Capítulo 12.

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Sus manos rozaban mi piel como si estuviera explorándola, como si tocara una muñeca de porcelana.
El calor se apodero de todo mi ser, de hecho se apodero de todo el auto y los vidrios se empañaban.

Yo solo no me podía controlar, amaba la sensación de mis dedos rozando su piel, su pecho, su abdomen formado.

El antifaz hacia mas excitante esto, pero quería ver su mirada, su cuerpo, su rostro, no podía hacer eso, pero podía oír el sonido de su pecho subir y bajar y su respiración a millón, y como que leyó mis pensamientos, porque audazmente se deshizo del antifaz.
Sus ojos grises me miraban con dulzura, y deseo, tan solo verlo así, deseándome, excitado por mi, causo que me humedeciera mas.

Claro si eso podía ser posible.

Me miraba intenso y yo también, mordí mi labio, a este punto solo quería sentirlo dentro de mi, estaba sedienta de el. Puso su gran mano en mi rostro con tanta delicadeza, su pulgar se acaricio mi labio inferior, que estaba húmedo, luego lo paso por mi labio superior lentamente.
Sus grises ojos estaban mas intensos que nunca, miraba mis labios y luego mis ojos.

El bulto me molestaba debajo de mis bragas.

Alessandro retiro suavemente su mano de mi rostro, y bajo nuevamente hasta la parte superior de mi pierna, volvió a tomar el dobladillo de mi vestido, y me miro como esperando aprobación.

Cerré mis ojos y arquee mi espalda en repuesta.
Y cuando estaba esperando la llegada de sus maravillosas manos.

-¡Disculpen!.-dijo alguien tocando la ventanilla del auto con la mano.
Mierda.
Me alarme mucho y me estremecí.
Mire a Alessandro asustada, y eso lo tomo por sorpresa, pero de forma instantánea tomo mi mano.

Me baje de el, y rápidamente me acomode en mi asiento.

-¿Hay alguien ahí?.-dijo una voz masculina desde afuera.

-todo esta bien.-dijo acariciando mi mano.

Se acomodo la camisa, y peino su cabello con la mano, el cual me había encargado de halar.

Yo arregle mi vestido, y me pase la mano por el cabello.

Alessandro me aviso que bajaría un poco el vidrio.

-Si.-dijo Alessandro seco, bajando un poco el vidrio.

Frente al auto estaba inclinado un hombre de mediana edad, sus ojos eran azules, y tenia arrugas en la frente, con el pelo castaño y una expresión de preocupación.

Es enserio, esta mierda no puede ser verdad.
MIERDA.
Dios.
Esto tiene que ser una broma.

-lo siento.-dijo mirándome y luego Alessandro, entendiendo la situación.-creí que estaban accidentados.-dijo disculpándose, y sintiéndose intimidado por Alessandro.

Le di un golpe en el brazo yo también estaba molesta pero había que admitir que era muy lindo gesto.

-Si, bien gracias.-dijo fingiendo buen humor.

-Bueno.. Hasta luego.-dijo incomodo yéndose.

Alessandro subió el vidrio irritado.
Y no se porque razón me entro un ataque de risa, Alessandro me miraba confundido, pero luego se me unió.

Siempre fue él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora