarte el castigó que tendrás -sí, me lo imaginé.

- Todo es culpa de Luke -susurré, frunciendo los labios.

- Sam, ya estás muy grandecita como para culpar a otras personas por tus decisiones -me miró como si hubiera cometido un asesinato, tampoco era para tanto.

- Pero mamá...

- No he terminado -me interrumpió, levantando la mano y rodee los ojos-. Tú padre me dijo que ésta vez, yo voy a  castigarte -la miré, sintiéndome aliviada por no escuchar los sermones de conducta de papá.

- ¿Cuál será el castigo? -pregunte, nerviosamente.

- Harás los quehaceres de la casa, y no me refiero superficialmente -empezó a decir-. Comenzarás por la cocina, la sala, el baño, las recámaras y terminaras en el jardín, que por cierto, le hace falta una buena limpieza.

- ¿Hablas en serio? -obviamente esto era mucho mejor que tener prohibidas las salidas por meses, pero sinceramente, odiaba tomar el rol de ama de casa.

- Ah, también harás las compras cuando termines -se levantó de su lugar, abrió uno de los cajones de la cocineta y colocó una hoja de papel en la mesa. Lo tomé sigilosamente y leí el contenido, suspire por la cantidad de alimentos que estaban escritos.

- ¿Eso es todo? -pregunté, confundida. Imaginaba que iba a decir algo peor, como cuidar a los niños de la vecina o acudir a servicios comunitarios.

- ¿No crees que sea suficiente? -arrugó la frente, dispuesta a agregar otro castigo.

- Sí, es suficiente -afirmé, antes de que cambiara de opinión.

- Bien, y por favor que no se vuelva a repetir, ¿de acuerdo? -asentí mordiéndome el labio.

Un castigo como éste era fácil en cierto punto, aunque no me parecía justo que tuviera que responder por la mentira de Luke. Pero decidí no insistir en acusarlo, terminaría limpiando la casa por todo un año.

- ¿Papá aun duerme? -pregunté, cambiando el tema.

- Sí, por la desvelada de anoche es comprensible ¿no crees? -me miró de reojo, mientras se preparaba un café. Pensaba que era la culpable, y bueno, lo era pero Luke también debía ser sentenciado. Me levanté y saqué de la despensa, el último cereal que quedaba-. En una hora iremos a casa de un amigo de tu padre a desayunar -dio un sorbo a su bebida caliente y tomó asiento, abriendo la revista de recetas.

The Guest || Luke Hemmings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora