Jackson Stone

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Me estoy volviendo viejo.
Dicen que los abuelos pueden dormir pocas horas y estar perfectamente, pero desde luego yo necesito al menos un par o tres horas de sueño más.

Al vivir en un rancho, estoy acostumbrado a madrugar.
Eso nunca ha supuesto un problema para mi, pero estas últimas tres semanas, desde que cumplí los treinta y cinco, apenas pego ojo.

Mis noches se llenan de imágenes de una bella desconocida.
Nunca logro verle bien la cara, pero si escucho su voz.
Me dice que está cerca, que pronto estará aquí conmigo, y realmente creo que puedo estar enloqueciendo.

No le encuentro explicación.
Lo único que sé, es que cada vez que trato de llegar a ella, ríe y desaparece murmurando un pronto estaré ahí.

Me lavo la cara.
He podido dormir media hora después de comer.
O creo que he dormido.
Posiblemente sólo perdí el conocimiento a causa del agotamiento.

Escucho un coche venir.
Miro por la ventana de mi dormitorio y le veo detenerse de golpe frente a mi granero.
Un hombre baja del auto y corre al interior.
Pero ¿qué demonios?

Estoy por ir a por mi escopeta cuando otro coche hace lo mismo que el anterior, solo que de este bajan un par de mujeres.

Abro el armario del pasillo y saco mi escopeta.
Sean quienes sean, esto es una propiedad privada.

Bajo las escaleras de dos en dos y salgo al exterior.
No pierdo el tiempo y corro hacia el granero.
Abro la puerta de golpe y cargo el arma.
-¡¿Quien está ahí?!
El hombre que vi antes y una chica rubia salen despacio con las manos en alto.
-Por favor, no dispare.- pide él.
-¿Que están haciendo aquí? Esto es propiedad privada.
Se miran entre ellos.
Sé que están escondiendo algo, y estoy a punto de preguntarles cuando la voz que debe pertenecer a la otra chica habla.
-Necesitamos un médico.

El hombre y la mujer rubia desaparecen por donde salieron poco antes y les sigo, aun con el arma apuntando.
Nunca se sabe.

Veo a los tres arrodillados frente a una cuarta persona.
Una mujer morena, según puedo ver.
Esta, abre los ojos y los enfoca en mi y sonríe levemente antes de cerrarlos nuevamente y perder el conocimiento.
-Tiene mucha fiebre.- el hombre interrumpe mi confusión.

No entiendo el por que ella me sonrió.
Tal vez me confundió con otra persona.

El hombre la levanta en brazos y se vuelve hacia mi.
-Tenemos que bajarle la fiebre. Tienes que ayudarnos.
-¿Por que debería hacerlo?-pregunto receloso aun sabiendo que accederé.
-Ella...-mira a la mujer inconsciente y de nuevo a mi. - Ella dice que vino aquí por ti. Dice que la estabas esperando.

Persiguiendo un sueño (Serie Love 10) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora