∆ C33: Expedición mortal.

Start from the beginning
                                    

—Demonios —susurró Noah entre dientes.

Aiden se le quedó apuntando a uno de los caminantes. Lo veía con sorpresa, con nostalgia, aunque también parecía haber visto un fantasma.

—Despejado —avisó Glenn.

—Despejado —dijo Noah también.

—Al parecer tenías razón —comentó Aiden dejando de ver al caminante.

—Estuvimos afuera mucho tiempo —me encogí de hombros.

—Podrían haber más —nos recordó el coreano—. Pongámonos a trabajar.

—Ahora te toca a ti —Tara apuntó con su linterna a Eugene.

El sujeto asintió y comenzó a buscar el aparato. La chica lo acompañó. Tardaron alrededor de veinte minutos para cuando Eugene avisó haberlo encontrado. No faltaba más nada, estábamos listos para irnos así que retomamos el paso para podernos reunir con el resto. Sin embargo, escuchamos varios disparos dentro del almacén.

Alertados, corrimos en su dirección hasta ver a Aiden apuntando a un caminante con traje militar.

—Tiene armamento —le avisó Glenn—. Deja que se acerque.

—Yo me encargo —Aiden ignoró al coreano y le disparó en la pierna al muerto viviente.

Este último cayó al suelo, pero no se rindió. De hecho, comenzó a arrastrarse con ayuda de sus brazos. Analicé el cuerpo del caminante hallando una granada en su traje; iba a gritar para avisarle a Aiden, pero este se adelantó y le disparó.

Aquella explosión fue casi al instante haciendo que todos saliéramos expulsados en direcciones opuestas. No me había desmayado, pero si había un zumbido fuerte e insistente en mi oído. Mi cabeza dolía con fuerza mientras mi frente ardía. Me había llenado de polvo, pedazos de cartón y por unos segundos no entendía lo que pasaba. Con ayuda de mis brazos pude levantarme y así noté que no me rompí ningún hueso. Llevé una mano a mi frente para saber por qué dolía tanto encontrando una brecha larga y un poco profunda. Algo me había cortado.

Miré a mi alrededor buscando a alguna cara conocida con vida y hallé a Glenn a unos pocos metros. No dudé en acercarme.

— ¿Estás bien? —me agaché para ayudarlo a levantarse.

—Sí —tosió un poco—. ¿Y tú?

—Sí, no te preocupes.

—Dios —escuchamos a Nicholas—. Dios mío.

Glenn y yo, confundidos por los sollozos de Nicholas, nos levantamos para ver qué sucedía. No tardamos mucho en darnos cuenta de que Aiden estaba tendido sobre una pared con una viga gruesa y de metal clavada debajo de su clavícula.

Ay mierda.

Gruñidos y más gruñidos captaron nuestra atención por lo que Glenn fue a ver de dónde provenía. Fue así como notó que la valla de alambre que mantenía acorralados a los caminantes, ahora estaba rota y los muertos vivientes estaban regados por el lugar.

— ¿Noah? —lo llamé. No veía a mis amigos, me estaba preocupando—. ¿Tara? —caminé viendo a mi alrededor—. ¿Eugene?

Nada.

—Maldición —susurré.

Apunté con la linterna al cuerpo de Aiden, apunté el pasillo por donde Glenn se fue y luego me giré para ver al hijo de Deanna una vez más, pero Noah se interpuso en mi camino haciendo que me sobresaltara.

—Mierda —la linterna se me cayó. Me agaché rápido para recuperarla.

— ¿Estás bien? —preguntó el moreno.

Sentimientos Encontrados. (Carl Grimes)Where stories live. Discover now