Capítulo 29.

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Volteé bruscamente al oír esa voz que se me hacia tan familiar.

Era el chico del estacionamiento.

El mismo que me llevo a casa.

Ignazio.

Sabia que no era su voz.

Nunca olvidaría su voz, era ese sonido que llevaba guardado en el corazón.

Podía olvidar mi nombre, pero su voz permanecería clara en mi.

Sentí una punzada de desilusión, en el fondo sabia que era imposible que fuese Alessandro pero la ilusión era mas grande.

Ignazio miraba a el chico con molestia.

Algunas personas estaban comenzando a darse cuenta.

-Vamos amigo es solo un jueguito.-dijo riendo.

-Ella no quiere jugar.-dijo Ignazio con rabia.

Ignazio lo miraba como retándolo, como si esperara un movimiento en falso del otro chico para soltar el primer golpe.

Por mi mente comenzaron a pasar rápidamente una escena parecida.

Pero ahí estaba mi Alessandro.

El no es Alessandro.

No necesito que el me defienda.

Yo solo quiero que Alessandro me proteja.

Me solté de su agarre tirando su mano bruscamente.

Los dos me miraron confundidos.

Caminé con una expresión de enojo y salí de ahí.

Pude notar que la mayoría de las personas se encontraban mirando la escena.

Hasta ese momento no me había dado cuenta cuanto necesitaba a mi Sr. di Pietri.

Cuanto necesitaba que me tomara entre sus grandes brazos, aspirar su olor, sentir su piel, sentirme segura, protegida, sentirme pequeña.

Estaba temblando.

Pero no me detuve por eso, y seguí caminando a paso firme.

No tenía rumbo pero necesitaba irme.

Aparté a varias personas de mi camino y abrí la puerta sin mirar atrás.

En el jardín se encontraban algunos chicos y chicas fumando y charlando.

Caminé entre ellos y me miraron más de lo necesario.

Nunca me había sentido así, sentía que a cualquier lugar que fuera no me sentiría bien.

Pero este lugar era el último en el que quisiera estar.

-Espera...-grito la exaltada voz de Ignazio detrás de mi.

Continué caminando.

Que molesto era este chico.

Oí como rápidamente corría hacia mi, y rápidamente se colocó frente a mi obstruyendo mi paso.

Siempre fue él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora