- Tranquila - me digo a mi misma en voz alta - Tranquila. Seguro que no pasará nada.

Los toquecitos disminuyen hasta quedar como al principio. Intermitentemente, un dedo pincha mi brazo cada pocos segundos.

- No pasa nada. Respira. Despacio - me ordeno.

Y de pronto, se hace la luz. Extiendo una mano para taparme el sol cegador.

El agua empapa mi ropa. ¿ Estoy en una ducha ?

Miro hacia abajo. Dios mío... estoy en el mar.

Miro a mi alrededor. Veo una isla cercana, paradisiaca. La vista es hermosa ; jamás habría deseado tanto ver más allá de Chicago. ¿ Quedarán sitios así fuera de la ciudad ?

De repente, una duda me asalta. Yo no sé nadar.

Y a la vez que ese pensamiento me asalta, comienzo a hundirme.

Chapoteo, angustiada, tratando por todos los medios mantener la cabeza a flote.

Chicago no tiene ríos, solo unas pequeñas lagunas de apenas un metro de altura, así que es muy normal que la mayoría de personas no sepa nadar.

Pero ahora estoy rodeada por un mar inmenso... y me hundo.

Trato de recuperar el control.

Leí una vez en un libro de Erudición que la mayoría de los naúfragos se ahogaban más por el miedo y por intentar nadar que por el propio naufragio.

Así que me tumbo, como si estuviera tirada en la cama. Solo tengo que flotar.

Semi-sumergida, aguanto unos minutos. No puedo aguantar así durante horas. Tengo que moverme.

Miro a la izquierda. La isla está a apenas unos diez metros de distancia. Parece tan cercana y lejana a la vez...

Empujo con las piernas hacia un lado. Compruebo, asombrada, como avanzo un poco.

Por suerte, el mar está plano, sin apenas olas, y no vuelvo a retroceder.

Repito el proceso, acompañando con mis manos el movimiento. Avanzo otro poco.

Es fácil. Nadar es muy fácil.

Muevo una mano, y después otra, una pierna, y después otra. Es lo único que tengo que hacer.

En menos de lo que pienso, estoy sentada en la playa de la isla.

Cierro los ojos, exhausta, cuando algo golpea mi pierna, extendida sobre la arena.

Confundida, miro lo que es. Es un cuerpo.

- ¡ Jenna ! - grito asustada.

Le doy la vuelta sobre el suelo. Tiene los ojos cerrados, los labios secos. Parece como si hubiera aguantado mucho tiempo en el mar.

Le tomo el pulso, llorando. No quiero verla morir.

- Está viva... - me sorprendo - ¡ Estás viva !

Aún. Tengo que hacer que expulse el agua que ha tragado.

Le hago un RCP, tal y como aprendí de mi profesora de abnegación.

De repente, Jenna despierta, escupiendo agua e incorporándose débilmente.

- Jenna - suspiro aliviada, envolviéndola en un abrazo.

- ¿ Quién eres ? - pregunta recelosa.

Me quedo helada en el sitio. No puede estar pasando esto...

- ¿ Quién eres ? - repite, alejándose lentamente, como si yo fuera una amenaza.

- Jenna, soy yo - respondo desconcertada, tratando de acercarme.

- No te muevas - me dice - por favor.

Dolida, veo el miedo que hay en sus ojos. ¿ De verdad no me reconoce ?

De la nada, una mano me tiende un látigo. Alzo la cabeza en dirección a ella. Es Cuatro quien me lo tiende.

- Ya sabes qué hacer - ordena, mientras lo cojo.

Esta vez, no puedo acabar con mi vida. Mis manos desenrollan la cinta. ¿ Qué hago, dios mío ?

Una idea cruza por mi mente. Rápidamente, me hago un nudo sobre mis muñecas, y me autoinmovilizo. Ya no puedo moverme, aunque mis manos quieran hacerlo. Ya no voy a hacerle daño a mi hermana.
Ya no voy a torturar a nadie.

- Bien - dice Cuatro, y me vuelvo hacia él - dejaremos que se vaya.

Con sus palabras, Jenna se esfuma del aire. Confundida, observo como su figura se disuelve. En su lugar, aparece otra persona.

- A cambio de que le mates a él.

El chico se hace visible.

- Jace - susurro temblorosa.

- Tú decides, Arelys. Si quieres salvar a Jenna, éste es el precio que tienes que pagar.

- No -me niego - no cambiaré a uno por otro.

Cuatro sonríe sádicamente y me apunta con una pistola.

- No tienes otra opción.

Un peso cae sobre mis manos. Es una M5, con una sola bala en la recámara.

- Dispara - ordena, poniéndose serio - o yo mismo te dispararé.

Trago saliva, y temblorosa, apunto hacia Jace.

Este es mi miedo a matar a alguien inocente. Y tengo que vencerlo.

- Lo siento, Jace.

Un disparo cruza el aire.
Un cuerpo cae al suelo.

FactionlessWhere stories live. Discover now