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Baz estaba hecho un desastre cuando Simon llegó a su casa. Estaba sentado en el pasillo, con la cara entre las manos, y sus hombros temblaban incontrolablemente.

—Baz...

Simon se acercó a él rápidamente, e intentó que se parara para poder llevarlo a su habitación, pero Baz era un caso perdido.

Simon sintió la rabia crecer en su interior. Mordelia no estaba en casa, así que no podía hacer nada, pero Malcolm sí. El padre de Baz era quien le había abierto la puerta a Simon, y no tenía idea de que su hijo estaba llorando, tan sólo un piso arriba de él.

—Baz —volvió a intentar Simon, y se sentó al lado de su amigo, con la cabeza apoyada en la pared. Habló con la voz más suave que pudo sacar—. Baz, cuéntame qué pasa.

Baz sacó la cara de entre sus manos, y miró a Simon con desesperación. Sus ojos estaban llorosos.

—Tú lo sabes. Te lo dije —su expresión era una de dolor—. Mi mamá...

Simon le ofreció una sonrisa triste, y Baz se lanzó a sus brazos, llorando en su pecho. Simon acarició su espalda mientras lo hacía, y en ese momento, su celular vibró varias veces.

Simon sacó su celular sin mover a Baz. Había mensajes del grupo. Leyó tan sólo los últimos.

Niall: Baz.

Niall: Basil.

Niall: Basilton.

Niall: B

Niall: A

Baz: DÉJENME EN PAZ, MALDITA SEA.

Dev: ¿Qué diablos te sucede?

Penny: ¿Estás bien?

Baz ha abandonado el grupo.

Simon miró su celular, preocupado, y mandó un mensaje.

Simon: Crowley. No lo molesten en unas horas, ¿sí? Ahorita estoy con él. Más tarde les explico.

Iba a dejar su celular, pero Penny preguntó algo.

Penny: ¿Ha pasado algo malo?

Simon: Baz se está sintiendo un poco mal. Luego les hablo.

Ahora sí, apagó su celular, y se dedicó a reconfortar a Baz.

—Todo va a estar bien —susurró, una y otra vez, mientras apartaba los mechones de pelo negro que tapaban los ojos de su amigo—. Todo va a estar bien, Baz.

***

Una hora después, Baz estaba más calmado, y Simon se preguntó si estaría dormido. La forma en la que estaban sentados era incómoda, por lo menos para Simon, así que movió gentilmente el brazo de Baz.

—Hey —susurró—. Baz, creo que mejor te llevo a tu cuarto.

Simon no obtuvo respuesta al principio, pero después de unos segundos, sintió cómo Baz asentía lentamente en su hombro.

Simon sostuvo a Baz, ayudándole a ponerse de pie, y lo guió a su habitación. Ya eran las once de la noche.

Baz caminaba con cansancio, y estaba apoyando todo su peso en Simon. Al chico de ojos azules no le importó en lo absoluto. Sujetó a Baz con más fuerza, teniendo cuidado de que no se cayera.

Apenas Baz se echó en su cama, se quedó dormido, y Simon se quedó contemplando a su amigo unos minutos, hasta que se dio cuenta de que eso no era normal. Sacudió su cabeza, y consideró por un momento irse a casa, pero seguía preocupado por Baz. ¿Qué tal si se despertaba y se volvía a sentir mal?

Rápidamente, Simon le envió a su madre un mensaje, avisándole que se iba a quedar a dormir en la casa de Baz. Le prometió que regresaría temprano al día siguiente.

Simon armó una cama improvisada en el piso, hecha de las sábanas que tenía Baz en el armario. Una vez que se acostó, se puso a pensar.

Se puso a pensar en cuánto quería a Baz, y en cuánto daría por verlo feliz de nuevo. Eso no era novedad, pero luego, otros pensamientos llegaron a su mente. Pensamientos que antes sólo tenía con Agatha. Por un momento, se imaginó cómo sería besar a Baz para reconfortarlo.

Simon se revolvió nervioso en el piso, y se giró, quedando de espaldas a Baz. No lo consideró un segundo más, y empujó esos pensamientos fuera de su cabeza. No era algo normal para él, y Simon prefirió desecharlos. Era como si jamás lo hubiese siquiera pensado, y en mucho tiempo, no volvió considerar aquello.

Ese fue el momento en el que Simon, sin darse cuenta, empezó a enamorarse de Baz. 

Lo Que No Planeaba Decirte - SnowbazWhere stories live. Discover now