(←) Capítulo 12: ¿Lo prometes?

1K 100 31
                                    

Casi todos se habían retirado.

Ayato y Yui recogían la mesa mientras tenían una sonrisa torcida, todo había salido a pedir de boca.

—Iremos a dejar los platos, Reiji~san ¿podrías ser amable y mostrarle la mansión a Ánica?

La rubia suguió su camino a la cocina.

—Tch, ¿por qué no lo haces tu? —murmuró por debajo de la mesa el de gafas.

—¿Ocurre algo Señor Reiji?.

Ánica mantenía su sonrisa mientras Allan miraba divertido aquel reencuentro curioso.

—Escucha bien pequeña rata...no se como es que lograste esto pero te aseguro que no frenaré mis planes sólo porque crees que estás protegida.

Su tono de voz era algo ronco pero intimidante, la chica tenía el miedo atravesado en la garganta, pero ya no le importaba.

—Eres un monstruo sin corazón que intentó arrebatarme la poca serenidad que tengo, ¿pues qué crees?...ahora voy yo.

—Que valiente eres desde tu posición, siendo sólo un bombón lleno de sangre —dijo riendo con cinismo.

—Yo sé perfecto cuál es el papel que desempeñas Reiji.

—¿Oh, si? sorpresa, normalmente soy un hombre de etiqueta con las damas pero usted es una chica de campo más a la cual no le tengo ningún tipo de aprecio ni fascinación.

Aquel hombre pensaba que Ánica estaba en desventaja en esa discusión cuando en realidad era todo lo contrario. Con los ojos entrecerrados le respondió.

—¿Te digo algo? a ti te queda perfectamente el papel de niñera de por vida.

Ahora la que reía era la pelinegra con una mano en sus delineados labios.

...

Reiji se sentía humillado y sin palabra, por lo que su ira se hizo presente.

—¡Eso no es para nada gracioso!.

—Wow, calma, creí que el menor de ustedes era el temperamental.

—Tu no eres para nada una dama, supongo que esto obtengo por buscar un espécimen tan poco refinado.

—¡Hey!.

Entonces la discusión empezó a subirse de tono, primero con insultos, luego con miradas asesinas y finalmente con comentarios indirectos, Yui llegó al comedor minutos después.

—¿Reiji~san?.

El entrecejo de Reiji comenzó a temblar.

—¿Qué ocurre?.

—Creí haberte dicho que le mostraras a Ánica la mansión, me sorprende que estés en una discusión con ella siendo una invitada de honor.

—Bueno, eso es porque a las otras no les fue muy bien —sonrió de manera torcida.

—Reiji~san, no es propio de ti decir esas cosas, ¿quieres que Ayato y yo tengamos que hacer lo que te corresponde?.

Aquel gato y el SADISTA (Reiji Sakamaki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora