Capítulo 33.

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¿!¿NOVIA?!?.

Y sin poder evitarlo mis ojos se abrieron como platos.

En mi vientre sentí como si me acabasen de dar un puñetazo.

-¿Tu mad...-no pude terminar de hablar cuando Ignazio me interrumpió con una enorme sonrisa en los labios.

-Tranquila.-dijo suavemente.-Es muy dulce, y te va a adorar.-dijo tomando mi mano, tratando de calmarme.

Por mi mente pasaron repetidas imágenes a millón.

Cuando conocí a la madre de Alessandro, cuando todo salió mal, cuando me fui. Cuando todo cambio.
En fin, cuando mi corazón dejo de ser uno, y se convirtió en trillones de piezas, que solo unas manos podían armar nuevamente.

Millones de punzadas, recorrían cada centímetro de mi cuerpo.

-Si no estas prepara, lo entenderé completamente.-dijo notando mi perplejidad.

Claro que no.
No. No. No.

El me sonreía tratando de tranquilizarme.

-Pero...-dijo sonriendo.-juro que ella esta muy emocionada de conocerte.-dijo tomando mientras acariciaba mi mano lentamente.

Hizo una mueca, que tenia la intención de ser una sonrisa.

Se veía que a Ignazio le importaba mucho eso.

-Es... Ta bie... Bien.-dijo tragando saliva con fuerza, tratando de disminuir las punzadas en el corazón.

Las ganas de vomitar me dominaban y mi mente entera se podía definir como los garabatos hechos por un niño de preescolar.

Ignazio sonrió ampliamente complacido.

-Vamos.-dijo tomando mi mano, para salir de la habitación.

Apenas podía caminar, mis piernas eran gelatina pura.

Conocer a su madre en el fondo no era la razón de mi ansiedad. Pensar en que alguien mas que no fuera Alessandro, se considerara mi novio. Me causaba ganas de desparramarme.

-Sube.-Me indico Ignazio sacándome de mis pensamientos.

Entre con mucha dificultad, y sentí un alivio enorme al caer en el asiento.

Ignazio entro ágilmente, y con
Increíble rapidez, encendió el auto y dio marcha.

Salió del frente de mi casa, que se encontraba completamente despejado, gracias a que mis padres se encontraban de viajes de negocios, y Kate se encontraba en la facultad.

Luego de un absoluto silencio, Ignazio decidió encender la radio. Paso repetidas veces de emisora, para luego colocar un cd, de una banda que en mi vida había oído.

Disco completo después, A través de la ventanilla pude ver como perímetro se llenaba de enormes y ostentosas mansiones.

Comencé a respirar con dificultad cuando Ignazio tomo mi mano luego de estacionar frente a una mansión.

Justo en frente de una fuente de agua, con forma de sirena.

-¿Lista?.-pregunto Ignazio con una media sonrisa en los labios.

No.

Pero trague aliento y asentí débilmente.

Ignazio me dio un apretón de manos y seguido de un rápido beso en los labios, y bajo.

Hice una mueca y baje del auto.

Camine por la grama con dificultad, y luego Ignazio entrelazo nuestras manos.

Siempre fue él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora