Losing /Teen Wolf |running#3|

XLII

Los brazos de Scott se envolvieron alrededor de Hannah mientras Liam batallaba con Malia. Hannah apenas puso resistencia al contrario de Malia, a la que Liam tuvo que meter a un salón de clases vacío para controlarla. Stiles se quedó parado, con la boca abierta sin saber qué hacer, pero creyendo que hacía lo correcto siguió a Malia y a Liam.

—¿Hannah? —preguntó Scott cuidadosamente, al notar que Hannah dejaba de patalear y simplemente se quedaba estática. Hannah hizo un gesto como si el aire le faltara y corrió lejos. Necesitaba correr, necesitaba huir, necesitaba...

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No llegó lo bastante lejos, pero sí lo suficiente como para estar alejada de la escuela. Hannah cayó de rodillas y comenzó a llorar. Era un llanto desgarrador, que provenía de los adentros de su ser. Hannah no podía dejar de temblar y llorar. Se sentía tan perdida, tan sola. No se sentía ella misma. Hannah nunca lloraba, sin embargo, no había dejado de hacerlo desde hace meses. Nunca dejaba que los demás vieran sus emociones, pero ahora pareciera que no le importara.

Hannah necesitaba volver a ser ella misma, aunque no sabía si eso fuera a ser posible.

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Scott encontró a Hannah hecha un desastre. Lydia llegó corriendo tras de él poco después y se llevó la mano a la boca al ver a su amiga. Hannah estaba de rodillas, con las garras encajadas en las piernas mientras todo su cuerpo temblaba. Estaba mirando al suelo pero parecía que no parpadeaba. Aún tenía la boca llena de su propia sangre y la herida de su muslo no dejaba de sangrar, el hecho de que se estuviera encajando las garras ahí mismo no hacía más que empeorar la situación. En voz baja, no dejaba de murmurar las siguientes palabras: "Es mi culpa que estén muertos".

Lydia fue la primera en dar un paso enfrente.

—Hannieh —la llamó—. Hannah. ¿Estás bien? —Hannah ni siquiera se inmutó. Lydia volteó a ver a Scott, quien se encogió de hombros. Ninguno sabía qué hacer. Lydia se arrodilló a su lado y cuidadosamente le quitó un cabello de la cara—. Hannah.

Hannah solo pudo llorar más. 

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—¡Ella fue la que me provocó! —gritó Malia. Stiles se llevó las manos a la cara, desesperado. Conocía a Hannah y sabía que le gustaba provocar a Malia pero algo le decía que esta situación había sido diferente.

—Bien, supongamos que te creo, cosa que no hago. ¿Por qué tuviste que seguirle el juego?

—Quiero que se vaya —declaró Malia, sin titubear—. No la soporto.

—Malia...

—¡Siempre te pones de su lado! Todos lo hacen. Siempre es Hannah esto, Hannah lo otro, Hannah, Hannah, Hannah. ¿Tienes idea de lo difícil que es para mí?

—No, por favor, ilústrame —dijo Stiles, sarcásticamente.

—Ella se fue, ¿sí? Se fue porque estaba loca o qué se yo pero se fue. Yo no tenía amigos, cinco minutos antes había sido un maldito coyote, pero aun así estuve más para ustedes que ella. Yo fui el hombro en el que llorabas en su ausencia, yo fui la que ignoré que dijeras su nombre en lugar del de ella, yo fui la razón por la que dejaras de lamentarte. Te ayudé a superarla, ayudé a Lydia y a Kira... ¡ayudé a todos a superarla! —Malia hizo una pausa—. Entonces regresó y todos parecieron mágicamente olvidar todo el dolor que les causó. Regresó y por alguna razón todos le besaban el maldito trasero. Todo era Hannah, todo giraba alrededor de Hannah. Yo estaba ahí cuando ella se fue. Lydia y Kira apenas me dirigen la palabra si está ella presente, así que ya no tengo amigas. Tú me besas cuando necesitas olvidarla, no creas que no me he dado cuenta. ¿Por qué la perdonan? ¿Por qué la perdonas tú? A ti fue el que te hizo más daño.